xx.

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Un trueno le hizo dar un salto. No sabía cuántas horas estuvieron allí arriba pero el terrestre seguía sin hablar a pesar de las preguntas y amenazas de Bellamy, quien se encontraba sentado en el otro extremo con la mirada perdida en algún punto detrás del terrestre, tal vez pensando cuál sería su próximo movimiento. Desde que Alex había dado un paso hacia el costado, Bellamy no había golpeado al terrestre ni una vez. Podía darse cuenta que se estaba conteniendo cada vez que preguntaba algo y giraba sobre sí mismo, pasando una mano por su cabello húmedo y sus ojos encontraban los de Alex.

Ahora, ella se encontraba observando las pertenencias del terrestre, pero no había hallado nada importante más que una pequeña cartuchera con botellas llenas de diferentes líquidos y un diario, el cual Alex tomó entre sus manos.

El terrestre gruñó.

Bellamy la miró buscando la respuesta a la reacción del terrestre y se acercó para ver qué tenía en las manos. Alex se puso de pie.

—Creo que encontramos algo que no quiere que veamos —dijo Bellamy echándole un vistazo al terrestre antes de concentrarse en Alex, quien estaba pasando las páginas cubiertas de dibujos, muy lindos, a decir verdad.

—No están tan mal —comentó Bellamy pero Alex se detuvo cuando dejaron atrás los dibujos de paisajes para hallar un retrato de Octavia. Sintió cómo cada músculo de Bellamy se tensaba a su lado y Alex lo observó en busca de alguna respuesta, Bellamy la miró y asintió para pasar otra página. El campamento desde afuera. Y del otro lado habían palillos, algunos tachados.

—Nos estuvieron observando desde que llegamos —susurró levantando la mirada hacia el terrestre, ¿de verdad se había apurado en juzgarlo? En aquella situación se veía indefenso pero no era el único, y los otros que habían visto solo habían tratado de matarlos... Sacudió la cabeza, volviendo su vista a las páginas, conciente de que la mirada de Bellamy estaba sobre ella, compasiva—. Estoy segura de que si los contamos habrán 102 y diez tachados... —susurró, volviendo a mirar a Bellamy. Tragó saliva cuando notó su cercanía y cerró el cuaderno para dar unos pasos hacia delante—. Diez muertos —anunció volviendo a mirar a Bellamy. Una parte dentro de ella se sintió aliviada al marcar la distancia.

—¿Seguirás defendiéndolo? —cuestionó Miller con una sonrisa. Bellamy se dio vuelta para mirarlo y la sonrisa de Miller desapareció por completo.

Unos golpes en la escotilla llamaron su atención. Todos miraron a Miller acercándose a ella para abrirla y revelar a Clarke seguida de Octavia.

—El cuchillo de Finn está envenenado —anunció con la voz hecha pedazos y sin rodeos, mirando primero a Bellamy y luego a Alex, quien tuvo una idea repentina.

—Encontramos esto —se apuró a tomar la cartuchera con las botellas y entregársela a Clarke, mirándola llena de agradecimiento—. Los terrestres no harían un veneno sin cura —continuó. Clarke sonrió y se dio vuelta hacia Lincoln.

—¿Cuál es? —cuestionó—. Finn está muriendo y necesitamos tu ayuda —añadió dejándose caer en el suelo como un peso pesado, con la cartuchera abierta ante sus rodillas. El terrestre no contestó y un escalofrío recorrió la espina dorsal de Alex—. ¡Por favor! —chilló en vano.

—Díselo —ordenó Bellamy adelantándose, tomando un cinturón entre sus manos. Miró a Clarke en busca de aprobación y ella asintió, haciéndose a un lado.

Alex cerró los ojos cuando Bellamy asestó el primer látigo y Octavia gritó. Volvió a mirarlo y notó cómo su mano temblaba al sostener el cinturón. No estaba cómodo con lo que estaba haciendo.

Clarke se adelantó y volvió a preguntarle cuál era la medicina, pero una vez más el terrestre se mantuvo en silencio. Clarke se hizo a un costado y Bellamy se preparó para dar otro golpe.

—¡Basta! —gritó Alex, captando la mirada de todos. Se acercó a Bellamy y lo miró solo él—. No tienes por qué seguir con esto, Bellamy —rogó, tomando la mano con la que sostenía el cinturón. Bellamy bajó la mirada, claramente afectado por el contacto físico pero también por la tortura. Podía verlo en su rostro, en su balanceo y temblor cuán mal le hacía lo que debía hacer.

—Tenemos que salvar a Finn —repuso Bellamy. Alex ladeó la cabeza, sin saber qué más decir. Una parte de ella comprendía por qué hacía lo que hacía pero otra parte deseaba que se detuviera, así no sufriría más. En aquellos segundos, Alex se dio cuenta que sus sentimientos para con Bellamy eran más fuertes de lo que se imaginaba. No sabía cuándo había sucedido, solo comprendía que cuando se trataba de él todo era diferente.

—¡Ey!

Todos giraron la cabeza para encontrarse con Octavia de pie en el centro de la habitación, con su mirada en el terrestre y el cuchillo que había estado en Finn en una de sus manos. Iba a cortar su propia piel. El terrestre gruñó cuando Octavia acercó el cuchillo a su brazo desnudo.

—¡Octavia! —gritó Bellamy pero Alex lo detuvo tomándolo de la campera antes de que pudiera detenerla. Octavia se cortó y el terrestre enloqueció en gruñidos.

Observaron en silencio a Octavia dejándose caer en el suelo junto a las botellas y señalar cada una de ellas hasta que el terrestre asintió. Tomó la botella para dársela a Finn.

Bellamy miró a Alex, incrédulo y ella no supo que decir. Se encontraban igual.

Beautiful Mess I → Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora