16. Dulce.

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Salgo del auto con Dan y ambos nos encaminamos a la entrada del edificio frente a nosotros. Hoy tengo una sonrisa de oreja a oreja plasmada en mi rostro. Por primera vez en cinco años estoy feliz.

—¿Por qué esa gran sonrisa? —Dan pasa su mano por mi cara, pero estoy tan alegre como para enojarme.

—No es nada importante —miento, pero está más que claro que es importantísimo.

—Como tú digas —pasa su brazo por encima de mis hombros y me mira—. Hoy me preguntaba si tienes tiempo.

—Claro, no tengo nada que hacer —asisto.

—Genial —exclama—. Hoy te presentaré a alguien especial.

—¿Quién es? —la curiosidad me pica.

—Ya veras —besa mi frente—. Nos vemos a la salida —se despide dejándome con la duda he inquietud.

No dejo que las palabras de mi hermano se quedan grabadas en mi mente y me hagan darles tantas vueltas al asunto. Así que sin más retomó la marcha a mi salón de clases.

El taller de arte es mi favorito, aunque hay veces que me exaspera con los regaños de la maestra Chester por qué soy la única en al tocar el lienzo y el pincel lo que plasmo no es de su agrado.

Pintar con negro, gris y rojo para ella no es normal, siempre sale de su boca al ver mis pinturas es; No es normal que un joven pinte esto. Por favor, ni siquiera dibujo algo, solo trazo siluetas que para mi punto de vista es basura y para ella es terrorífico.

Tomó asiento en mi pupitre, no me preocupo que Calum se siente a la par mía como siempre lo hacíamos, él mismo me a dejado claro que juntarse conmigo es una perdida de tiempo.

—Muy buenos días, chicos — la profesora Chester derrocha alegría en sus palabras—. Hoy es un día muy alegre para mí y espero que también sea para ustedes con la noticia que les daré —carraspea llamado la atención—. Estuve hablando con el director. Y quedamos en un acuerdo.

Ella camina de un lugar a otro y tengo que decir que es un poco irritante.

—Como ya sabrán nuestra institución hace programas para que los estudiantes puedan subir sus notas —hace una ademán—. Y bueno. Yo quise que esa actividad sea una campaña de abrazos gratis —habla recalcando la ultima palabra.

Eso es estúpido.

—Y yo eligiere a los estudiantes que participarán en ella.

La profesora comienza a llamar a los estudiantes que participarán en su campaña de abrazos gratis.

Yo por mi parte cierro mis ojos para intentar revivir el momento de anoche.

Niall.

Un nombre poco común pero a la vez inquietante, con solo pronunciar su nombre te quedas con las ganas de saber quién es esa persona. Y en mi caso yo anhelo saber quién es la persona de cuyo nombre despierta curiosidad en mi.

Desde que aquella noche que su silueta llamo mi atención quise saber cómo se llamaba, desde que comenzaba a establecer conversaciones cortas con él quise saber su nombre, desde que la primera vez que me abrazó esa noche de lluvia la cual yo lloraba, quise saber su nombre.

Y ahora lo se. Estoy enamorada de su nombre y de él. Nunca pensé enamorarme de un completo desconocido. Me gusta él. Me gusta sus ojos. Me gusta su voz un tanto grave. Me gusta su risa... me gusta encontrarlo a media noche.

Es increíble como termine enamorándome de él. De una persona cuyo aspecto desconozco, pero dice por allí, que no es el físico sino su personalidad la cual te enamora, tal vez es cierto.

Cuando me besó sentí un nuevo sentimiento crecer en mi pecho. Sentí que toda la amargura y tristeza que llevaba por dentro se esfumó. Sentí que su rostro el cual llevaba atormentandome se fue.
Sentí que todas las voces de mi cabeza que me dicen cosas malas, se fueron. Que ese simple beso me hizo sentir cosas que nunca había experimentado.

Y ahora quiero besarlo otra vez.

Quiero que me haga sentirme bien.

—Dawn Peyton —llama la maestra sacándome de mis pensamientos, provocando que abra los ojos.

—¿Ah? —pregunto un tanto aturdida y por auto reflejo miro que Calum que me está viendo.

—Señorita Peyton. Usted participará en la actividad —sentencia y maldigo por lo bajo.

—Genial —el sarcasmo abandona mis palabras y la maestra me mira para poner los ojos en blanco y seguir llamando a los demás estudiantes.

Abrazos gratis.

Qué estupides.

—Bueno chicos —la maestras aplaude sonoramente y hace callar a unos cuantos—. Los que fueron llamados les pediré que al terminar la jornada de clases se queden para emprender la actividad y el que no se presente será reprobado —sentencia haciendo que unos que otros estudiantes abucheen y se quejen.

Esto será genial.

[...]

Daaan —alargó su nombre tomando asiento a la par de él.

—¿Si? —pregunta él levantando su vista de sus cuadernos para poder verme.

—No podré ir contigo al terminar las clases.

—¿Qué? ¿Por qué? —cuestiona.

—La maestra Chester me a pedido participar en una actividad y sino me presento reprobare.

—Oh... —él se queda un rato pensando y después reacciona—. Bueno creo que la podrás conocer cuando llegas a casa.

—¡Genial! —musitó— Espera, ¿la podras? ¿Es una chica? ¿De qué me perdí?

—Lo siento cara de mierda —él se levanta y comienza a guardar sus cosas—. Me tengo que ir.

—¡Tú también tienes cara de mierda! ¡Somos mellizos, idiota!

—¡Pero yo soy el bonito!

—¡Si claro! —miro como él hace un ademán antes de abandonar la cafetería.

Minutos después abandonó el lugar repleto de estudiantes para ir a mi próxima clase. Mientras caminaba por el largo y un poco ancho pasillo con unos cuantos estudiantes caminando de un lado a otro. Mi mente hizo que el nombre de cinco letras y dos vocales se proyectará fugazmente en mi mente y que me perdiera en mis pensamientos.

—Niall —pronunció su nombre para mí misma.

Mi mente comienza a imaginarse cómo sería el físicamente. Hasta hora tiene unos bellísimos ojos celestes, cabello rubio y alto. No puedo imaginar su rostro exactamente ya que mi subconsciente elimina cualquier parecido a la realidad.

Regresó a la realidad cuando algo choca con mi hombro perdiendo el equilibrio un poco, logró estabilizarme y me llevo la sorpresa de quién a sido la persona que me a golpeado.

El morocho me mira sin ninguna expresión en su rostro, su ceño está ligeramente fruncido, sus gruesos labios apretados un poco y su mirada chocolate parece tener una batalla interna consigo mismo.

—Ten cuidado —su voz suena seca y tosca cuando abandonan las palabras de su boca.

—Si, lo sé —balbuceo y él parece relajar sus facciones ya que su mirada refleja un toque de brillo que nunca había visto en estos dos años de amistad que tenía con él.

—Como sea —Calum recobra la postura y se muestra indiferente ante la situación.

—Hasta luego —me despido de él y este me contempla unos segundos en silencio como si quisiera decir otra cosa pero sin más no lo hace y se dispone a emprender su marcha hacia dónde sea que vaya.

Night » horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora