xvii.

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—¿Estás bien? —susurró Bellamy, quien se encontraba junto a Alex. No habían tenido tiempo de armar la carpa, así que se encontraban los cuatro dentro de ella como si fuera una sábana. Alex jamás había sido parte de algo tan extraño, pero estando junto a Bellamy todo parecía un poco más normal.

Sonrió.

—¿Tú? —preguntó. Hacía solo unos minutos que se encontraban allí y la niebla no había ingresado por lo que supuso que estaba todo bien.

—Lo estaré cuando encontremos a mi hermana —replicó. Entonces, Alex no logró contenerse cuando tomó la mano de Bellamy entre la suya. Él miró primero sus manos y luego a ella, como si no pudiera creer lo que estaba haciendo. Alex tampoco lo creía, a decir verdad.

—La encontraremos —afirmó por milésima vez en el día. Parecía un disco rallado, pero al decirlo sabía que lo calmaba. Lo notaba por cómo sus facciones se suavizaban y bajaba la mirada unos segundos contemplando dos simples palabras con un gran trasfondo.

Entonces, sin previo aviso. Bellamy levantó la tienda y, antes de que pudieran protestar, sus bocas quedaron abiertas al notar que no había nada. La niebla nunca había llegado.

Los cuatro se pusieron de pie.

—Nos engañaron —anunció mirando a su alrededor como si esperara hallar a los terrestres dando vueltas pero todos se habían ido.

Alex no tenía ni idea de lo que había pasado, solo que gracias a la falsa alarma aún seguían con vida.

—Miren —susurró Finn dando un paso hacia delante, señalando con el dedo la figura que corría entre los árboles. Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Alex pero pronto se dio cuenta que no los había visto.

—Tenemos que seguirlo —dijo Bellamy avanzando pero Alex lo detuvo. Antes de que pudiera protestar, susurró—: Se la llevaron, Alex. Es la única pista que tenemos.

Miró a Jasper y Finn, quienes los miraban atentos pero en silencio. Bellamy tenía razón. Debían seguirlo.

 Debían seguirlo

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Su nuca picaba. Sentía que los estaban siguiendo pero cada vez que miraba hacia atrás se encontraba con Finn y Jasper concentrados en no hacer ningún ruido. Estaba volviéndose paranoica, y con razón. Habían esperado hasta que oscureciera para entrar en la misma cueva que el terrestre había ingresado. No lo habían visto salir otra vez y ningún terrestre se había hecho presente, así que en cuanto la luna tocó el punto más alto, los cuatro se pusieron de pie para ingresar por los túneles.

Alex no tenía problemas para moverse en silencio, lo había hecho toda su vida. Tanto fuera como dentro de su casa en el Arca. Sabía cuándo debía controlar su respiración, cuándo debía caminar en puntas de pie y cuándo aguantar un sollozo. Pero la última vez que había sentido aquel miedo en carne viva había sido mucho tiempo atrás y no era una sensación que extrañara.

—¿Octavia? —preguntó Bellamy deteniéndose de repente. Alex notó que había llegado al fin del túnel para encontrarse con un pequeño lugar donde estaba Octavia esposada a una pared con el terrestre en el suelo inconsciente. A Bellamy pareció no importarle, ya que se adelantó para abrazar a su hermana y buscar la llave para liberarla. Pero Alex, si bien estaba aliviada de hallar a Octavia con vida y de ver a Bellamy tan contento, no podía bajar la guardia.

Sin embargo, Jasper y Finn estaban ayudando a Bellamy así que sus ojos se movieron por el resto de la cueva donde colgaban diferentes tipos de arma. Alex tomó entre sus manos un cuchillo que le recordaba al que llevaba siempre en el Arca.

—No podemos dejarlo con vida —repuso Bellamy. Alex giró, guardando el arma en su cinturón—. Nos seguirá —explicó ante la mirada de Octavia.

—Podemos irnos ahora y jamás sabrá que hemos estado aquí —replicó Alex acercándose al grupo que rodeaba al terrestre. Bellamy la miró con el ceño fruncido, mostrándose en desacuerdo.

—No hablarás en serio, ¿no? —cuestionó con una lanza en la mano. Ella se encogió de hombros pero cuando abrió la boca para contestar, Finn interrumpió con un susurró:

—El cuerno...

Lo siguiente que pasó, fue un evento que Alex lo repetiría por horas en cámara lenta.

Finn estaba agazapado sobre el terrestre cuando éste se despertó para clavarle un cuchillo en el pecho. Finn gritó de dolor y fue Bellamy quien se interpuso, listo para matarlo con una lanza, aunque el terrestre fue aún más rápido y con un simple movimiento logró que esta cayera de sus manos. Alex notó que llevaba otro cuchillo en su mano y que estaba dispuesto a usarlo en Bellamy. Contra todo pronóstico y a pesar de los gritos que llegaban a sus oídos, Alex tomó lo que pareció un jarrón antiguo de detrás de ella y no dudó en llevarlo a la cabeza del terrestre para que cayera inconsciente.

La respiración de Alex era irregular mientras miraba el cuerpo del terrestre con la cabeza sangrando debido a los pedazos del jarrón roto. Junto a él, yacía Bellamy mirando horrorizado lo que había pasado, con el labio partido.

—¿Estás bien? —preguntó Alex apresurándose a su lado para ayudarlo a ponerse de pie.

Bellamy asintió pero sus ojos abiertos como dos platos estaban clavados en un punto detrás de Alex, quien giró para ver qué estaba pasando: Finn yacía en el suelo. El mango del cuchillo sobresalía de su pecho mientras él luchaba por llenar de aire sus pulmones.

Beautiful Mess I → Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora