segunda parte capitulo 8

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Euron ojo de cuervo, observaba desde una colina lejana a lomos de su caballo. La perspectiva de la distancia le daba una panorámica inmejorable. A un lado, las luces saltarinas de las hogueras del campamento. Miles de hombres y de tiendas se apiñaban al pie de la ladera. Al otro lado, dos mil esclavos yunkios poco versados en el arte de la guerra, sin duda, no serían rivales para los grandes guerreros de poniente, pero unos pocos miles de metros detrás, una masa oscura de cuerpos muertos hacía muchos años, se arrastraba en dirección a ellos. Ahora eran pocos, unos cientos nada más. Pero después de esa noche, en que teñirían de sangre la nieve, habría muchos más muertos que se levantarían renacidos. El no estaría allí para verlo. En unas horas sus hombres y el mismo se dirigirían hacia el puerto de roca Casterly, allí matarían saquearían y se harían con los fuertes cercanos. Todo aquello que se le había negado, al fin sería suyo. Dio la espalda a la llanura donde dentro de poco se libraría una sangrienta batalla sin el menor atisbo de culpabilidad. Esos no eran sus hermanos, y no les debía nada.La tensión se palpaba en el ambiente ante la inminente batalla. Los soldados se movían de un lado a otro atendiendo las órdenes de sus comandantes y miles de caballos relinchaban nerviosos. Lyanna llegó junto a Sandor y Ben un momento antes de que Jon comenzase a dar el discurso con el que arengaría a las tropas. Era sin duda un espectáculo digno de ver. Miles de hombres en sus monturas y muchos más a pie conformaban el ejército del Rey, al frente de ellos, comandantes con muchas batallas a sus espaldas.
Lyanna estrechó la mano de Sandor con firmeza y le miró a los ojos.
-Espero veros de nuevo muy pronto milord.
-Procurad guardar un poco de ese vino especiado para cuando esto acabe. Tendré mucha sed Lady Lyanna
La señora de la isla del oso tironeó de la barba de Ben con cariño – Procura que no te maten chico. Estaré detrás de ti por si me necesitas. - Ben sonrió y estrechó su mano
-Intentaré no matar a demasiados para que no os aburráis en la batalla mi señora. –Lyanna rió con ganas
-Desde luego, eres un auténtico hijo del norte Benjen Clegane. - Se marchó aun riendo dejando a padre e hijo solos unos momentos. Ben no sabía que decir. No encontraba las palabras adecuadas para su padre y todo lo que se le ocurría sonaba demasiado parecido a una despedida. Fue Sandor quien le evitó ser el primero en hablar.
-Mantén el escudo alto Ben. No dejes que te derriben. Debes contar con la ventaja de la altura... Nos veremos muy pronto hijo. - Sandor le dio un brazo breve, si lo prolongaba más, temía no poder soltar a su hijo y se marchó dándole la espalda. Había estado en muchas batallas y había tomado decisiones difíciles, pero, sin duda, despedir a su hijo esa aciaga noche, había sido lo más duro que había hecho en su vida.
Jon recorría la primera línea sobre su corcel de guerra. Procuraba mirar a los hombres a los ojos. Reconocía la mayor parte de los rostros, algunos muy queridos, pero también había caras nuevas. Jóvenes soldados que le miraban con devoción. Muchos de ellos no volverían. Danerys llegó junto a él.
-Los vigías han vuelto, el ejército está muy cerca, pero son muy pocos hombres. Algo más de dos mil. Y visten ropas de esclavos. Será una lucha corta Jon.
El rey hubiera deseado suspirar aliviado, pero algo le decía que no sería tan fácil. Tomó aire antes de dirigirse a sus hombres y habló con voz fuerte y clara.
-Ha llegado la hora. Este momento será por el que se nos recuerde. Para muchos de vosotros, este es vuestra primera batalla. Pero no debe ser la última. No luchéis por vuestros reyes, ni por el honor ni la gloria. Luchad por vuestra tierra, por vuestras esposas y vuestros hijos. No permitáis que nos arrebaten lo que tanto nos ha costado conseguir. La mayoría de vosotros sois hijos del norte. Nacidos de la nieve y el viento helado. Por los viejos dioses y los nuevos. ¡Matad a cuantos se interpongan entre la victoria y vosotros!
Las tropas aclamaron a Jon con sus espadas en alto. El sonido de miles de voces era ensordecedor. Los comandantes ocuparon su lugar en el frente y Jon buscó a Sandor con la mirada. Se dirigió hacia él.
- ¿listo?
-Acabemos con esto. El clamor de las voces fue apagado por un rugido y una llamarada iluminó el cielo. Danerys, a lomos de Drogón voló bajo levantando la nieve a su paso. Los hombres la vitorearon y Jon sonrió.
-Habéis de reconocer, Majestad, que nuestra Reina sabe como aparecer en escena –dijo Sandor sonriendo.
Ambos comenzaron a avanzar. Solo habían recorrido unos cientos de metros cuando divisaron al enemigo. Unos miles de cuerpos escuálidos y mal armados detuvieron su avance cuando el cuerno de guerra retumbó en la noche. Jon Y Sandor arrancaron al galope y toda la caballería les siguió. Detrás Lord Umber, daba la orden a los arqueros. Una lluvia de flechas oscureció el cielo sobre ellos. Los yunkios se cubrieron con sus escudos, pero la primera oleada destrozó sus defensas. Un segundo ataque derribó a una quinta parte de sus fuerzas. Cuando la caballería llego hasta las líneas enemigas arrasó con los asustados esclavos. Sandor agitaba su espada larga y el afilado acero cercenó la cabeza de un desafortunado muchacho, que no tendría más de 15 o 16 años. Jon y él se separaron. Tan solo unos minutos después de haber cargado, muchas de las fuerzas yunkias trataron de replegarse, pero Lyanna y Ben les cortaron el paso en la retaguardia. Les habían rodeado con astucia y no había ningún lugar al que huir. El ataque por ambos frentes, dejó al ejército esclavo rodeado de caballería, y no les quedó otra opción que luchar, aunque era una batalla perdida. La mitad del ejército del Rey se había quedado en el campamento, en previsión de un ataque sorpresa que no llegó.
Ben había desmontado y se encontraba luchando espalda con espalda con Lyanna. La sangre resbalaba por su hoja y le daba un aspecto temible. Oscura y brillante, bajo la luz de la luna, parecía negra. Cuando se deshizo de los enemigos que tenía alrededor, buscó a su padre con la mirada. Le encontró en mitad de la batalla, rodeado de enemigos, blandía su mandoble con fuerza abatiendo a todos cuantos tenían la osadía de enfrentarse a él. A Ben, le pareció casi cómico ver la cabeza de su padre sobresaliendo varios palmos por encima de las demás. Se movía con destreza en el campo de batalla. Describió un amplio arco con su mandoble y dos enemigos más cayeron junto a él. Lyanna le empujó suavemente para hacerle avanzar hacia donde estaba Sandor. Avanzaron sin demasiados contratiempos, la mayor parte de los enemigos habían caído, y los que no habían muerto, trataban de huir o pedían clemencia.
Danerys sobrevolaba el campo de batalla a lomos de Drogón. Vyserión estaba dando cuenta de algunos de los cadáveres. Cuando vieron a los dragones, los pocos esclavos que quedaban en pie abandonaron cualquier esperanza. Una llamarada abrasadora cayó sobre un grupo que se apiñaba en el centro de la lucha. El olor a carne quemada y los desgarradores gritos se extendieron rápidamente por la llanura y Ben notó como el rostro de su padre se crispaba ligeramente. Imaginaba que el fuego le traía recuerdos desagradables. Clavó su espada en la espalda de un soldado que trataba de escabullirse entre él y su padre. Pareció que el chico casi estaba agradecido por su destino cuando cerró los ojos y quedó tendido en el suelo.
Dany aprovechó la ventaja que le daba la altura para valorar la situación. Casi todas las tropas habían caído y sus hombres remataban a los moribundos y perseguían a los que trataban de huir. La batalla estaba ganada, sin embargo, no sintió ningún tipo de alivio por ello. Probablemente, ella misma había liberado a gran parte de esos hombres años atrás. Todos sus esfuerzos en la bahía de los esclavos no habían servido para nada. La sangre de esos inocentes cubría ahora su reino. Unas sombras que se movían despacio delante de ella llamaron su atención e hizo descender a Drogón. Estaba prácticamente sobre ellos cuando pudo identificarlos y solamente necesitó un instante para comprender que estaba pasando. Unos ojos azules tan antiguos como el hielo que cubría el norte la miraron desde el suelo. No vio miedo en ellos, sus labios se curvaron en una sonrisa antes de volver la vista hacia adelante y comenzó a galopar frenéticamente hacia la batalla. La reina hizo dar la vuelta a Drogón para perseguirles.
Sandor limpiaba su espada con un trozo de tela cuando Jon llegó junto a él. Le dio una palmada cariñosa a Ben en la mejilla y le dedicó una sonrisa. Estaba orgulloso de su sobrino. Nada le complacía más que poder enviarle a casa junto a su hermana sin que hubiesen sufrido daños.
-Debemos reagruparnos y avanzar hasta el muro. Acabemos con esto ahora. Quiero ver la cara de Euron antes de cortarle la cabeza.
-Si majestad. Ben, busca a Lady Lyanna y reunir a vuestros hombres. Continuaremos ahora mismo. Que los heridos regresen al campamento y...- Un grito hizo que todos se volviesen. Un soldado con la enseña de los Umber en el escudo se sujetaba las tripas con ambas manos mientras un joven junkio con una horrible herida en la cara recuperaba su espada del cuerpo del hombre. Merry, que se encontraba cerca de él, atravesó el pecho del chico limpiamente, pero el esclavo no se movió ni un centímetro. Giró sobre sí mismo y apuñaló al capitán de la guardia de Invernalia en el cuello. Sandor se aproximó corriendo, pero se detuvo en seco cuando el chico le dedicó una mirada con sus gélidos ojos azules. Los gritos de los demás hombres no se hicieron esperar. Por todo el campamento, los cadáveres empezaron a alzarse como si nunca hubiesen estado muertos y el desconcierto corrió como la pólvora. Ben corrió hacia su padre cuando una mano le agarró la pierna. Se libró del agarre con un limpio tajo que seccionó la extremidad a la altura de la muñeca, pero ni aun así la mano dejó de apretarle. Los dedos se clavaban en la carne como garras, y Ben sintió nauseas. El propietario de la mano se arrastró hacia él y ben Clavó su espada en el cráneo, pero eso tampoco le detuvo. Miró hacia su padre y le vio hablando con Jon mientras ambos trataban de librarse de los yunkios que se estaban levantando a su alrededor. Una llamarada abrasó a los muertos que se interponían en su camino. Se deshizo de la mano como pudo y avanzó hacia su padre y su tío. Lyanna llegó junto a él a lomos de su caballo y le entregó las riendas del otro corcel.
-Sígueme- le gritó
Ben subió a su montura y siguió a la mujer hasta donde estaban su padre y el Rey.
-No hay tiempo majestad – dijo gritando a Jon- Debemos replegarnos.
Jon dudó un instante, pero cuando Sandor subió tras ella, el hizo lo mismo con Ben y los cuatro jinetes emprendieron el galope.
Sandor no pudo evitar volver la vista, vio como los muertos se levantaban una y otra vez y masacraban a sus hombres, muchos de ellos, ardían bajo el aliento de Drogón, pero eso tampoco detenía su avance. Una pesadilla que se había repetido cientos de veces en su cabeza, volvió con claridad cristalina. El sueño de regresar entre los cálidos brazos de su esposa se desvaneció frente a él...Dany hizo que Drogón y Vyserion trazasen una línea de fuego tras la que se pudiesen refugiar sus soldados, pero el fuego no detenía el avance de los muertos por mucho tiempo. Gran parte del ejército había escapado, pero al menos tres mil hombres habían perecido en el campo de batalla. Dany trató de quemar a todos los que pudo, pero para muchos, fue demasiado tarde. Muchos de los hombres que tan solo unas horas antes habían luchado bajo su estandarte, ahora se levantaban como monstruos inmisericordes y sin recuerdos de su vida anterior; cuando pasó sobre el cadáver de Merry, hizo que Drogón lo calcinase hasta los huesos. Al frente de los muertos, había llegado el Rey de la noche. Casi parecía que se reía de ella. La miraba desafiante, rodeado de sus creaciones, de su creciente ejército. Dio una orden y todos le siguieron obedientes, pero, para sorpresa de Dany, no avanzaron hacia el campamento, sino que regresaron por donde habían venido. En dirección al muro. La reina aprovechó el momento para dirigirse al campamento. Debía hablar con Jon, debían decidir cómo actuar y debían detenerles antes de que esos monstruos llegasen más allá del muro. Debía proteger a su pueblo. En ese instante, sintió una punzada de culpabilidad. Debía haber permitido que Jorah la acompañase. Necesitaba su consejo y le necesitaba a él.Sam estaba frotándose las manos enérgicamente, parecía que Benjen Stark no sentía frío, pero la noche había caído, y con ella, una copiosa nevada. Cuando Benjen se dio cuenta, encendió una hoguera con sorprendente habilidad y Sam se acercó lo suficiente como para calentarse sin quemarse. Hacía horas que Arya y Meera habían entrado en esa cueva, pero el que fuese capitán de los exploradores y él, apenas habían cruzado unas palabras desde que Ben terminase de contarle su historia.
- ¿Jon sabe que estáis vivo?
La pregunta sorprendió a Benjen, que dudó unos instantes antes de contestar. – No. Ni él ni casi nadie. Supongo, que cuando estas en mi situación, debes elegir con cuidado con quien compartir tu... digamos, estado.
-Jon os buscó. El lord comandante Mormmont dirigió una expedición para encontraros...- Sam no pudo evitar sentir tristeza al recordar cómo se habían desarrollado los acontecimientos en aquel viaje más allá del muro- El rey os sentía por vos un gran aprecio, seguro que desearía veros.
Benjen le sonrió con tristeza – ese es el problema maestre. Yo estoy condenado. No puedo irme de aquí. He de cumplir una misión y mucho me temo, que mi sobrino no lo comprendería... Mi destino está aquí, junto al cuervo de tres ojos...- Iba a decir algo más cuando Meera les interrumpió.
-Puedes pasar maestre. Te están esperando
Sam se levantó con esfuerzo. Tenía las extremidades agarrotadas y el frío le había calado hasta los huesos. Meera le hizo un gesto para que entrase en la cueva –Encontrarás una galería al final del pasillo. Allí es donde debes ir. - Sam asintió y atravesó la entrada al tiempo que Meera se sentaba junto a Ben al lado de la hoguera. Avanzó prácticamente a tientas por el largo y angosto pasillo. Miles de raíces cubrían las paredes y el suelo, y en varias ocasiones, tropezó y estuvo a punto de caer. Tras unos cientos de metros, llegó a una gran sala tenuemente iluminada. Arya estaba sentada en el suelo y en el centro, un imponente macizo de raíces se alzaba del suelo al techo de la cavidad. Sam supuso que eran las raíces del arciano que dominada la llanura sobre el pasaje subterráneo.
Se acercó con precaución a Arya. Tenía los ojos cerrados y parecía estar en algún lugar muy lejano
-No os preocupéis maestre. No me habéis despertado – dijo la joven con una sonrisa.
-así que... ¿este es Samwell Tarly...? - Sam trató de identificar la voz, pero le resultaba desconocida. Miró en derredor, buscando su procedencia, pero allí no parecía haber nadie a parte de ellos dos. De repente se fijó en dos puntos que brillaban en la oscuridad, entre las raíces del viejo árbol y retrocedió un par de pasos.
- ¿quién o que sois?
Los puntos se movieron ligeramente hacia la luz y dejaron ver un rostro tras ellos. Era un hombre joven, o al menos eso parecía- Soy el cuervo de tres ojos maestre... aunque, antes de eso, fui Brandon Stark, de Invernalia.
Sam parpadeó sin poder disimular una mezcla de sorpresa y desconcierto. En sus años en Antigua y durante la guerra, había escuchado referencias al cuervo de tres ojos, un ser místico que podía ver el pasado y el futuro, una especie de viajero en el tiempo que tenía poder para manipular los sucesos ocurridos muchos años atrás... pero esto... era definitivamente demasiado, incluso para él, que había vito renacer criaturas olvidadas y como los muertos se levantaban de sus tumbas.
-Os observo desde hace años maestre- dijo Brandon- pero este era el momento adecuado para conocernos. Mucho me temo que sea un momento aciago, la larga noche se cierne sobre nosotros. Este será un invierno largo, y si no hacemos nada para impedirlo, probablemente sea el último que viva la era de los hombres. Tenemos poco tiempo. Deberéis partir esta misma noche hacia el sur. Os reuniréis con el ejército en Invernalia.
Sam se aclaró la garganta antes de hablar. - debéis disculpadme, pero no sé de qué modo podremos ayudar al ejercito mi señor. El muro ha caído, y probablemente los muertos ya hayan llegado a las tierras del norte. A parte del vidriagón y algunos conjuros, no poseo más recursos para acabar con los caminantes blancos.
Bran susurró unas palabras inteligibles y Arya tomó la palabra.
-Esta vez, es distinto maestre. El rey de la noche ha despertado convocado por el mago Qhartiense que visteis en los túmulos, no tendrá todo su poder hasta que mate a quien acabó con él la última vez, será vulnerable mientras tanto. Es su conexión con el mago la que le mantiene con vida.
-Por eso debéis partir inmediatamente, hay que eliminar al mago y entonces podréis acabar con el Rey de la noche. Si no lo hacéis antes de que acabe con Jon y Danerys, será demasiado tarde, y me temo, que entonces ya nada pueda detenerle...
-Tengo algunas preguntas que...- Bran le interrumpió de manera tajante.
-No más preguntas, no temáis maestre. Si las cosas salen tal y como deben, volveremos a vernos pronto y todas vuestras preguntas serán respondidas. Ahora, id con mi hermana. Benjen os acompañará hasta un paso seguro. Recordad que, la mayor virtud de un hombre, es a menudo su mayor punto débil. Ahora iros.
Ben se adelanto, pero Bran cerró los ojos y pareció fundirse con las ramas del arciano. Arya le tomó del brazo y le guió a la salida de la cueva. Fuera, Benjen Stark ya les esperaba con tres caballos. Les entregó las riendas y subió de un salto a su montura. Arya dio un rápido abrazo a Meera y le susurró algo que Sam no pudo escuchar, pero Meera asintió con la cabeza y entró en la cueva.
La menor de las Stark, subió a su montura y se dirigió a Sam arrebujándose en su capa. - Vamos maestre, tenemos un largo camino hacia el muro- Sin decir una palabra más, hizo girar a su caballo y comenzó la marcha detrás de su tío.
- ¡Lady Sansa! Mi señora...- el sirviente llamó a la puerta con tanta fuerza, que Sansa se clavó la aguja que tenía en la mano, haciendo que la sangre que brotaba de su dedo manchase el blanco lino en que estaba bordando tres perros sobre campo dorado. - Mi señora. Es vuestro tío, estaba con Lord Robert en el patio y de repente...
Sansa se levantó rápidamente- ¿de repente qué? - dijo casi gritando al chico
-Debéis acompañarme mi señora. Sansa bajó las escaleras a toda prisa y atravesó el castillo hasta llegar al patio de armas. Edmure, el maestre y un par de criados se arremolinaban alrededor de su hijo, que estaba tendido en el suelo. El pequeño tenía convulsiones y los ojos en blanco. Sansa llegó junto a él y agarró su cabeza entre sus manos y le llamó. Repitió su nombre una y otra vez acariciándole el cabello, hasta que el niño dejó de moverse violentamente. Su respiración se normalizó y el color volvió a sus mejillas. Pero no despertó. Edmure le tomó en brazos y se dirigió hasta su habitación con Sansa a su lado, sin soltar la mano del pequeño.
Sansa permaneció toda la tarde y la noche junto a la cama de su hijo. No quiso cenar ni salir de la habitación, a pesar de la insistencia de su tío
-Rob está bien pequeña, el maestre dice que ha sido un ataque, y que despertará pronto. Solo debe descansar. Pero tú también debes hacerlo, tienes tres niños más que te necesitan... su sobrina, solo le había dado silencio como respuesta. La luna se alzaba enorme en el cielo, y un mar rebosante de estrellas iluminaba la habitación.
-Mama...- Ella se volvió rapidamente hacia su hijo y apretó su mano con fuerza.
- ¿Cómo estas pequeño?
-Estoy bien... he tenido una pesadilla... ¿estas llorando? ¿Ha ocurrido algo madre?
Sansa se enjugó las lágrimas y acarició de nuevo el pelo de Rob. - ¿no recuerdas nada?
- ¿recordar? Solo recuerdo haberme dormido y la pesadilla.
-Está bien hijo mío. No te preocupes por nada, solo descansa. Solo ha sido una pesadilla mi pequeño- dijo besando su frente con ternura.
-Padre estaba en ella... y Ben también, y el tío Jon y la tía Danerys y sus dragones... y Merry... y también la tía Arya y un cuervo con tres ojos. - sansa no pudo evitar sentir un escalofrío recorriéndole la espalda.
- ¿recuerdas que pasaba en ese sueño Rob? Es importante para mamá
-Padre, Ben y el tío Jon luchaban contra monstruos de ojos azules, eran muy pálidos, y los dragones de la reina lanzaban su fuego, pero ni las espadas ni las llamas los detenían. Merry también estaba allí. Pero estaba en el suelo y no se movía... Después montaban a caballo por la nieve... También estaba la tía Arya, en un bosque grande y nevado, rodeado de montañas, pero no era el bosque de Invernalia... - Rob se mordió el labio intentando recordar algún detalle más. - El cuervo... el cuervo me seguía mientras corría por la nieve, posándose de árbol en árbol. Me dijo que tenía que aprender a ver... y un hombre con un parche en el ojo, que luchaba contra un león, un lobo y un oso - el niño se frotó los ojos- lo siento madre. No recuerdo nada más.
Su madre le besó de nuevo y le arropó hasta el cuello. - Lo has hecho muy bien hijo. Eres muy valiente. Este debe ser nuestro secreto ¿de acuerdo? No debes contárselo al tío Edmure, ni siquiera a Ser Ollie. - El niño asintió y cerró los ojos, cayendo en un profundo sueño unos minutos despuésSe levantó y se dirigió a la ventana abierta. Fuera corría una agradable brisa que le revolvía los cabellos. Ya sabía lo que significaban esos sueños, ya había visto eso antes y sabía lo que significaría para su hijo. Vería cosas que no siempre entendería y otras muchas que le provocarían sufrimiento... Deseó con toda su alma que Sandor estuviese allí, le extrañaba tanto que dolía y una punzada de culpabilidad la atravesó el pecho. Ojalá hubiesen huido muy lejos de allí cuando tuvieron oportunidad. Contempló de nuevo las estrellas. Cómo era posible, que toda esa belleza albergase tanto horror... Para cuando Dany llegó al campamento, la mayor parte de los supervivientes ya habían sido atendidos por los maestres. Junto a Drogón y Vyserion había tratado de cubrir la huida de los soldados, y después, había seguido al ejército de los muertos, hasta que desaparecieron engullidos por las sombras y los árboles.
Drogón se posó con delicadeza sobre el suelo helado y Dany se resistió a separarse de él. Paso las manos sobre sus cálidas escamas y el enorme Dragón agachó la cabeza para que su madre le acariciase. Dejó escapar una nube de vapor caliente que reconfortó a la Reina. Apoyó su cabeza sobre la de la enorme y oscura criatura un instante. No podía retrasar más el momento, y se dirigió hacia la tienda donde estaba su esposo.
Los soldados le dirigían miradas respetuosas y agradecidas, pero cargadas de miedo y desesperanza. Muchos de aquellos hombres ya habían luchado esa guerra, hacía años, en otro campo de batallas y bajo otros estandartes, pero contra el mismo enemigo. Imparable, invencible. Terrorífico... Avanzó entre las tiendas y se detuvo un instante para tomar aire antes de entrar.
Jon tenia ambas manos apoyadas sobre la mesa de guerra, a su alrededor, todos sus comandantes inclinaron la cabeza respetuosos cuando la reina entró. El abatimiento estaba presente en todos y cada uno de los rostros.
-Se han retirado al otro lado del muro. Los seguí hasta que se perdieron en la oscuridad. Aunque aún no se por qué- Todos se mantuvieron en silencio, pero poco a poco, los susurros se fueron haciendo más fuertes y las preguntas se escurrieron de los labios incluso de los más prudentes...
- ¿Cómo se supone que vamos a combatirles majestad? - preguntó lord Umber
-Como ya lo hicimos una vez Lord Umber, con fuego y con acero.
-La otra vez, majestad, si me lo permitís, tuvimos algo más que acero y fuego. Teníamos magia Mi reina, teníamos a Ser Jorah y su hechicera... tuvimos suerte.
-Y un muro que nos protegía. Ahora el muro ha caído- dijo otra voz
-Lo sé. Debemos ocuparnos de eso. - Todos respetaban a la Reina, pero el miedo, pudo más que la obediencia en ese momento, y más voces se alzaron. Sandor intervino con su voz ronca.
-Lucharemos majestad. Lucharemos como siempre. Recuperaremos el muro y echaremos a esos bastardos de nuestras tierras. Si vos lo ordenáis. - Sandor se arrodilló ante los reyes y les ofreció su espada. Los demás caballeros le imitaron, incluso aquellos que minutos antes habían demostrado sus dudas.
Jon se sintió agradecido con el esposo de su hermana. Los señores norteños le respetaban y su apoyo era importante. Era uno de los hombres con más sentido del honor que hubiese conocido jamás.
-Partiremos al muro mañana por la noche. Solo un grupo pequeño. Si los caminantes han huido hacia el norte, es nuestro momento para acabar con Euron y al menos, recuperar el muro. Nos reuniremos mañana. Ahora, descansad- Todos los presentes salieron, dejando a los reyes, que se fundieron en un largo abrazo nada mas quedarse a solas.Sandor caminaba con la cabeza alta, eso era cuanto le quedaba. No debía demostrar duda ni debilidad ante sus hombres y los demás señores, aunque le costó un esfuerzo ingente buscar las fuerzas para ello. Rozó la cinta verde que colgaba de su muñeca y el suave tacto de la seda le reconfortó ligeramente. Hacía frío, y la nevada había dejado paso a un viento gélido que helaba los huesos. El desanimo era patente en todo el campamento. Mirase donde mirase, los hombres se apiñaban cabizbajos junto a las hogueras, en silencio. El tiempo de las canciones y las bromas había pasado. No podía evitar pensar en cómo un puñado de espadas podía influir en la vida de miles. Cuando llegó a su tienda, el fuego estaba encendido y Ben le esperaba bebiendo una jarra de cerveza. El chico le tendió otra jarra a su padre.
-Cortesía de su majestad el Rey.
- ¿Acaso a tu tío le parece que tenemos algo que celebrar?
-Creo que más bien es un agradecimiento, por lo que paso antes en su tienda. Lady Lyanna y Lord Umber han elogiado tu sentido del deber- dijo Ben levantando su jarra hacia él.
Sandor dejó su jarra en la mesa sin haber probado su contenido. –Me preocupa lo que vaya a pasar mañana. Si yo estuviese en la piel de ojo de cuervo, ya estaría a muchas leguas de aquí, esos monstruos son incontrolables, y la época en que Euron se consideraba a sí mismo un dios, ya ha pasado...
- ¿Crees que no estarán en el muro?
-Apostaría mi espada.
-si yo fuese él, habría puesto rumbo a las islas del hierro. –Ben lanzó una pregunta al aire- ¿querría recuperar el trono de sal?
-No lo creo, no tan pronto. La flota de Yara Greyjoy es casi invencible y, además, Euron no ha hecho esto por el trono de sal. Tiene objetivos más ambiciosos...
- ¿Desembarco del Rey?
-Sandor asintió. -Ahora es vulnerable... - hizo una pausa, no estaba seguro de querer compartir todos sus temores con su hijo, pero, al fin y al cabo, ya era un hombre. -Me preocupa tu madre Ben... Aguas dulces está en el camino de Euron al trono de hierro... Sam se despertó de repente, al principio no supo donde se encontraba, pero el traqueteo de su silla de montar sobre su montura le devolvió poco a poco a la realidad. A pesar de haberse quedado dormido sobre su caballo, el animal había seguido los pasos de Arya, que cabalgaba delante de él, envuelta en su capa de pieles.
El maestre no reconoció la zona en que se encontraba, pero dio por sentado que aún les quedaban algunas jornadas de viaje por delante hasta llegar al muro. Hizo avanzar a su montura hasta quedar a la altura de Arya.
-Vaya maestre... ¿habéis dormido bien?
Sam sonrió – me cuesta creer que eche en falta mi dormitorio en la torre del maestre del castillo negro... - su rostro se oscureció. Pareció recordar de repente que todo lo que había conocido en los últimos años de su vida, probablemente ya no existiría. Sus amigos habían muerto y el castillo negro estaría vacio... y entonces... ¿A dónde iría Sam?... quizás... si hablase con Jon, pudiese volver con Elí. Deseaba tanto estar con ella... Sam se percató de que Arya le dirigía una mirada inquisitiva.
- ¿soñando con una buena cama?
-Más o menos Lady Stark
-Hemos llegado. – Benjen detuvo su caballo y se giró hacia ellos.
- ¿hemos llegado? ¿A dónde? - preguntó Sam algo confuso
-Al punto hasta donde puedo acompañaros. El resto del camino deberéis hacerlo solos. Ya os dije maestre, que esta vida, tenía sus limitaciones. - se dirigió a Arya – Continuad dos jornadas hacia el suroeste. Atravesareis el muro por el fuerte más cercano a las costas de la isla del oso. Desde allí... bueno. Conoces el camino.
Arya desmontó y Benjen y Sam la imitaron. La joven y su tío se fundieron en un abrazo. Benjen acarició la cabeza de su sobrina.
-Ten cuidado pequeña. Debes venir a visitarnos pronto. Quizás te enseñe algún truco nuevo. - Arya sonrió y se separó de su tío
-Cuídate tío Ben.
Sam estrechó la mano de manos frías y entendió de donde venía su apodo al instante
-maestre... haced lo posible por reconstruir la guardia de la noche. El castillo negro nunca ha de estar vacio.
Sam asintió y le devolvió el apretón. –Sigo pensando, que deberíais contárselo a Jon... le haría muy feliz
- ¿recordáis vuestros votos maestre?
-Por supuesto
-Pues mi guardia, aun no ha terminado.
Benjen Stark subió con agilidad a su caballo y desapareció entre las sombras de la noche. Sam se preparó para pasar otra noche al raso, pero Arya volvió a montar.
-Me temo maestre, que tenemos asuntos importantes que atender. No debemos parar hasta llegar al muro.
Sam se resignó e imitó a su compañera. Ya que no podía dormir... al menos podría aprovechar el viaje para escuchar una buena historia...
-Lady Stark... ¿Cómo habéis llegado hasta aquí?
Arya le miró, aunque Sam no pudo ver sus ojos, ocultos por la capucha. Resopló y permaneció unos minutos en silencio.
-De acuerdo maestre, es probable que muráis pronto, así que, supongo que una historia no te hará daño...- Sam tragó saliva y Arya rio con ganas- vamos... es humor norteño... pero, si le contáis esto a alguien, os mataré yo misma. Valar morghulis maestre.
Después de la guerra, comencé a tener sueños. Ya los había tenido de niña. Sueños extraños que no sabía cómo interpretar. Veía un bosque. Un arciano solitario en medio del hielo. Un cuervo de tres ojos... Digamos, que mis sueños me trajeron hasta aquí.
Sam carraspeó, ligeramente incómodo. –Bueno mi lady... gracias por contármelo, pero... mi pregunta era... digamos, algo más amplia. ¿Cómo llegasteis a convertiros en sirviente del dios de muchos rostros?
Arya le miró con sorpresa, pero no dijo nada.
- ¿Conocéis Braavos Sam?...

El rey de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora