CAPITULO 2

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Sansa paseaba por las almenas dejando que el viento helado azotase su rostro. Parecía que hubiese pasado una eternidad desde que había saltado de allí con Theon.

-Mi señora

Sansa se volvió hacia la voz. - lady Brienne ¿Qué ocurre?

-Lord Baelish os busca mi señora... -Brienne parecía preocupada- Ha insistido en veros en el bosque de dioses.

-¿te ha dicho algo más?

-No mi señora. Solamente que deseaba veros.

-Bien. Vayamos a ver que desea.

Desde que Petyr Baelish había llegado a Invernalia con los caballeros del valle, había hecho todo lo que estaba en su mano por tratar de ganarse su favor de nuevo. Era evidente, que tenía un plan que la incluía, aunque todavía no lo había compartido con ella. Sansa había tenido que evitarle en más de una ocasión. Siempre trataba de poner sus manos sobre ella cuando estaban solos, así­ que, Brienne casi nunca la dejaba sola.

Cuando llegaron, meñique estaba esperándola junto al estanque, bajo el gran arciano donde su padre siempre iba cuando estaba preocupado. Sansa pensó que era un lugar muy inoportuno para reunirse con meñique.

-Lord Baelish- dijo esbozando la mejor de sus sonrisas- Lady Brienne me ha dicho que me buscabais.

Petyr se giró hacia ella y le dedicó una mirada lasciva deteniéndose en sus pechos más de lo que era aceptable.

-Sansa. Estáis muy hermosa - dijo alargando sus manos hacia ella.

Sansa se retiró todo lo que pudo sin parecer grosera. -Gracias Lord Baelish.

-Oh... por favor, dejémonos de formalismos sansa. Llámame Petyr cuando estemos a solas. Ven, camina conmigo- Le ofreció su brazo y puso rápidamente su mano sobre la de ella.

-¿cómo van las mejoras de las defensas de Invernalia? ¿Ya has hablado con Jon acerca de eso?

-No me corresponde a mí­ tomar las decisiones sobre la estrategia en las batallas Lord Baelish. Mi hermano es un comandante experimentado y cuenta con la ayuda de Ser Davos también.

-Por supuesto querida. Tu medio hermano es perfectamente capaz de dirigir su propio ejército. -Por supuesto, meñique se había dado cuenta de que Sansa continuaba sin utilizar su nombre de pila. Y decidió atacar de frente.

-Deberíais cuidar vuestras palabras cuando habléis de Jon mi señor.

-Claro. No quiero que el Rey en el norte me decapite. Le he tomado mucho aprecio a mi cabeza - se detuvo obligando a Sansa a mirarle- Sansa, querida. Tenía planes para ti. Aun los tengo. Eres la heredera legítima del norte, no mereces estar a la sombra de un bastardo. Mereces más. Lo mereces todo.- La mano de meñique se deslizó por su brazo como una sombra y acarició su cara. Juntos, podríamos hacernos con el trono de hierro. Quiero sentarme en el, y quiero que tu estés a mi lado- Se acercó para besarla, pero Sansa le detuvo.

-Me temo Lord Baelish, que ahora mismo no estáis en posición de tomar el trono de hierro y desde luego, yo no estoy en posición de ayudaros a ello.

-El juego de tronos, querida Sansa, es una cuestión de paciencia y estrategia

-Debo irme Lord Baelish, mi hermano me estará buscando.

-Claro mi señora. Espero que nos veamos pronto.

Sansa hizo una reverencia grácil y se dio la vuelta. Quería alejarse de ese hombre tanto como pudiese. Aún sentía una sensación extraña allí­ donde había tenido su mano.

Brienne se unió a ella y la siguió hasta el castillo.

-¿Qué deseaba meñique mi señora?

-Nada que no sea en su propio beneficio Brienne, como siempre,

El rey de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora