09. Llorar.

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Muchos dirán que llorar es algo estúpido, que de nada sirve estar llorando, pero hay gente que no sabe que llorar es sacar todo lo amargo. Todas las palabras que te has tragado, todas las miradas de odio, todos los insultos que te han dicho, todo por lo que una vez no llorastes.

Eso para mí es llorar.

Estoy encerrada en mi habitación, arrinconada en una esquina, hecha un ovillo y llorando, lamentándome de mi vida, lo que me tocó aceptar.

¿Has sentido esas ganas de llorar de repente? ¿Que tu vista se nubla por las lágrimas contenidas? ¿Qué un vago recuerdo invade tu mente y te dan ganas de llorar? Eso mismo me pasa. Durante las noches llorar y lamentarme ya era una rutina. Y por los días sonreír y fingir que todo está bien, simular que nada te pasa, fingir una sonrisa que demuestra lo tan rota que estas.

Tal vez cuando me miran en la calle miran mi sonrisa y piensan que soy feliz, cuando solo expreso que estoy rota, que estoy hundida en la oscuridad, que quiero llorar, que necesito un abrazo para sentir que se llena una parte de mí y hacerme la ilusión que mis piezas rotas se pegaran y ya no sentiré dolor alguno. Eso demuestra mi sonrisa, y si no lo han notado es por qué soy una buena actriz.

La noche a caído y mi habitación está completamente a oscuras, miro a través de la ventana y la calle está desolada. Me levanto y camino hacia mi mesa de noche y tomo el envase ya vacío del café, enciendo la luz y lo miro.

Una linda caligrafía acompaña el escrito, un corazón pequeñito al lado de la " H ".

" Te vez más linda cuando ríes "

Al leer esa oración recuerdo que él me vio llorando cuando choque con él por accidente.

"Y tengo que decir que es la risa más linda que jamás haya escuchado ".

Limpió las pequeñas lágrimas que se escaparon y suspiro.

Tomo un abrigo y salgo por la ventana, al llegar al suelo camino rápidamente a un parque, el frío viento azota mi cara y un escalofrío recorre mi espalda.

Al llegar todo está solitario y como no estarlo, es casi media noche. A ciegas camino hacia un columpio y me siento en el, este suelta un chirrido horripilante que hace que me estremezca, miro el lugar y lo único que percibo es la oscuridad que invade el parque, a lo lejos una farola ilumina muy poco el lugar.

Ni siquiera tengo idea qué hago en este lugar.

Todo está tan tranquilo que da miedo, solo se escucha el crujir de las hojas al hacer contacto con las otras, el chillar de los columpio que adornan el parque y el sonido de los grillos, todo es tan espeluznante.

El fuerte chirrido del columpio a mi lado me espanta y grito del susto, dirijo mi mirada a mi lado y puedo persevir algo.

Es él.

—¿Como te sientes?

De todas las malditas preguntas que él podría hacerme, pregunta esa. Es como preguntarme si me mojo cuando llueve.

—Muerta.

—Pero estas viva.

—El hecho que respire no quiere decir que esté viva.

Un silencio llega, supongo que mi respuesta lo desconcertó, pero es cierto.

Y de repente sus brazos me enrollan y hacen que me levante del columpio para acercarme a su cálido pecho y abrazarme con fuerza.

Su perfume llega a mis fosas nasales y me siento en la nubes, tan masculino y a la vez tan dulce, un olor tan delicioso. Sus cálidos brazos me apegan a él mientras siento como su rostro se oculta en el hueco de mi cuello. Su respiración chocar en mi piel al descubierto hace que mis piernas tiemblen, rodeó su dorso con mis brazos devolviéndole el abrazo, mi rostro oculto en su pecho y el latir de su corazón llega a mis oídos.

Siento mi pecho oprimirse.

—No sé si te has dado cuenta, pero con tan solo verte alegras mis días –hablo con voz ronca y el rozar de sus labios con mi piel me envía descargas—. Y estar aquí contigo. Y escucharte decir que te sientes muerta, me hace querer abrazarte, hacer que sonrías, hacer que rías, por qué nena, tú eres lo más hermoso que he visto —sus palabras me congelan—. Y me duele saber que lloras, me duele saber que te sientes sola, me duele saber que finges una sonrisa, me duele ser un completo extraño para ti —me acercaba más a él.

Y yo me quedé sin palabras, un completo extraño me estaba abrazando y brindando apoyo aunque no tenga la menor idea de quién es.

—No tienes que ser un extraño, solo déjame verte —murmullo suavemente en su pecho.

—Todavía no. Yo me iré acercando a tí y cuando esté listo me conocerás.

—¿Cómo te llamas? —pregunte desesperada por saber algo de él.

Hubo un largo silencio antes de que el suspirará sobre mi cuello y contestara la pregunta.

—Mi nombre comienza con N —respondió y yo nunca había estado tan feliz de saber ese pequeño detalle.

—Gracias —sonreí sobre su pecho.

—¿Por qué?

—Por darme un abrazo cuando me siento caer.

—Siempre estaré para ti durante las noches, escuchare todo lo que quieras decir, y te abrazare cuando lo necesites —y sin más se separo de mí, se deshizo de nuestro agarre y sentí como se iba.

Y con sigo su calor.

Mire su silueta caminar y una vez lejos de mi, desapareció en la oscuridad.

Y yo solo me quede ahí, con mi cabeza hecha lío y caos.

Night » horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora