Sansa se sobresaltó con el sonido de los pasos en el pasillo. Tan solo un momento después, unos nudillos rozaron con suavidad su puerta. Se levantó y se acercó a la puerta envolviéndose en un bata tratando de no hacer ruido. Al abrir, encontró el rostro preocupado y somnoliento de Edmure.
-Tío... ¿qué ocurre?
-Han llegado Sansa. Tal y como dijiste. Han intentado cruzar el puente, pero los vigías les divisaron antes de poder acercarse lo suficiente. Son más de los que esperábamos. Hay al menos seiscientos hombres, y algunos visten capa carmesí.
-Hombres de los Lannister
-Imagino que desembarcaron en la roca y allí se unieron a su causa. Esos hombres no serían fieles ni a su propia madre... -Sansa agarró su brazo y le dedicó una mirada de preocupación. - tranquila pequeña. No entrarán. Pero me temo que será un sitio largo. No tengo hombres suficientes para hacerles frente en campo abierto. Pero esos bastardos no entrarán.
Sansa apretó mas su brazo con ternura – Lo se tío. No estoy asustada. Pero deberíamos enviar un cuervo a desembarco del rey. Lord Tyrion nos ayudará.
Edmure asintió – Hazlo Sansa. Yo debo estar en las murallas con los hombres. – se despidieron rápidamente y sansa comenzó a vestirse. Esa había sido una noche muy corta y la esperaban unos días muy largos.
Se dirigió hacia la puerta y se detuvo un momento en la cuna de los pequeños. Los dos gemelos dormían plácidamente y Sansa pensó en cuanto habían crecido... Una imagen fugaz de Ben acudió a su memoria, el también había sido un bebe, y ella y Sandor, habían pasado horas mirándole extasiados, era su primogénito, había significado una antes y un después en sus vidas. Y ahora estaba muy lejos de allí, librando una guerra junto a su padre. Sus pequeños también crecerían. Se convertirían en hombres y se marcharían...
Sansa desecho esos pensamientos y salió de la habitación. Cuando llegó a la torre, encontró al maestre rebuscando entre sus papeles. El hombre se sobresaltó al encontrarla detrás de él
-Mi señora... disculpadme. Estaba... bueno, no importa. ¿Puedo hacer algo por vos Lady Sansa?
-Necesito tres de vuestros cuervos y unas cuantas palomas
El maestre la miró entre confundido y sorprendido. - ¿palomas mi señora?
-Si maestre. Palomas. Enviaremos los tres cuervos, y las palomas serán un señuelo. Seguro que Euron tiene arqueros apostados esperando que enviemos un mensaje. Si enviamos solo un cuervo lo derribarían, pero no podrán derribar a todos los cuervos y a las palomas. Debemos hacerlo rápido. Debe ser antes del amanecer. En la oscuridad les será más difícil ver el engaño.
-El hombre sonrió – Sois muy hábil mi señora. Lo prepararé ahora mismo. ¿Tenéis los mensajes?
Sansa extendió su mano, en la que había tres pequeños rollos de pergamino lacrados con el pez de la casa Tully. - ¿el sello de vuestro tío? ¿No creéis que sería más... efectivo que fuera el lobo de Invernalia? Seguro que el señor mano se sentirá más propenso a ayudaros a vos que a nosotros...
-lord Tyrion ayudará a quienquiera que necesite la ayuda de la corona maestre. Además, no deseo que Euron sepa que estoy aquí. Lord Tyrion sabrá que soy yo quien escribe este mensaje. Ahora preparad los pájaros- El anciano agachó la cabeza y se retiró a toda prisa. Sansa apretó con cuidado los papeles. Espero que aun sigas teniendo tan buena memoria como siempre Tyrion...-se dijo a si misma antes de seguir al maestre.Sandor se levantó mucho antes del alba, aunque se había acostado, no había pegado ojo. La información que le había dado Arya le había mantenido en vela toda la noche. Solo él sabía que Bran seguía vivo. Lo había descubierto por accidente muchos años atrás y Arya le había hecho prometer que no se lo diría a Sansa ni a Jon, a si que, cuando ella llegaba con alguna información demasiado buena para haberla obtenido de cualquier informador, Sandor trataba de desviar la atención sobre su procedencia.
Había sido una decisión del propio Bran el que no se lo dijese a sus hermanos. Pensaba que desearían verle y eso, era imposible. A sí que Arya, era la única que se mantenía en contacto con él. De su viaje al norte, había obtenido dos cosas. A Samwell Tarly y una información valiosa, aunque muy preocupante. Volverían al campamento para advertir a Jon de cómo acabar con el rey de la noche, pero había algo más importante para Sandor. Bran había visto Aguas dulces sitiada, una batalla por el castillo y algo más que Arya no había compartido con él, pero conocía a la pequeña loba, y por mucho que hubiese cambiado, no le engañaba cuando mentía.
Cuando todo estuvo listo para partir, Sandor apareció como un fantasma y se subió a su caballo sin decir una palabra. Ben trató de entablar conversación con él, pero, su padre se había encerrado de nuevo en ese hermetismo que Ben tan bien conocía. Siempre que estaba preocupado por algo se comportaba así. Así que, Ben trató de sonsacarle a su tía algo de información, pero sin desvelar que les había visto hablar, aunque, aquella, también era una batalla perdida.
-Tía Arya...
-Vaya. Mi sobrino preferido... ¿Qué te trae junto a mi montura Ben?
-yo... ¿sabes que le pasa a mi padre?
-Bueno, ¿te refieres a hoy? ¿O a que le pasa en general? Porque, tengo un par de teorías que puedo compartir contigo respecto a su carácter...
Ben no pudo evitar sonreír... - Me refiero a qué le pasa hoy...
-Supongo que está ansioso por llegar al campamento. Ya le conoces. El perro no puede dejar pasar la oportunidad de beber vino dorniense pagado por un Lannister...
-No le llames así. Por favor...- dijo Ben suavizando su tono.
- ¿Cómo? ¿Perro? – Arya se arrebujó más en su capa de piel y habló mas bajo- No deberías ofenderte por eso sobrino. Durante muchos años, ese nombre infundió terror en los siete reinos, y aún hoy lo sigue haciendo... Fue ese hombre quién nos salvó a mí y a tu madre. En estos momentos, necesitamos un poco más del perro y un poco menos de Sandor.
Ben se quedó pensativo. No sabía casi nada de lo que había pasado entre su padre y Arya, solo había escuchado algunas historias, pero, cuando se conocieron, su padre era un hombre de veintitantos y su tía solo una niña, así que, le preció probable que la hubiese protegido en algún momento. La voz de su tía le devolvió al mundo real
-No te preocupes demasiado por él. Estará bien. – la mirada que su sobrino le dirigió tocó algo en su interior que normalmente mantenía oculto. El chico estaba preocupado y tenía miedo. – No está enfadado contigo Ben, solamente está preocupado, y desea volver con tu madre y tus hermanos. Se le pasará. Y ahora, cuéntame sobrino ¿ya has encontrado a alguien con quien casarte?Sandor escuchó las carcajadas de su hijo tras él. Durante un segundo no pudo evitar sonreír, hacía mucho que no escuchaba reír a Ben. Hacía mucho que no escuchaba reír a nadie. Pero tan rápido como había aparecido, ese sentimiento se esfumó y pensamientos más oscuros volvieron a apoderarse de su mente.
Cuando llegasen al campamento, le pediría a Jon que le dejase ir a Aguas dulces. No quería huir de la batalla que se fraguaba en el norte, pero Sansa era más importante para él que todo lo demás. Si debía morir, no lo haría en el norte, lo haría defendiendo a su esposa. Imaginaba que el rey lo entendería, y si no, le rogaría, o se marcharía sin más. No estaba orgulloso de haber huido de la batalla del aguas negras, pero lo hizo porque perdió la fe en lo que estaba defendiendo, y lo haría otra vez por Sansa si era necesario.
-Padre. – Sandor se volvió para mirar a su hijo, que había llegado cabalgando a su lado – Llevamos cabalgando todo el día. Los caballos necesitan descansar y los hombres también están agotados. Samwell dice que hay un claro un poco más adelante donde podríamos parar.
-Continuaremos la marcha toda la noche. Los caballos aguantarán. Mañana llegaremos al agasajo y tendremos caballos de refresco.
Ben le miró atónito. - ¿piensas cabalgar toda la noche? La tía Arya ya me advirtió de que no querrías parar... Padre. Los hombres necesitan descansar. Yo necesito descansar. - Su padre le devolvió una mirada fría como el hielo.
-Entonces, sois libres de parar cuanto queráis. Yo continuaré hasta el campamento.
- ¿qué estás haciendo? ¿Por qué te comportas así? - dijo Ben gritando, lo que hizo que todo el mundo los mirase. Sandor se paró en seco y el brillo en sus ojos hizo que Ben retrocediese. Arya había ordenado a los hombres que se detuviesen en previsión de lo que podría pasar. Su sobrino había cometido un error y debería pagar las consecuencias, el muchacho tenía que aprender.
-Acompáñame – dijo Sandor espoleando su montura.
- ¿A dónde vamos?
-Obedece- dijo con frialdad y arrancó al galope.
Ben le siguió a duras penas hasta un claro y se detuvo detrás de él. Su padre desmontó con habilidad y Ben fue a imitarle, pero no tuvo tiempo. Su padre le agarró de la coraza y le derribó de su montura tumbándole en el suelo. Sintió como el peso sobre él le dejaba sin respiración.
- ¿Que qué estoy haciendo? ¿Te atreves a preguntarme qué estoy haciendo? Me desafías delante de mis hombres y cuestionas todas mis decisiones- dijo apretando más su rodilla contra el pecho de Ben- Estoy haciendo lo que es necesario, y tú deberías hacerlo también, pero, sin embargo, te comportas como un chiquillo. Te emborrachas y te pones en peligro... ¿crees que esto es un juego? La gente está muriendo a tu alrededor. Tú puedes morir...
Ben le miraba con una mezcla de rabia y tristeza en los ojos – no lo entiendo padre. No entiendo que es lo que esperas de mí.
- ¿Qué hay que entender? Espero de ti que seas un hombre. Que te comportes como tal. Que me obedezcas... parece que no recuerdas por qué estamos aquí, lo que hay en juego...
-Trato de hacerlo lo mejor que puedo padre. Pero no me lo pones fácil. No querías que estuviese aquí desde el principio. Me alejas de ti
- ¡quería protegerte Ben! A ti, a tu madre, a tus hermanos...- Sandor se dejó caer en el suelo y se agarró la cabeza entre las manos- pero no he podido protegeros a ninguno... era mi deber, y no he podido hacerlo.
Ben se incorporó, pero no sabía que decir, así que permaneció en silencio
-Sandor... basta. Cuéntaselo –por un segundo, le pareció que era su esposa quien hablaba.
-No te metas en esto loba...
-tiene derecho a saberlo... no puedes pedirle que haga las cosas a ciegas
-no le pido que haga nada a ciegas... solo que me obedezca...
Arya se acercó a él y le puso una mano sobre el hombro – sabes bien que, a los Stark, no se nos da bien eso de obedecer... cuéntaselo.
- ¿contarme el que? - ben miró alternativamente a su padre y a su tía sin comprender.
-Por qué debemos llegar al campamento lo antes posible...
La princesa había ido a buscar a Jorah al salón del trono. La septa había dicho mil veces a la niña que no debía interrumpir al caballero cuando él y la mano estuviesen en audiencia, pero la niña hacía oídos sordos a todas sus advertencias. Jorah había agradecido la interrupción, porque estaba a punto de desenvainar su espada contra un mercader de las islas del verano que reclamaba una indemnización por una pelea de borrachos en la que su carro había sido destrozado. Rhaela le había pedido que la acompañase a pasear por el jardín, y como siempre, que le contase alguna historia de caballeros y dragones. Casi había anochecido, y la observaba sentado a unos metros de distancia. Muchas tardes, ambos veían la puesta de sol desde la torre más alta del castillo. La princesa se asomaba a las almenas y soñaba con montar algún día su propio dragón.
-Ser Jorah... ¿creéis que seré una buena reina?
-Por supuesto mi princesa, aunque para eso aún falta mucho.
- ¿y estaréis conmigo cuando sea reina?
-Estaré con vos hasta mi último aliento mi princesa.
La niña se dio la vuelta y le dedicó una mirada traviesa antes de correr hacia él y tomarle la mano para levantarle.
-Venid Ser Jorah. Habladme de las estrellas... - el viejo caballero se levantó pesadamente y acompañó a la niña hasta la baranda sin soltarle la mano. Preguntó una y otra vez, como había hecho cientos de veces por las mismas estrellas, y Jorah, la contestó entusiasmado como siempre.
- ¡Mirad ser Jorah! Una estrella fugaz- dijo Rhaela señalando un punto centelleante en el horizonte
Jorah la colocó detrás suyo instintivamente y observó durante un momento la luz...-Eso no es una estrella princesa... es un barco... debemos irnos, rápido. – Tomó a la niña en brazos y bajó las escaleras de la torre a toda prisa.Tyrion había leído el pergamino al menos cien veces. Parecía esperar que el mensaje cambiase en cualquier momento.
Euron había sitiado Aguas dulces, y la petición de ayuda, venía firmada por Lord Edmure, pero las palabras eran de alguien a quien él conocía bien. La manera de escribir, y algunas otras cosas le habían dado la pista. Un mensaje oculto de Sansa Stark.
Si Sansa estaba con su tío Edmure, el problema de aguas dulces era mayor. No podía obviar la petición de ayuda de la que hubiese sido su esposa, por muchos motivos y si Euron se enteraba de que estaba allí, pondría mucho más ahínco en acabar con el sitio. Sansa Stark y sus hijos eran una recompensa muy jugosa. Hablaría con Gusano gris, debían mandar ayuda a las tierras de los ríos.
-Mi señor mano. Ser Jorah...
-Tyrion. Debemos hablar ahora – Jorah había entrado en su cámara empujando al sirviente de Tyrion con la princesa aún en sus brazos. Dejó a la niña en el suelo, que se aferró con fuerza a su mano.
-Claro Jorah... pasa – dijo con un deje de ironía
-Princesa- el viejo oso se agachó y tomó a la niña con delicadeza por los brazos- debéis ir con Missandei. Id a vuestra cámara. Ella cuidará de vos
- ¡No! Quiero quedarme contigo.
-Mi niña... obedéceme. Iré a verte después. Te lo prometo... pero ahora debes ir con ella. - Missandei apareció en ese momento y le ofreció la mano a la niña, que la tomó con un gesto triste y lágrimas en los ojos. A Jorah se le partía el corazón. Las vio marcharse y se dio la vuelta hacia Tyrion.
-Hay barcos en la bahía. He visto al menos dos
-Vaya. Hemos de avisar al ejército entonces. ¿A quién se le habrá ocurrido navegar cerca de nuestras costas?
Jorah no se rió. –Acompáñame.
Ambos hombres subieron a la torre de vigilancia y observaron el horizonte. A pesar de la oscuridad, pudieron ver al menos cien luces titilando al ritmo de la marea. Los barcos tenían velas blancas como la nieve y una arpía dibujada en rojo y dorado sobre ellas. La visión hizo retroceder a Tyrion.
-Son los yunkios... pero ¿cómo?
-Es una trampa. Han llamado la atención sobre el norte para atacar desembarco del Rey. Debemos proteger la ciudad. Hay que avisar a Gusano gris. Deben reforzar las murallas y esperar el desembarco. No hay tiempo para reunir a la flota.
-Aun así, enviaré un cuervo a Pyke. Nos vendría bien la ayuda de la flota del hierro. Pero me temo que ese no es nuestro único problema... Euron ha sitiado Aguas dulces y Sansa Stark está allí...
Jorah se frotó la frente con gesto cansado –Demasiados frentes.
-Podemos enviar a algunos vasallos a Aguas dulces para que rompan el asedio. Yo dirigiré el ataque aquí
-no. Gusano gris lo hará. Debéis estar con los príncipes. Si entran en la ciudad serán su principal objetivo, y no deseo recordaros lo que les pasó a los niños targaryen cuando Robert tomó desembarco... si consiguen entrar, os marchareis con los niños. La reina confía en vos más que en nadie, y yo también.
Jorah iba a decir algo, pero algo en su rostro, le dijo a Tyrion que sabía que tenía razón. Está bien. Os ayudaré a preparar la defensa.
Unas horas después, Jorah dejó a Tyrion con Gusano gris y los comandantes de los inmaculados y los capas doradas que no habían partido con el ejército y se dirigió a la cámara de la princesa. Se había vestido con la armadura que Dany le había regalado y llevaba su espada colgada del cinto. Abrió la puerta y vio a la niña sentada en la cama con Missandei. La pequeña corrió hacia él y se echó en sus brazos.
Le acarició la cabeza con ternura y se agachó junto a ella. La niña se abrazó más a él y Jorah la separó un poco y le hizo levantar la cabeza para mirarle. Los ojos violetas estaban brillantes por las lágrimas.
-No lloréis princesa.
-No os valláis Ser Jorah. No me dejéis... Mi madre me dijo, que si alguna vez tenía miedo. Debía ir con vos. Que me protegeríais y cuidaríais de mi si ella y mi padre no estaban.
Jorah la atrajo hacia sí y disimuló una sonrisa triste. Le honraba la confianza que su reina depositaba en él. – No debéis tener miedo. Yo estaré con vos y con el príncipe. No permitiré que os pase nada.-Majestad. Ha llegado un cuervo de Aguas dulces.
Dany hizo pasar al chico y cogió el papel al tiempo que le despedía con una sonrisa. Se sentó junto a Jon y rompió el lacre con cuidado.
- ¿es de Edmure?
-Creo que es de Sansa. - ambos leyeron con atención las escuetas palabras.
- ¿Euron está en Aguas dulces? – Jon se frotó las sienes- entonces, el viaje de Sandor al norte ha sido en vano... Si encuentran a Sansa y a los niños allí... no quiero pensarlo... Edmure protegerá el castillo.
-Edmure casi no tiene hombres, la mayor parte de sus fuerzas están con nosotros o en los gemelos... Si no pueden resistir el sitio estarán en una situación muy complicada.
-Debemos ayudarles. Cuando Sandor regrese y lo sepa, querrá ir allí de inmediato.
-Seguro que Sansa ha pedido ayuda a Desembarco del Rey. Sabe que llegarán mucho antes que nosotros.
-Sabía que había algo más en todo esto... Euron se marchó de allí en cuanto hizo su trabajo... ¿crees que tratará de ir a Desembarco?
-No si no quiere morir. No tiene manera de tomar la ciudad...
-Majestades... La partida de Lord Clegane ha regresado. Lady Stark está con ellos.
Jon le miró sorprendido. ¿Lady Stark? ¿Sansa está con ellos?
-No mi señor. Arya Stark
Jon y Dany salieron de la tienda justo a tiempo para verles desmontar. Sandor y Arya se dirigían a ellos con paso firme y Jon estrechó a su hermana entre sus brazos.
-Arya... ¿qué haces aquí?
Arya se inclinó ante la reina – Traerte un regalo – dijo señalando detrás suyo con la vista. Jon no podía creer lo que estaba viendo.
- ¿Sam?
-Majestad.
Jon abrazó a Sam con fuerza. - ¿Qué hacéis vosotros aquí? ¿Cómo?
-Me temo majestad, que no somos portadores de buenas noticias... Debemos hablar. Jon les invitó a pasar y entró tras ellos. Cuando les pusieron al día de la situación, la cara de Dany tenía un gesto indescifrable.
- ¿así que, debemos encontrar al mago? Pero no tenemos ni idea de donde está... La situación se está complicando cada vez más, eso sin contar con que no sabemos dónde está el Rey de la noche.
- ¿no han vuelto a atacar desde nuestra partida? – dijo Sandor
-No. Es como si hubiesen desaparecido.
-No han desaparecido del todo me temo. Uno de ellos atacó a Ben en el castillo negro. Pero Sam le atravesó con una hoja de vidriagon... Es probable que el mago esté aun en el norte. Imagino que querrá permanecer cerca de su mascota.
-Debemos encontrarle. Sin duda habrán sobrepasado el muro y los túmulos son un buen lugar para esconderse. Yo iré a por él – sentenció Jon. Acabaremos con él y después encontraremos al rey de la noche y acabaremos con todo esto de una vez.
-No creo que sea tan fácil majestad – todo el mundo se volvió hacia Sandor, quien apenas había hablado. Además, seguimos sin saber dónde está Euron- Quería gritar que sabía dónde estaba, que necesitaba ir al sur para ayudar a Sansa, pero eso pondría en el punto de mira a Arya y sus informaciones.
-En realidad – comenzó Dany – si lo sabemos. Hay algo que debéis saber – desenrolló un papel y se lo pasó a Sandor, quien no tuvo que fingir mucho para parecer abatido- Euron sitió Aguas dulces hace 2 días.
-Majestad. Os pido permiso para marchar a Aguas dulces con mil hombres hoy mismo. Podríamos estar allí en menos de una semana si partimos de inmediato
Dany le dedicó una mirada afligida y se volvió hacia Jon. – Salid – dijo el rey a todos excepto a Sandor y Arya- No. No puedes irte
La rabia de Sandor era cada vez más evidente, miró al rey desafiante- os pido permiso por respeto majestad, pero no podéis impedirme ir a ayudar a mi esposa. Sansa y mis hijos están allí. Vuestra hermana majestad. ¿Qué pensáis que hará Euron si la encuentra? – el golpe en la mesa, sobresaltó a todos los presentes. Iré majestad, con o sin vuestro permiso...
-Yo iré a Aguas dulces Lord Clegane. Dany puso su mano sobre la de Sandor- Partiré hoy con Drogón y llegaré mucho antes que vos. Mañana, el asedio de Aguas dulces será solo una anécdota que contar a vuestros nietos.
-Sandor. Debes quedarte aquí. Si parto al norte, debes estar con el ejército. Si los muertos atacasen de nuevo, serás lo único que quede entre ellos y el reino...
Sandor agachó la cabeza y pensó durante unos instantes. Sabía que Danerys tenía razón. El tardaría al menos una semana en llegar hasta allí, y después debería luchar contra Euron... pero si la reina iba con su bestia... aún así no pudo evitar que le embargase un sentimiento de impotencia.
-Como ordenéis majestad- antes de salir, se acercó a Dany- por favor mi reina, no permitáis que les ocurra nada. Sansa es mi vida. Os lo suplico...
-No permitiré que le ocurra nada Sandor. Os lo prometo. Vamos. Debemos prepararnos.
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El rey de la noche
FanfictionVientos frios llegan del norte, pero entre tanta oscuridad y muerte, un sentimiento fuerte se alza...