xviii.

8.4K 716 61
                                    

Alex se detuvo antes de entrar al muro y sus ojos se posaron en las tumbas a un costado. El resto del grupo ingresó al campamento, dejándola sola aunque a ella no le importaba. Sabía que sería un caos. Una tormenta se avecinaba, el cielo estaba cubierto de nubes grises y truenos.

Caminó en silencio ignorando el fuerte viento que azotaba su cabello hasta llegar a la tumba donde yacía el cuerpo de Wells. Era la primera vez que iba a visitarlo desde que lo habían asesinado. Sus piernas cedieron antes de que pudiera controlarse.

Hacía poco más de un mes que habían llegado a la Tierra y no era nada como Alex esperaba. En realidad, no tenía ninguna expectativa porque jamás creyó estar allí pero nunca imaginó que pudiera ser tan terrible. Se preguntó qué hubiera pasado diferente si todas las personas que yacían bajo metros de tierra estuvieran vivas, ¿hubiera sido Wells capaz de perdonar a Bellamy por destruir la radio? ¿O hubiera mantenido el silencio y tratado de arreglarla junto a Raven? Muchas preguntas se avecinaban en la mente de Alex mientras cerraba los ojos por el fuerte viento que soplaba y levantaba la tierra en el aire. Los cien habían perdido a Wells y podrían estar a un paso de perder a Finn también.

—Mi vida acabó el día que tú naciste.

Alex abrió los ojos y giró la cabeza para encontrar a Bellamy y Octavia junto a la puerta. Había sido Bellamy quien había hablado y Octavia parecía estar atónita tras las palabras de su hermano. Alex también lo estaba. Jamás lo había oído hablar de aquella manera... Genuinamente molesto.

—La flotaron porque tú estás aquí —añadió. Octavia sacudió la cabeza y dio un paso hacia el costado para alejarse aunque Bellamy la detuvo tomándola del brazo.

—¿A dónde vas? —inquirió a lo que Octavia se arrancó del agarre.

—No puedes mantenerme encerrada para siempre —escupió cada palabra con ira. Bellamy la miró unos segundos en silencio antes de suspirar, rendido.

—Ven adentro, Octavia, antes de que empiece a llover —dijo en una voz más calmada. Octavia tardó en reaccionar, pero pronto pasó junto a su hermano sin siquiera mirarlo hasta entrar al campamento.

Alex alejó la mirada otra vez hacia las tumbas antes de que Bellamy notara su presencia, pero se dio cuenta que había sido en vano cuando oyó sus pasos acercarse. Se sentó junto a ella, con sus manos sobre sus rodillas.

—Nunca te había visto aquí —comentó. Con el viento tan fuerte se dificultaba oírlo, pero Alex hizo un esfuerzo.

—Porque es la primera vez que vengo —replicó mirándolo unos segundos, sin poder creer que la persona que estaba ante ella era la misma que le había dicho algo tan horrible a su propia hermana. Bellamy pareció leer sus pensamientos, ya que preguntó en voz queda:

—¿Cuánto oíste?

Alex se encogió de hombros.

—Lo suficiente, supongo —dijo con el mismo tono de voz que Bellamy, cuya mirada estaba perdida en algún punto entre los árboles como si no pudiera enfrentarla.

Por un momento creyó que no diría nada más, pero Alex no se quiso mover para darle el beneficio de la duda y su pecho se infló cuando Bellamy habló.

—Flotaron a mi madre por haber tenido a Octavia —soltó con un carraspeó. Alex pudo notar que jamás había hablado de esto con nadie.

La confesión no la asombró. En el Arca no existía la vida perfecta, mucho menos para la gente de Walden, quienes eran los que menos tenían y aún así, parecía ser que cada familia jugaba a la lotería para averiguar qué tragedia le tocaría.

—Lo siento —susurró Alex sin estar segura de que Bellamy la hubiera oído. Lo observó en silencio, pero él no pareció darse de cuenta de esto, su mirada seguía perdida entre las tumbas y su mente muy lejos del presente. Alex suspiró, captando su atención. Cuando sus ojos se encontraron, ella sonrió con cierta tristeza—. A mi padre lo flotaron por violencia de género —soltó y miró hacia otro lado antes de darse cuenta de lo que había hecho. No se arrepentía de abrir una puerta de su historia con Bellamy, pero no sucedía seguido. Carraspeó, dispuesta a cambiar de tema—: Sé que quieres a Octavia, Bellamy —continuó volviendo a mirarlo, pero él ya tenía sus ojos sobre ella—, y ella también lo sabe —añadió con una sonrisa—. Las cosas mejorarán —dijo. No solo estaba hablando de Octavia y Bellamy, sino en general y esperó que él lo comprendiera. Sabía que sí. Tenía la sensación de que Bellamy entendía todo lo que Alex decía, pensaba y sentía.

Se puso de pie, tratando de alejar los pensamientos que comenzaban a inundar su mente. Bellamy la imitó y se puso delante de ella.

—Volverás a ver a tu madre, Alex —afirmó, haciéndola sonreír. Bellamy también sonrió.

Rogó que tuviera razón.

Beautiful Mess I → Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora