Night » horan.

26. Bizarro.

Dawn

Me removí en mi lugar que por alguna razón estaba frío, sentí como mi cuerpo dolía y cuando intente abrir los ojos sentí una fuerte punzada en mi cabeza obligándome a volver a cerrarlos, solté un grito. Lleve mis manos rápidamente para calmar el dolor que se sentía como si me estuvieran martillando la cabeza, era agudo y doloroso. Y cuando sentí que ya había paso abrí los ojos lentamente.

Sentía un dolor horrible en mi cara.

Observe a mi alrededor, estaba metida en una especie de caja hecha de vidrio. Por la paredes cristalizadas se podía ver una oscuridad aterradora, las orillas de la caja estaban reforzadas de metal, el cristal en el que estaba metida era grueso, lo comprobé cuando intente golpearlo. Me giré intentado buscar una salida, pero en unos de los cristales había un hoyo. Parecía una tubería que se conectaba con la caja.

Entre en pánico.

Una bombilla era la responsable de que el lugar tuviera un poco de luz, la cual iluminaba la caja en donde estaba. Baje mi vista hacia mi ropa encontrándome con la que llevaba. Mis vaqueros estaban rotos un poco, mi camisa amarilla estaba un poco manchada y tenía unos cuantos hoyos en ella.

Me desespere por sentirme encerrada.

—¡Sáquenme de aquí! —grite golpeando los cristales con mis puños repetidas veces.

Tenía miedo de que me pasara algo, no tenía ni idea de dónde estaba o en qué lugar, o si todavía seguía en Londres. Y de tanto el desespero las lágrimas no tardaron en hacerse presente.

Y todo se empeoró cuando escuché un ruido.

Me giré sobre mí misma y mi mirada cayó en la tubería que se conectaba con la caja de cristal. Este hizo un sonido raro y segundos después comenzó a salir agua de ahí.

Mi corazón se aceleró de una manera sobre humana.

—¡Ayuda! ¡Ayuda, por favor! —grite con desespero propinándole golpes al cristal.

Sentía la agua llenar la caja.

—¡Por favor, ayúdenme! —exclamé al borde de los nervios.

Al paso de los minutos la agua se fue acumulando en la caja hasta que está llego sobre encima de mis rodillas. Presa del pánico y la desesperación me acerqué a la tubería e intente parar el fluido del agua, pero fue imposible. Esta se escabullía por mis dedos y se adentraban en la caja.

Moriría ahogada.

Intente patear los cristales con fuerza.

El agua al pasar los minutos llego hasta la altura de mis caderas. Sentía como el oxigeno se iba reduciendo, pero no me detuve en mi batalla. Golpee y patee con furia y desespero los cristales suplicando que alguien me sacara de esto.

Y la agua llegó hasta mis hombros.

Me impulse para que mi barbilla quedará en alto y miraba hacia arriba, donde la luz de la bombilla sentía que me cegaba. Mis manos estaban apoyadas en el cristal y a medida que pasaban los segundos gran parte de mi cuerpo estaba sumergido en el agua, luchando por mantener mi nariz fuera del agua.