01. Peligro.

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Revisó la hora otra vez.

Cinco y veintisiete.

Odiaba cuando necesitaba hacer algo y el tiempo comenzaba a transcurrir lento. Salir de noche era mi manía, no sé porque me gustaba sentirme libre y alejada de todos. Decían que cuando es de noche todo comienza a revelase y tal vez creo que es cierto. Me gustaba divagar en las calles solitarias y frías por la noche, me perdía entre mis pensamientos y lo disfrutaba.

Mi vida no era del todo fantástica. Solo tengo un amigo el cual no le importó que entrará en pánico cuando veía muchos colores a mi alrededor. Él me ayudó en esa situación. Él es el único que estuvo ahí. Es horrible ver cómo la gente se asusta cuando me ve, no es muy bonito que digamos y nunca lo será. 

Una cabellera negra aparece en mi campo de visión y de ella una sonrisa que deslumbra plasmada en su rostro.

— Hey Daisy —me saluda y aprovecha para desordenar mi cabello. Él sabe que ese no es mi nombre y solo lo hace para fastidiarme.

— Es Dawn, no Daisy —puntualizó otra vez, ya cansada de lo mismo—. Deja de inventarme nombres.

— Es que suena como Dawn —réplica tomando asiento a mi lado y regalándome una sonrisa. 

Ruedo los ojos.

— Daisy no suena como Dawn —argumento—, ni siquiera está cerca de sonar como mi nombre —me quejo.

—¿Ves? Arruinas todo, tú siempre quejándote y yo solo te demuestro mi amor, deberías ser más agradecida —exagera mirándome ofendido.

— Ni siquiera me das amor —contradigo, ganándome una grito ahogado de su parte.

Dramático.

—¿Cómo puedes decir eso? ¿Qué clase de persona eres?

— Tal vez una de carne y hueso —respondo irónica.

Suelto un bufido al aire y tomo mis cosas levantándome del banco.

— Hey, Dawn —llama, lo ignoro olímpicamente a sabiendas que él me pisa los talones—. Dawn, ¿ya te vas? —cuestiona colocándose a mi lado.

— Si —zanjó.

—¿No te piensas despedirte de mi? —pregunta con diversión planteándose frente mío y obstruyendo mi camino.

— Quítate, Calum —siseo cruzándome de brazos, el chico niega divertido.

— No te niegues, yo sé que quieres —el moreno comienza a caminar hacia mí con sus brazos extendidos invitándome a abrazarlos.

— No, Calum. Es tarde y tengo que llegar a casa —intento esquivarlo, pero en un ágil y rápido movimiento una de sus manos me toma por la cintura apegándome a él. Sus brazos se enroscan en mi cuerpos apretándome muy fuerte y suelto un par de maldiciones.

— Listo —sonríe satisfecho soltándome y mis pulmones agradecen.

— Idiota.

— Yo sé que me amas —ruedo los ojos—. ¿Quieres que te acompañe a tu casa? —propone.

— No. Ya mejor vete —niego comenzando a caminar hacia la salida del instituto con el moreno a mi lado.

—¡Yo también te quiero! —grita una vez que estamos afuera y él comienza a irse por su lado y yo por el mío.

Camino rápidamente a mi casa ya que comenzaba a obscurecer y solo quería ir a cambiarme de ropa para  disfrutar el resto de la noche. Al llegar a casa Dan me esperaba ya que mamá no se encontraba en casa.

Night » horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora