viii.

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Cuando Alex volvió a abrir los ojos fue por un ruido que provino del exterior. Dentro de la nave, Jasper seguía estremeciéndose mientras que Monty y Octavia estaban durmiendo y Clarke chequeaba una vez más los pulsos vitales.

—Iremos a buscar la planta en cuanto amanezca —susurró Clarke como si le leyera los pensamientos. Alex asintió, poniéndose de pie para estirar los huesos que tanto le dolían. Se estremeció del frío.

—Necesito aire —anunció pasando por su lado hasta la escotilla que abrió con un chirrido.

—Está lloviendo —informó Clarke como si no fuera bastante obvio debido al repiqueteo contra la chapa de la nave. Alex se encogió de hombros mientras bajaba.

—Estaré de vuelta en unos minutos —replicó antes de desaparecer por completo. Allí se encontró con varios delincuentes durmiendo uno al lado del otro para darse calor. Alex no se sorprendió. Las noches se volvían cada vez más frías y pensaba que pronto terminarían muriendo de hipotermia, pero aquella noche alejó el pensamiento de su mente cuando corrió la cortina de la nave.

El cielo estaba tan oscuro que era imposible ver lo que estaba pasando en el campamento, por suerte la lluvia no era tan densa como el eco que se oía dentro de la nave y sabía perfectamente dónde estaban ubicadas cada una de las carpas que habían armado, así que comenzó a caminar dejando que la lluvia mojara su cabello oscuro, el cual pedía a gritos un poco de champú pero que debía conformarse con el agua del río que había encontrado el primer día en la Tierra.

Traspasó el límite de los árboles, estableciendo más distancia entre la nave y ella. Se había despertado sofocada de estar en ese lugar. Quería acompañar a Jasper pero sentía que su respiración se volvía cada vez más pesada y luego de la discusión que había tenido con Bellamy se había preguntado si era posible vivir aquella vida que le habían impuesto. No estaba acostumbrada al tipo de amenazas que recaían sobre un ser querido y mucho menos cuando provenía de una persona que Alex no estaba segura de haber descifrado aún. Una parte de ella trataba de convencerse que trataba de mantener todo bajo control para protegerse a sí mismo, mientras que un susurro en lo más profundo de su mente afirmaba que Bellamy era la clase de hombre del cual debía mantenerse alejada. Quería resentirlo aún más por lo que había hecho. Lo hacía. Profundamente. Pero sentía que no era suficiente. Estaba segura que en alguna parte de su ser se escondía el odio que todavía no había tenido oportunidad de florecer debido a que su mente se proponía a pensar cada movimiento y palabra con suma precaución. Así debía ser, se dijo, allí abajo no había lugar para errores.

Se detuvo. Miró a su alrededor tratando de orientarse pero su corazón comenzó a palpitar con fuerza cuando se dio cuenta que no tenía idea de dónde estaba. La lluvia cayó con más fuerza, formando barro a sus pies y su cuerpo tiritaba debido al viento que soplaba. Estaba perdida. Dio un paso hacia delante, dispuesta a encontrar su camino de vuelta al campamento cuando oyó un ruido detrás de ella y los vellos de su nuca se erizaron.

—Alexandria Mendaro... —susurró aquella voz que reconoció al instante. Giró sobre sus talones tan lentamente que creyó que no llegaría jamás el momento de enfrentar a Ransom, quien estaba de pie apoyado contra un árbol como si estuviera admirando la preciosidad del bosque mientras sostenía un cuchillo en su mano—. ¿Me recuerdas?

—Alex, cállate —amenazó Ransom mirándola a los ojos. Alex tembló de forma involuntaria—. El plan de Amya funcionará —susurró, pero ella supo que hablaba para sí.

Estaban escondidos detrás de un escritorio de la oficina que pertenecía a una de las familias con mejor posición social en Phoenix. Era la primera vez que dejaban Walden para ejecutar un robo y Amya había preparado el plan perfecto para adentrarse a la facción con mayor status en el Arca. La primera parte había salido estupendamente, pero Amya había calculado mal los tiempos de la llegada del padre de familia, el cual era un guardia y Ransom y Alex ahora se encontraban deseando convertirse en una molécula para escapar.

Observaron al hombre entrar a su oficina. Alex debió pestañear varias veces para alejar la transpiración que le cubría la frente, la cual poco tenía que ver con la peluca roja que llevaba. Aguantó la respiración por miedo a que el guardia los oyera, pero así como había ingresado, también se fue. Cerró los ojos tratando de usar su sentido auditivo lo más que podía y volvió a respirar cuando oyó la puerta principal cerrarse.

—Vamos —susurró poniéndose de pie. Ransom la siguió, cruzando la casa en silencio y tan sigilosamente como si fueran animales salvajes en la Tierra tratando de sobrevivir a su cazador.

Llegaron a la puerta sin ningún altercado, Ransom fue quien la abrió y, al salir, cayó al suelo de forma abrupta. Alex lo miró horrorizada pero no le faltó tiempo para atar los cabos y ver que sobre él se encontraba el guardia de la casa. Su mente trabajó a tiempo veloz y tenía dos opciones: escapar o dejarse atrapar. Eligió la primera y, a pesar de los aullidos de Ransom para que lo ayudara, salió corriendo de vuelta a Walden.

—Claro que te recuerdo —contestó ella tragando saliva y dando un paso hacia atrás. El miedo escaló por su espina dorsal y Ransom lo olfateó en el aire, haciéndolo sonreír.

—Desde que llegamos a la Tierra te he estado observando pero jamás estabas sola... ¿Tanto cariño le tienes al idiota ese?

Alex se mordió la mejilla para no explotar por defender a Jasper.

—Podrías haberlo hecho en el Arca —replicó ladeando la cabeza sin quitarle los ojos al cuchillo que llevaba en mano. Ransom lo observó como si contuviera la respuesta antes de volver a mirarla. La señaló con él y dio un paso hacia delante. La piel de Alex se erizó y deseó haberse quedado en la nave.

—Ese es el problema, Alex. En el Arca estabas pagando por lo que me hiciste... Una pena que fueras encerrada por un crimen que claramente no cometiste —Se detuvo y Alex estuvo a punto de enfrentarlo preguntándole cómo sabía que ella no había había cometido semejante atrocidad... Pero Ransom la conocía. Habían trabajo juntos en el Arca y sería una estupidez contradecirlo, él sabía de lo que ella era capaz—, y estaba bien con eso, ¿sabes? —Volvió a dar otro paso hacia delante—. Pero ahora te han dado una segunda oportunidad y no estoy de acuerdo —comentó como si estuviera confesando sus sentimientos a un enamorado. Avanzó hasta el punto de estar frente a frente con ella. Los pies de Alex se vieron trabados en el barro y su vista nublada por la lluvia. A pesar del frío que calaba sus huesos, sintió la hoja del cuchillo sobre su mejilla como si le hubieran apoyado un cubo de hielo. Tembló y Ransom sonrió, disfrutando—. Creo que llegó el momento de acabar con todo esto —anunció antes de darle un puñetazo en la mejilla que la dejó en el barro. Alex cerró los ojos debido al dolor y debió tragar un gemido que amenazó con escapar. No se movió. No había razón por la cual seguir peleando, Ransom era mucho más fuerte y Alex no había estado alimentándose como debía, por ende, la poca energía que tenía la había gastado en preocuparse por Jasper. Solamente deseó que se recuperara aunque ella no estuviera para verlo.

Pero el golpe final nunca llegó, sino que otro ruido hizo que alzara la cabeza para ver otro cuerpo sobre el de Ransom que yacía en el suelo peleando. A pesar de la cortina de lluvia, Alex atisbó a Bellamy. Su corazón se detuvo por un segundo que pareció una eternidad y, cuando volvió al presente, quien se encontraba sobre el barro era Bellamy mientras Ransom le asestaba un golpe tras otro. Sus sentidos se alertaron y buscó en el barro algo que la ayudara, encontró el cuchillo y lo tomó entre sus manos temblorosas. No lo pensó dos veces antes de llevar su filo al cuello de Ransom, quien llevó sus manos en buscar del arma, tratando de detener el sangrado al tiempo que caía al costado de Bellamy. Alex lo observó mientras la vida se alejaba agonizante de su cuerpo, sin poder creer lo que acababa de hacer. Volvió en sí cuando notó que le tomaban el brazo y giró para ver a Bellamy, con su rostro sangrante, quien trató de dar unos pasos hacia atrás pero no llegaron muy lejos cuando se dejaron caer bajo con árbol. El cuerpo de Ransom había dejado de moverse y la respiración de Alex seguía irregular. Cerró los ojos y contró hasta tres antes de abrirlos y mirar a Bellay, quien ya tenía sus ojos sobre ella con el ceño ligeramente fruncido.

—¿Qué hacías aquí? —preguntó Alex abruptamente—. Podría haberte matado —añadió fuera de sí, pero Bellamy negó con la cabeza, aún luchando por llenar sus pulmones de aire. Cerró los ojos, acomodándose, e inclinó la cabeza hacia atrás dejando que la lluvia limpiara parte de su rostro, cuando volvió a mirarla notó un expresión que jamás había visto en él.

—Lo siento —susurró sacudiendo la cabeza. El corazón de Alex se detuvo—. Siento todo lo que te hice... —añadió con un hilo de voz que le partió el alma. Alex lo observó sin saber qué decir y Bellamy miró hacia otro lado como si estuviera realmente avergonzado por todo lo que hizo.

Beautiful Mess I → Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora