-Vamos Rob... Así no asustarías ni a una ardilla
-Claro. Seguro que tú lo hacías mucho mejor a mi edad
-Te recuerdo que yo ya había luchado en una guerra a tu edad...
Rob resopló con cara de fastidio - ¿hasta cuándo piensas estar sacándole partido a esa historia? Además, padre siempre dice que te emborrachaste y el maestre Samwell tuvo que salvarte de un caminante-
-Bueno, todos los grandes héroes tienen un día malo.
-Héroe...- Rob se concentró y tensó la cuerda del arco. Disparó la flecha y esta se clavó en el centro de la diana
- ¿por qué no intentas mejorarlo hermano?
-Siempre has sido mejor con el arco. Yo soy mejor con la espada
-Te entrenó Lady Lyanna y aun así no podrías darle a un caballo a 2 metros de distancia. Jon y Sandor disparan mejor que tú. Incluso mi sobrino dispara mejor que tú – se burló Rob
- ¿verdad Alystair? ¿Crees que pues acertarle a la diana?
El asintió entusiasmado y miró a su padre, que inclinó la cabeza y corrió con su tío. Ben observó a su hijo. Alystair aún no tenía cinco años, pero ya montaba a caballo y era capaz de disparar un arco, el niño le miró con sus ojos violetas antes de disparar. Era tan parecido a su madre...
-mi señor. – Ben se volvió hacia el muchacho- La princesa Rhaela desea verle
-Gracias.
-Alystair. Cuida de tu tío. Intenta que no se dispare en un pie- Rob le hizo una mueca y volvió a centrar su atención en el niño.
Ben abrió la puerta de su cámara despacio y observó a su esposa. Estaba sentada junto a la ventana con el bebe en brazos. El sol se reflejaba en su pelo, haciéndolo brillar como si fuera plata. Se acercó a ella y depositó un beso suave en su cabeza.
- ¿cómo está nuestro pequeño hoy?
-Oh. Hoy se ha despertado con hambre ¿verdad Jorah? - el bebe levantó la mirada hacia su madre y siguió mamando.
- ¿Cómo estás?
-Cansada. Feliz. Triste. Ya me conoces
Ben y Rhaela estaban en Invernalia cuando su segundo hijo decidió venir al mundo, así que, la visita se había alargado más de lo previsto
- ¿Has hablado con tu padre Ben?
-No. ¿Debería?
-Ayer te buscaba. Llegó un mensajero con algo para ti.
-Bien, iré a verle. Pero un poco más tarde – dijo besando a su esposa-Sandor llevaba un rato despierto, pero aún no había podido apartar la vista de la mujer que descansaba a su lado. Había recorrido mil veces cada centímetro de su cuerpo. Conocía todas y cada una de sus curvas, sus cicatrices y sus imperfecciones. Pero cada mañana, dedicaba un largo rato a observarla. En su larga melena, había cabellos blancos y unas pequeñas arrugas se arremolinaban alrededor de sus ojos cuando sonreía, pero a él, le seguía parecido la mujer más hermosa que hubiese visto jamás.
- ¿Cómo es, Sandor Clegane, que después de tantos años no te has aburrido de mirarme? – dijo Sansa con los ojos cerrados.
- ¿Cómo podría?
Sansa sonrió y se volvió hacia el – eres hermosa. Siempre he disfrutado de las cosas hermosas.
-eso es mentira- dijo acariciando el rostro de su esposo
-Bueno. Siempre he disfrutado de ti.
-Lo sé- se acercó hasta consumir el espacio que quedaba entre sus labios y se fundieron en un beso
-Deberías levantarte. Hoy hay mucho que hacer.
- ¿debería?
-Si. Tu agotada esposa necesita unos momentos más de sueño.
-Seguro que mi agotada esposa puede emplear ese tiempo en algo mejor que dormir- Sandor se colocó con delicadeza sobre ella y comenzó a besarla. Acarició su piel suave haciéndole cosquillas y no pudo evitar reír cuando ella le pellizcó. Las caricias se intensificaron y recorrió su cuello con los labios
- ¡Padre!, ¡Madre! ¿Estáis despiertos? - Los golpes en la puerta que siguieron hicieron que Sandor se derrumbara frustrado sobre su esposa, que le besó la cabeza a modo de consuelo.
- ¿Qué quieres Cat?
-La tía Arya ha llegado
-De acuerdo. Bajaré en un momento
Sansa empujó a Sandor para quitárselo de encima, pero él se resistió.
-Huyamos Sansa. Alejémonos de aquí, los dos solos...- Ella le dio un golpe cariñoso en el hombro.
-Nos perseguirían... ya lo sabes. Son tenaces como su padre.Sansa se vistió y ya había salido por la puerta cuando Sandor terminaba de ajustarse el peto de cuero frente al espejo. Se observó un momento. La barba blanca, bien recortada y el pelo largo también blanco, cubrían casi toda su cicatriz, las arrugas se habían mezclado con los recuerdos del fuego, dando a su rostro un aspecto aun más extraño, aunque, hacía mucho que no pensaba demasiado en ello. Solo podía sentirse agradecido por haber engañado a la muerte el tiempo suficiente para haber visto crecer a sus hijos y envejecer junto a su amada Sansa.
Cuando llegó al salón, Arya estaba peleando en el suelo con los gemelos. Se levantó de un salto para abrazar a su hermana.
-Me alegro de verte- dijo en un susurro
-Y yo a ti hermana- cuando se separaron se dirigió hacia Sandor y ambos se estudiaron un momento antes de fundirse en un abrazo.
- ¿no te dan de comer en Volantys loba?
-Claro que sí, pero yo sigo manteniéndome en forma... te haces viejo Clegane... Bueno, ¿dónde está mi sobrino mayor?Arya y Sansa hablaban con Rhaela. Cat tenía al bebe en brazos y su padre sintió un escalofrío cuando la vio. Su única hija había heredado la belleza de su madre, tenía quince años, y varios señores habían mostrado su interés por ella, pero Sandor les había dejado muy claro su proceder respecto a cualquiera que pusiese una mano sobre su pequeña...
-Padre.
-Ben... ¿Cómo está la princesa?
-Bien. Solo un poco cansada, pero se encuentra bien. Me ha dicho que me andabas buscando...
-Sí, ayer llegó un cuervo de Desembarco del Rey. Supuse que sería de Jon, pero lleva el sello de la mano. Así que di por hecho que sería para ti- dijo entregándole un papel lacrado
Ben lo desenvolvió mientras Arya se acercaba con un bulto en la mano.
"espero que puedas perdonarme querido Ben, por apropiarme de algo tuyo"
Con cariño Tyrion- ¿sabéis que significa? - dijo Jon mostrándoles el mensaje a ambos
Su padre negó con la cabeza, pero Arya le entregó el paquete que llevaba en la mano
-Seguro que esto te da algunas respuestas. Tyrion me lo dio para ti en desembarco del Rey... -Y bien guardián del Norte... - dijo Arya dándole un golpe a Sandor en el brazo – ¿se sigue desayunando en Invernalia? ¿O ya no os queda hospitalidad?
-Seguro que podremos encontrar algo para darle a un cachorro de lobo..
Ben les observó mientras se alejaban hacia el salón y no pudo reprimir una sonrisa. Su tía seguía manteniéndose tan joven como siempre y su padre, aunque ya era casi un anciano aún era capaz de darle una paliza en la arena de vez en cuando. Valoraba enormemente el tener a sus padres con él. Había sido más afortunado que ellos mismos, y ahora, que tenía sus propios hijos, conocía de primera mano la importancia de una familia como la suya. Su madre, Rhaela y su hermana habían sido la últimas en atravesar las puertas y de repente fue consciente otra vez del paquete que su tía le había entregado
Salió al exterior y su hijo le siguió. El viento cálido del verano le revolvió el cabello y las estrellas iluminaron el patio. Desenvolvió el paquete con cuidado bajo la atenta mirada del niño y cuando lo abrió soltó una carcajada.
"Historia de la guerra oscura" por Tyrion Lannister. Vaya Tyrion... nunca dejas de sorprenderme... Ben abrió el libro y se detuvo en una inscripción en la primera página. Reconoció la letra de la mano del Rey y la leyó en alto.
"A todos aquellos que compartirán conmigo muchos de los recuerdos de este libro y sobre todo, a aquellos que ya solo viven en nuestra memoria"
"Esto es lo que ocurre en la guerra, hieres y te hieren, dejas huérfanos a los hijos de alguien, o tus hijos no vuelven a verte a ti. Matas o te matan y ves caer a gente que quieres y otros a quienes desprecias. Pero al final, lo único importante es saber por qué estas luchando"
Una lágrima resbaló por el rostro de Ben y su hijo le agarró de la mano
-Padre... ¿qué es eso?
Ben se agachó junto al niño y le agarró de los hombros.
-Eso Alystair, es algo que tu abuelo me dijo cuándo creía que le había perdido para siempre...
-Pero volviste a encontrarle ¿no padre? - el niño limpió la cara de su padre con el pulgar y Ben le besó.
-Si hijo. Vamos. Hoy hay mucho que celebrar...
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El rey de la noche
FanfictionVientos frios llegan del norte, pero entre tanta oscuridad y muerte, un sentimiento fuerte se alza...