xxi.

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Jasper envolvió a Alex en sus brazos cuando la vio tiritar del frío.

—Estoy cansada —susurró escondiendo su rostro en el pecho de su mejor amigo.

—Aguanta un poco más —respondió en el mismo tono, con su mentón apoyado en la coronilla de Alex—, un poco más para hablar con tu mamá.

El simple pensamiento la hizo sonreír y se olvidó por completo del frío y caos que marcaba un día común en el campamento de los delincuentes, todos estaban preparándose para almorzar. La noche anterior, Havana y Amelie habían ido en busca de la comida para el día siguiente y habían regresado con una caja llena de una especie de hongo que habían hallado en el bosque. Alex se mostró reacia ante el pensamiento de comer hongo, pero no tenía más opción. Debía llenar su estómago, aunque por el momento lo mantendría vacío.

—¿Puedes creerlo? —preguntó levantando la mirada pero sin soltarse del agarre de Jasper—. Después de tanto tiempo... —susurró. Jasper sonrió con cierta dulzura, adoraba ver a su amiga tan feliz y él sabía más que nadie cuánto añoraba hablar con su madre—. ¿Crees que querrá hablar conmigo? —cuestionó de repente en cuanto el pensamiento la asustó. Jasper soltó una risita.

—Creo que ha estado contando los días para verte otra vez, igual que tú.

Alex sonrió y Jasper también. Todos los problemas parecían tan pequeños, los terrestres... el Terrestre en la nave, la comida, el clima, nada importaba cuando Alex estaba a punto de cumplir el deseo más grande de su existencia.

—¡Alex! —Alex soltó a Jasper para buscar el origen de la voz y se encontró con Bellamy de pie, quien la observó de arriba abajo y Alex creyó que algo andaba mal—. Clarke te está buscando, es hora de hablar con tu madre —anunció. Ella sonrió y se dispuso a caminar hacia Bellamy para compartir su alegría pero él se había dado la vuelta e ido sin siquiera echarle un vistazo. Un nudo se armó en la boca de su estómago cuando lo vio alejarse y se preguntó qué estaba mal.

—¡Alex! —Giró la cabeza para encontrarse con Clarke de pie junto a la tienda donde se encontraba armado el equipo de comunicación. Lo que sea que estuviera pasándole a Bellamy, podía esperar. Se acercó con las piernas temblando—. Tu madre ya está esperándote —dijo con una sonrisa. Alex asintió e ingresó a la tienda donde la recibió el equipo esperando.

En la pequeña pantalla pudo ver a su madre. Esperándola. Ansiosa. Con una pequeña sonrisa en el rostro. Su corazón se detuvo y sus ojos se llenaron de lágrimas. Debió obligarse a sentarse frente a la pantalla y colocarse los auriculares con sus manos sudorosas.

—¿Mamá? —preguntó en un hilo de voz para cerciorarse de que no fuera un simple sueño, uno de tantos que había tenido en confinamiento. Los ojos claros de su madre se llenaron de lágrimas.

—Alex... —susurró y fue lo único que necesitó para romper a llorar.

—Oh, mamá, te extrañé tanto... —logró decir entre sollozos.

—Yo también, Alex, yo también —Sienna también lloraba—. Pero estaré allí pronto, Alex. Te lo prometo. En la primera nave que sea mandada hacia la Tierra, allí estaré —aseguró. Alex asintió como respuesta, su voz se había perdido y no tenía otra opción que comunicarse mediante señas—. Me dijeron que no están solos... —añadió en un tono más preocupado. Alex cerró los ojos con una sonrisa. No existían palabras para describir lo mucho que la había extrañado.

—Es verdad, ma —respondió, sorbiéndose la nariz.

—¿Estás bien? —cuestionó pero Alex sabía que se refería a otra cosa.

Beautiful Mess I → Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora