Segunda parte capitulo 2

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Jon disfrutaba del aire helado de la muralla mientras ultimaban los preparativos para su regreso. En ocasiones extrañaba otras épocas, sus guardias en el muro, con la nieve azotando su cara. Observaba a su hija jugando con su primo Rob en el patio bajo la atenta mirada de Ser Jorah, que no se había separado de la princesa desde el día en que nació. Jon no dudaba que moriría por ella o mataría a cualquiera que quisiese hacerle daño a la niña...  No pudo evitar sonreír al verla, le recordaba a Arya, rebelde y siempre metida en algún lio, pero también elegante y formal cuando era necesario, toda una damita como lo había sido Sansa a su edad.
-Majestad. Todo está listo.
- Gracias- Jon buscó las palabras adecuadas – Escucha. Sé que lo que voy a decirte, no es ni mucho menos lo que quieres escuchar, pero debo hablarte como amigo antes que como rey- Sandor asintió levemente –Sé que sufres, se que quieres venganza, y también se que piensas que Robert Arryn es el responsable, pero debes ser paciente. Te juré que encontraríamos al responsable y lo haremos, pero no comiences una guerra ahora. Sansa y los niños te necesitan. Tienes dos bebes recién nacidos que necesitarán a su padre – puso una mano sobre su hombro – no les prives de eso.
Sandor permaneció en silencio unos instantes y cuando miró a Jon, este no fue capaz de descifrar nada en sus ojos – A sí que, esto me lo dice mi amigo Jon, y no mi Rey – Jon asintió- Entonces, te diré que, por respeto a mi rey, esperaré un mes a que lo resuelva y se ajusticie a quien dio la orden. Pero, por lealtad a mi familia, y para honrar la muerte de mi hijo, si no se cumple la promesa de mi rey, alzaré mi leva, llamaré a mis vasallos y sitiaré nido de águilas hasta que el imbécil de Robert Arryn vuele por la puerta de la luna, así tenga que pasar a cuchillo uno a uno a todos los caballeros de valle- Jon meditó un segundo y luego le estrechó la mano.
-Esperemos no tener que llegar a eso... Cuida de mi hermana y mis sobrinos. Nos veremos pronto guardián del norte.

Sandor se despertó de repente, agitado por alguna pesadilla que no podía recordar... Sansa dormía profundamente a su lado, abrazada a él. La besó suavemente en la mejilla y se levantó en silencio. Echó un vistazo a la cuna junto a la cama antes de salir y sonrió ante la imagen de los dos pequeños. Con cada uno de sus hijos se había maravillado de cómo podía haber contribuido a crear algo tan hermoso y puro. Pasó por la habitación de Cat de camino a la torre y la observó unos minutos durmiendo a pierna suelta, abrazada a su muñeca y cubierta por las mantas hasta el cuello. Aún faltaban horas para el amanecer cuando salió al exterior. Ya habían pasado 3 semanas desde que Jon se marchara y con él, sus promesas y gran parte de la paciencia de Sandor, no habían recibido más noticias que un par de cuervos, enviados sobre todo para tratar de aplacarle un poco, aunque no estaba funcionando... La oscuridad engullía aun el bosque que rodeaba el castillo y la luna iluminaba tenuemente las casas y el patio, pero una luz lejana llamó su atención; le hizo una seña al guardia de la torre para que se acercase.
- ¿si, mi señor?
- ¿Habéis visto a alguien viajando por el camino del norte en las patrullas de estos días?
- No mi señor. A nadie. La tormenta de hace 2 días los hubiese matado si no hubiesen estado a cubierto.
A Sandor le extrañó que alguien durmiese a la intemperie estando tan cerca de un castillo... -Avisa a los hombres, apostad soldados en las torres y arqueros en las murallas. Esperadme en el patio.
-Como ordenéis mi señor- El soldado se marchó al trote y el puso rumbo a la habitación de Benjen, que se despertó sobresaltado cuando su padre le llamó.
-Levántate Ben. Ponte tu armadura y quédate aquí con ser Ollie y 5 de sus hombres. Atranca la puerta y no permitas que tu madre ni tus hermanos salgan de aquí.
-Pero padre... ¿Qué pasa?
-Aún no lo sé. Solo hazme caso. No salgas de aquí. Protege a tu madre y a tus hermanos. Y no dejes pasar a nadie que no seamos Ollie o yo ¿lo has entendido? - le dijo agarrándole de los hombros.
-Si padre. Lo haré
Dejó a su hijo comenzando a vestirse para ir él mismo hacia la armería a ponerse su armadura, ajustó el cinto con la espada y cuando iba a salir, se dio la vuelta para coger su yelmo con cabeza de perro. Al salir, sus soldados ya le esperaban formados en el patio, subió rápidamente por las escaleras a la muralla justo a tiempo para ver como un pequeño grupo de hombres de movían hacia las puertas al amparo de la oscuridad pegados al muro. Dio la orden a los arqueros, que abatieron a casi toda la avanzadilla cuando otro grupo mucho más numeroso salió del bosque. Sandor bajó junto a sus hombres y los guió hasta las puertas para dirigirse a ellos con tono firme; estaba imponente con su armadura y su espada larga y sus hombres le respetaban y le seguirían al mismo infierno; muchos de ellos ya lo habían hecho años atrás.
-No haremos prisioneros. No permitiremos que crucen nuestras puertas y entren en nuestro hogar. Matad a todos los que se interponen entre vosotros y vuestro lecho esta noche ¡y teñid vuestras espadas con su sangre! - Los hombres le vitorearon, enardecidos por las palabras de su comandante y marcharon tras él a la fría noche; Cuando cerraron las puertas, los soldados estaban aun a unos cientos de metros, en la oscuridad no se podían distinguir las enseñas de sus escudos, pero Sandor estaba dispuesto a apostar por un pájaro sobre campo blanco...
Los primeros desafortunados en llegar hasta él, cayeron fulminados bajo su acero en un par de movimientos rápidos. Eso, sumado a su imponente aspecto y su reputación, contribuía a que la mayor parte de los solados evitasen enfrentarse a él; todos temían al perro, algunos por experiencia propia y otros, más jóvenes, porque habían escuchado historia que helaban la sangre, pero, un hombre se dirigía directo hacia él, conocía ese yelmo.
Era Landon Karstark. Su hijo Ben le había desmontado en la justa del Rey. El caballero cargó contra él con su espada en alto, pero Sandor era al menos 2 cabezas más alto que él y le detuvo sin problemas. Cruzaron sus aceros con mal resultado para Karstark, que cayó al suelo de espaldas bajo Sandor.  Levantó su espada para darle el golpe de gracia, cuando un dolor intenso en el muslo le hizo retroceder, a su lado, un joven soldado había conseguido darle un tajo con el cuchillo y sonreía satisfecho cuando una lanza de Invernalia le atravesó la cabeza. El perro se dio la vuelta mientras Landon se levantaba y le ensartó antes de que pudiese ponerse en pie del todo. Muerto su comandante y con las fuerzas muy mermadas, el pequeño ejército trató de retirarse al bosque, era evidente que no tardarían mucho en caer frente a las experimentadas fuerzas del norte, pero Clegane dio la orden de perseguirlos y darles caza y así lo hicieron, implacablemente hasta que no quedo nadie. Poco después del amanecer, las manchas de sangre en la nieve eran el único testigo de la batalla.
Benjen abrió las puertas al escuchar la voz de su padre y le vio atravesar la gran puerta con su armadura de placas teñida de rojo, el yelmo cerrado y el mandoble en la espalda. Era un hombre enorme e imponente. El recuerdo de una imagen similar le asaltó de repente, el era muy pequeño y su padre regresaba de la larga guerra de mas allá del muro; era apenas un bebe cuando se marchó, y tenía 6 años cuando regresó a Invernalia a lomos de oscuro, el enorme y malhumorado corcel que su padre adoraba. Ben había sentido miedo de su padre ese día, y ahora, muchos años después, comprendió perfectamente que hacía temblar a los hombres ante Sandor Clegane. Felicitó a los hombres por la victoria y los envió a descansar tras reforzar la guardia. – Dormid, joder, cantar bebed o rezad, ha sido una noche larga, pero habrá muchas noches como estas... Los soldados se inclinaron ante su señor y marcharon obedientes.
-Bien hecho Benjen- le dijo al pasar por su lado
-Gracias padre, pero me hubiese gustado luchar junto a ti. Sabes que puedo hacerlo.
-Lo sé hijo mío- dijo apoyando las manos sobre sus hombros- pero tenias una misión más importante, hay mucha más gloria y honor en proteger a tu familia que en la lucha. Ahí fuera solo ha habido muerte y sangre, no hay canciones ni cuentos, solo la fría tierra... Algún día lo comprenderás. Hablaremos más tarde- Sandor fue hacia Sansa, que le esperaba en la puerta del castillo y se fundieron en un abrazo, tras el cual, desaparecieron en el interior.
Las perturbadoras palabras de su padre, acompañaron a Ben camino de su cámara para quitarse la armadura. De camino al salón, le vino a la cabeza la canción de las lluvias de castamere; un viejo trovador se la había enseñado de pequeño y cuando su padre les descubrió, casi despelleja vivo a aquel pobre diablo. Su padre odiaba a los Lannister y a todo lo que tuviese que ver con ellos.  Años más tarde, Lord Tyrion le escuchó tararearla y le habló de la victoria de su padre sobre la casa rain y también sobre su muerte.
-Sabes Benjen- le había dicho- tu bien amado padre y yo tenemos muchas cosas en común... Ambos teníamos unos hermanos crueles y monstruosos y padres que nos depreciaban, aunque los míos eran más hipócritas...
- ¿Conocéis bien a mi padre mi señor mano?
- Joven Clegane, un hombre de mi edad, conoce bien a mucha gente, pero nadie en el mundo conoce mejor al perro que vuestra señora madre... digamos que es un hombre, complicado...
-Contadme algo de el Lord Tyrion, os lo ruego – pidió el niño entusiasmado- Padre casi nunca habla de nada anterior a mi nacimiento, solo dice que todo lo que necesito saber pasó después de ese día.
Tyrion sonrió- ciertamente, tu nacimiento obró un milagro inesperado en él... Benjen ¿sientes algún aprecio por mí?
-Por supuesto mi señor, sabéis que os tengo en gran estima.
-Por fortuna, te pareces más a Lady Sansa que a tu padre... Entonces, si me aprecias como dices, no debes decirle a tu padre nunca lo que te he contado o me destripará el mismo. Tyrion le hablo sobre su tío Gregor, el rey jofrey y la batalla del aguas negras, el motivo de su odio por los caballeros y como protegió a su madre como pudo – Solo he visto a tu padre temer a dos cosas Ben, al fuego y a perder a tu madre- se acercó al niño y le habló en voz baja- vuestro padre me desprecia, solo que con los años ha aprendido a tolerarme, sin embargo yo le admiro, es un hombre de honor, de verdadero honor, y un gran guerrero, pero sobre sus virtudes, destaca el fervor que siente por tu madre y también por ti. Esa es su mejor cualidad. Abandonó a su rey cuando perdió la fe en el... aunque bueno, nunca fue un buen rey...
-Pero... abandonar la batalla... Padre siempre nos dice que hay que tener honor... ¿acaso es un cobarde?
-Yo, no diría eso, más bien... podríamos decir que no es un hombre complaciente... Un cobarde huye en la confusión de la batalla y al amparo de la noche. El, simplemente... le dijo al Rey que se marchaba... - Tyrion sonrió y le dio una palmada cariñosa a Ben en la cara- aprende de él pequeño. Te enseñará bien.
El día de su decimo quinto día del nombre, su padre le llevó a cabalgar al amanecer, montaron hasta una colina desde la que se podía divisar el muro y allí le entregó el que, probablemente sería el mejor y más valioso regalo de su vida.
-Esta es hielo Ben, su padre desenvolvió un mandoble casi tan alto como un hombre y de una mano de anchura- Fue la espada de tu abuelo Lord Eddard Stark, Twyn Lannnister la fundió y mandó hacer dos espadas que han estado perdidas. La Reina Danerys la ha mandado volver a forjar en su forma original, como agradecimiento a la casa Stark y el Rey, ha decidido que la espada debía estar aquí. Es la espada del legítimo señor de Invernalia, y ahora, es tuya- Ben la sostuvo y la admiró largo rato
-Pero padre... tú... - Sandor le interrumpió
-Llévala con honor Benjen, tu abuelo era un hombre de honor y esta espada es la representación de Invernalia y el resurgir de la casa Stark, como tú. - Ben había pensado en aprovechar ese momento para preguntarle que había de verdad en todas las historias que conocía de él, pero, en ese momento comprendió, que siempre había tenido razón. Todo aquello no importaba lo más mínimo.
- Gracias padre, haré que os sintáis orgullosos de mi.
El crujido de la madera al abrir la puerta trajo a Ben de vuelta al presente, los comandantes de su padre, entraron portando un escudo de los Arrryn, detrás de ellos, iban sus padres. Estaba claro, que habían tenido una reunión a la que él no estaba invitado. Sandor se dirigió a los presentes.
-Mañana convocaremos a nuestros vasallos, partiremos hacia el nido de águilas y mataremos a Robert Arrryn... descansad esta noche, porque mañana estaremos en guerra...
Los comandantes salieron dejando a Benjen con sus padres. Al acercarse a la puerta, su padre le retuvo. Sansa acarició su rostro y beso a su esposo antes de marcharse y dejarlos solos.
-Acompáñame hijo, debemos hablar- Ben siguió a su padre por el castillo hasta llegar a la torre de vigilancia sur. Permaneció en silencio con expresión pensativa, pero Ben no quería interrumpirle. Cuando por fin le miró, había tristeza en sus ojos.
-No vendrás conmigo al Nido de Águilas Ben.
- ¡Pero padre! Debo estar a tu lado y al de nuestros hombres en la lucha.
-Siempre ha de haber un Stark en Invernalia.
-¡Pero Madre! Y Rob...
Sandor le hizo callar con un gesto – debes obedecerme. Pero lo que quiero es que me escuches. Apenas puedes imaginar cómo era todo antes de que nacieses, incluso cuando eras pequeño, no imaginas como era yo, el monstruo que era tu padre- la voz de Clegane era apenas un susurro- Durante los años que serví como escudo del puto Rey Joff hice cosas que no podrías imaginar. Disfrutaba matando, disfrutaba bebiendo, a eso me dedicaba antes, a servir a un asesino sádico y cobarde. Conocí a tu madre cuando era solo una niña, tenía 12 años cuando se prometió al rey. Ese niño cruel la maltrataba mientras yo miraba con mi capa blanca y le daba pañuelos para que se limpiase la sangre de las heridas. Pero antes de eso ya era un asesino, durante toda mi vida solo había conocido el odio y la ira... - permaneció en silencio y se aclaró la voz antes de continuar -.
Cuando tenía 7 años, le quité un caballero de madera muy parecido al que tiene Rob a mi hermano mayor Gregor. Cuando me descubrió con él, aplastó mi cara contra el brasero de la habitación mientras yo gritaba y gritaba... mi padre le dijo a todo el mundo que mi cama se había prendido fuego...- Benjen estaba perplejo, ¿que podía decirle a su padre después de escuchar aquello...?. El hombre que tenía delante siempre había sido cariñoso con ellos, trataba con auténtica devoción a su madre. Era un gran padre. Sandor se apoyó en la almena y dejó que el viento helado le despejase. Sonrió con tristeza – así que, ya sabes, ese es el gran misterio. No es el recuerdo de una gran batalla, ni me lo hizo un dragón protegiendo a una hermosa dama. Fue producto de la crueldad humana cuando yo era solo un niño inocente - Ben iba a decir algo, pero una lagrima que resbalaba por el rostro de su padre le detuvo- también hui de la batalla del agua negras porque tenía miedo y estaba muy cansado, había salido a contener a las fuerzas de Stannis y más de la mitad de mis hombres había muerto. Entonces vi a los soldados ardiendo, recuerdo sus gritos mientras se abrasaban bajo el fuego verde y me vi a mí mismo. Deserté abandonando al rey al que había jurado proteger. Puedes preguntarle a tu amigo el gnomo, después de irme yo, el mismo dirigió la defensa y guarda como recuerdo esa preciosa cicatriz de su cara. Esa noche traté de llevarme conmigo a tu madre, hacia el norte, pero ella me temía demasiado para acompañarme, todos me temían y la gran mayoría me odiaba también. Después de aquello vagué por poniente y pasé algún tiempo con tu tía Arya. Tras una pelea en la que resulté malherido, me quedé solo, no estaba muerto, porque me habían negado incluso el favor de una muerte rápida y él me encontró. Curó mis heridas, pero también me cambió, me enseñó que, si había sobrevivido, era por un motivo... Un tiempo después, volví al norte con la hermandad sin estandartes y me reencontré con tu madre y supe al instante que ella era mi objetivo. Mi razón. El resto... ya lo conoces. Luego naciste tú y cuando te tuve en brazos por primera vez... fue uno de los mejores momentos de mi vida. Eras perfecto, tan pequeño, tan inocente que me sentí abrumado al comprender que eras parte de mí, todo lo que yo podría haber sido... enterraste profundamente lo poco del perro que quedaba ya en mí, y tus hermanos lo borraron de mi recuerdo, pero, aún así, a veces sueño con el resplandor verde y la sangre que parecía negra en la noche... No deseo eso para ti hijo mío. Debes quedarte aquí y proteger tu hogar ancestral. Deseas conseguir gloria, y lo entiendo, pero la buscas en el lugar equivocado. No hay honor en la muerte Ben...
Sandor miró a su hijo y descubrió en sus ojos emoción y desconcierto a partes iguales
-Padre. Yo... no sé qué decir...
-solamente prométeme que pensarás lo que te he dicho.  ¿De acuerdo?
- claro padre, lo haré – le dio a su hijo una palmadita cariñosa y empujó la puerta para salir- Padre- le llamó ben- gracias. -Su padre le sonrió y desapareció tras la puerta.
Cuando llegó a su dormitorio, encontró a su esposa sentada con sus dos bebes en el regazo. La observó por la puerta entre abierta en silencio. Estaba increíblemente hermosa, el sol de media tarde se reflejaba en su cabello cobrizo haciéndolo brillar. Sus hijos pequeños se movían entre sus brazos moviendo sus manitas mientras su madre les hablaba con dulzura.
-Vuestro padre volverá muy pronto mis pequeños, no debéis temer nada. Es un guerrero fuerte y valiente y nada ni nadie es capaz de vencerle, luchará con valor y regresará junto a nosotros para enseñaros a cabalgar y a usar la espada- El rostro de Sansa se ensombreció al pensar en Alystair- volverá. El siempre vuelve a mí. Me lo prometió y el jamás miente.
Sandor se dejó caer sobre el muro mientras una punzada de culpabilidad le recorría la espalda, sus hijos no habían cumplido aún dos meses y tendría que abandonarles para luchar, ¿le recordaría su pequeña Cat a su vuelta? ¿Y si no conseguía volver?
Entró en la habitación y se colocó detrás de Sansa que arropaba a los niños en su cuna, la rodeó con sus brazos y la estrechó con fuerza, ella respondió dejándose caer contra su pecho y tomando sus manos entre la suyas - ¿has hablado con Ben?
-Si.
- ¿Y?
-Me ha prometido que lo pensará.
-Vaya. Has debido de ser muy convincente para que esté dispuesto a considerarlo si quiera.
- Se lo he contado todo – dijo mientras la hacía girar sobre sí para quedar de frente a ella- todo lo que era, lo que hice y en lo que me convirtió eso. Parecía decepcionado.
Sansa echo los brazos alrededor de su cuello y le hizo acercarse – Tu hijo jamás podría estar decepcionado contigo, te adora, te admira y te respeta, que sepa eso de ti, solo puede hacer que se sienta más orgulloso de su padre- Sandor la abrazó y eliminó la distancia que separaba sus bocas.
- ¿y vos mi señora? ¿Estaréis orgullosas de mi cuando parta? - dijo sin apenas levantar los labios de los de su esposa.
-Yo os amo mi señor, eso ocupa todo mi corazón- el intensificó el beso y la levantó en brazos hasta la cama. Por los 7 que la deseaba más de lo que jamás hubiese deseado algo. Por más años que pasaran, seguía estremeciéndose cada vez que rozaba su piel y sentía su calor. Se deshizo de la capa y de la camisa de cuero y lana, quedando desnudo de cintura para arriba. Comenzó a desnudar a su esposa mientras ella acariciaba su pecho y sus brazos surcados de cicatrices. Cuando ya no quedó nada que le impidiese sentirla, hizo lo mismo con la ropa que le quedaba y se apresuró a tenderse junto a ella. Besó y acarició cada centímetro de su cuerpo que conocía como la palma de su mano como si fuese la primera y la última vez. La devoró con pasión y devoción hasta que no pudo contener más su excitación. Trató de introducirse en ella, pero le detuvo y le hizo tumbarse de espaldas. El obedeció. Sansa podía notar sus músculos tensos y su piel caliente.
Se sentó sobre él y acaricio su pecho con ambas manos, le besó dejando caer su larga melena sobre ellos y cubrió todo su rostro de besos antes de continuar recorriéndolo. Bajó por su cuello y su pecho mientras el gemía. Cuando llegó a la altura de su ombligo, Sandor la detuvo agarrándola de los brazos con firmeza. Se miraron y ella se alzó un poco para acariciarle juguetona. Estaba loco de placer y la atrajo hacia él, necesitaba tomarla, y ella se movió para que pudiese entrar en ella, comenzó a moverse suavemente, pero él la sujetó por las caderas con manos de acero, respiraba agitado y mantenía los ojos cerrados. Se deshizo de su presa y comenzó a moverse sobre él al tiempo que le besaba. Acompañó sus movimientos guiándola con sus manos, la visión de sus pechos frente a él y su cabello acariciándolo, su rostro sonrojado y sus ojos profundos y vivos... Repetía su nombre entre gritos ahogados. Empezó a sentir como algo despertaba en su interior, así que la hizo aumentar el ritmo mientras las manos de ella descansaban sobre su pecho. Sansa no pudo aguantar más y se sacudió sobre él haciendo que todos sus músculos se contrajeran y le apretasen más. Un escalofrío recorrió a Sandor, que la atrajo hacia sí y la abrazó sobre su pecho explotando dentro. Acarició su pelo y memorizo su aroma, nada en el mundo le habría hecho dejarla en ese momento-
-Te amo sansa, desde los albores de la humanidad hasta el fin de los tiempos.
-yo soy tuya, como tú eres mío – continuó sansa- y nuestro amor será eterno.

Benjen había regresado a su dormitorio después de pasear un rato por la muralla. No podía dejar de pensar en la conversación con su padre. Siempre le había visto como un hombre fuerte, no como un niño con una infancia horrible, que había sufrido y que había tenido que huir de su propia casa y dedicar su vida a servir a personas horribles y curiosamente, eso hizo que se sintiese más orgulloso aun de él. A pesar de cómo había sido su vida, había procurado a sus hijos un futuro completamente distinto. Se quedaría en Invernalia con su familia, para protegerlos como le gustaría hacer a su padre y le haría sentir orgulloso.
Los días pasaron rápido entre preparativos, los vasallos acudieron sin dudar a la llamada de su señor, su madre siempre les había enseñado que el norte no olvida. La primera en llegar había sido Lyanna Mormont. Ben la apreciaba enormemente, era una gran mujer, joven y fuerte, respetada y amada por su pueblo y por sus soldados.
Los días posteriores, fueron una incesante ida y venida de tropas que Ben observaba con una mezcla de impaciencia y desasosiego. Su padre, sin embargo, aprovechaba para seguir entrenando con él y con Rob y el resto de su tiempo lo pasaba con su madre y sus hermanos pequeños. Cuando llegó el día de su partida, Ben se despertó mucho antes del alba, aunque apenas había dormido. Cat había ido a su cama de noche entre sollozos después de una pesadilla. Aunque era muy pequeña para entender bien que pasaba, presentía que algo no marchaba como siempre. Ben la arropó bajo las mantas y se quedó con ella hasta que se durmió. Su hermana pequeña era la preferida de Ben, era dulce y cariñosa, la viva imagen de su madre. Su padre fue a su habitación para despedirse antes de partir y al no encontrarla en la cama, supo inmediatamente donde buscarla. Entreabrió la puerta y vio a su hijo mayor dormido con la pequeña entre sus brazos y no quiso despertarles. Volvió a acostarse junto a Sansa, abrazándola. Deseó no tener que marcharse de allí, quiso huir, dejarlo todo y marcharse con su familia a algún sitio muy lejano dejando atrás todos los recuerdos dolorosos y durante un momento, casi consiguió olvidar porque marcharía al día siguiente, pero enseguida vinieron a su cabeza imágenes de la sangre en sus manos y la mirada de Alystair y las dudas desaparecieron. Ninguno de los dos pudo dormir, tampoco hablaron. Solamente disfrutaron de estar juntos.
El amanecer llegó demasiado pronto y a pesar de que trató de evitarlo, su esposa y sus hijos estaban en la puerta del castillo cuando se fue. Viéndole allí, montado en el enorme corcel de guerra, Ben volvió a sentirse como si tuviese 6 años de nuevo. Notó el tímido roce de una mano a su lado. Rob estaba junto él y se aferraba con disimulo a su capa mientras una lágrima resbalaba por sus mejillas.
-Padre volverá pronto ¿verdad Ben?
-Claro Rob, volverá. ¿Olvidas que es la mejor espada de Poniente? Nadie puede vencerle ¿no crees?
- ¡Claro!
Sandor echó una última mirada atrás. Lo había estado evitando porque no sabía si tendría la fuerza suficiente para seguir adelante. Ben estaba delante, alto y fuerte, con el pelo largo revuelto por el viento y la barba que empezaba a ser larga. Rodeaba a  Rob con su brazo, que se apretaba contra él y Sansa, con Cat en brazos, le devolvía la mirada, orgullosa y elegante. Sin duda era la digna heredera del norte. Volvió la vista hace delante conteniendo un suspiro. Volveré pronto, sea como sea...

El rey de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora