Segunda parte capitulo 5

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BArcos

- Si majestad, al menos 200 naves, con las velas negras de Qarth y blancas de Yunkai y Pentos. Esclavos y hombres libres en su mayoría, aunque un grupo de nobles fueron escoltados al castillo negro por los crackens.
-Pero alguno ya estaba aquí, el que está al mando- todos se volvieron hacia Arya- Escuché a los hombres decir en el castillo que estaba desfigurado y quemado hasta el hueso y que era una especie de mago o brujo con poderes enormes. Una patrulla le escoltó más allá del muro hace semanas, a los túmulos. Todos los presentes que habían vivido la guerra de los muertos se estremecieron ante sus palabras. Allí se libró la batalla que decidió la guerra hacia tantos años y allí había caído el rey de la noche bajo el acero valyrio y el fuego de dragón. La sangre de muchos amigos regaba esas tierras baldías.
-Debemos partir de inmediato- dijo el rey – Preparadlo todo, partiremos mañana. Esta noche me reuniré con los comandantes. Todos los presentes se levantaron, Jon agarró a su sobrino del brazo – te veré esta noche Ben- y le sonrió antes de salir sin darle tiempo si quiera a darle las gracias.
Por fin comandaría su propio ejército, podría demostrar su valía y hacer que su padre se sintiese orgulloso de él.

-Rory, ¿Dónde está mi padre?
-En el patio de armas con vuestro hermano mi señor...
Ben se dirigió allí desde las cuadras y observó la escena desde la esquina. Su padre esquivaba los golpes de Rob sin dificultad, cuando el pequeño trató de clavarle la espada de madera en el hombro, Sandor la esquivó y le derribo haciéndole caer sobre su trasero. Levantó al niño con una mano, regañándole por haber dejado sus piernas desprotegidas quedando expuesto al golpe. Cuando percibió la presencia de Ben, le revolvió el cabello y le dio una patadita cariñosa -Ve a practicar con el arco, Ollie te espera- Rob se alejó corriendo y le hizo un gesto con la mano a su hermano mayor.
-¡Ven a verme después Ben! , ¡He mejorado mucho!
El joven se acercó a su padre, que estaba entregándole las espadas de madera a un escudero.
- ¿Quieres practicar? - le preguntó a su hijo sin levantar la vista.
-Claro padre- Ben le miró algo sorprendido cuando desenvainó su espada larga y le invitó a hacer lo mismo. - ¿no vamos a usar armas de entrenamiento?
-Lucharás en una guerra de verdad por orden de tu rey y comandarás tus propios hombres. Se ha acabado el entrenamiento Benjen.
Casi no había terminado de desenfundar su arma cuando su padre descargó el primer golpe sobre él, con tanta fuerza, que tuvo que retroceder un par de pasos para detenerlo. Una sucesión de golpes precisos y rápidos le hicieron retroceder más aun hasta casi perder el equilibrio, pero logró mantenerse en pie justo a tiempo para bloquear el siguiente ataque. Recibía un golpe tras otro sin ser capaz de contraatacar. Lanzó un par de estocadas carentes de peligro que su padre desvió sin esfuerzo y cuando vio su flanco desprotegido concentró sus esfuerzos en esa zona, pero Sandor fue más rápido, esquivó la trayectoria del arma girando sobre sí mismo y le asestó un golpe en el brazo. Ben sintió el frio tacto del acero desgarrando su piel a la altura del hombro y un hilillo de sangre comenzó a brotar de la herida. Ben miró a su alrededor brevemente, una pequeña multitud de soldados y campesinos se había arremolinado alrededor del patio atraídos por la pelea, aunque solo observaban la escena en silencio... En vez de detenerse, su padre volvió a atacarle con furia. Jamás le había visto así. Veía la rabia en sus ojos y Ben tuvo miedo al comprender, de repente, que nunca había luchado con él como lo haría en un combate. Sabía que su padre era un gran guerrero, pero nunca le había visto luchar fuera del patio de armas.
El siguiente golpe le desarmó y Sandor le agarró situándose tras él. Sintió el acero de su padre rozando su cuello y por primera vez en su vida, vio de primera mano la sutil línea entre la vida y la muerte.
Rob les miraba atónito con el arco en la mano – Padre- gritó el niño.
Sandor apretó un poco más el filo contra su cuello, al punto de que podía sentir su pulso en la empuñadura de su espada. Ben tragó saliva y cerró los ojos.
-Basta Sandor- Ben siguió la voz de su madre hasta el balcón de la segunda planta. Su padre solo tardó un instante en retirar su espada y Ben cayó al suelo.
-No estás preparado para luchar, solo para morir- la caricia del acero contra el cuero y la decepción acompañaron las palabras de su padre, que se alejó dejándole en el suelo sin darse la vuelta ni una sola vez. Su madre le dedicó una última mirada de aliento antes de desaparecer también.
Rob se acercó corriendo y le tendió una mano – No te preocupes Ben, padre es la mejor espada de los 7 reinos, ¡incluso el tío Jon lo dice! Pero si entrenas, seguro que podrás ganarle algún día.
Ben aceptó la mano de su hermano pequeño y le abrazó al levantarse. Admiraba su bondad y su inocencia, pero no podía olvidar la lección que le había dado su padre. Realmente no estaba preparado para la guerra.

El rey de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora