05. Triste.

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—Estoy muy emocionado.

—¿Y eso me importa por qué...?

—¡Papá me dará mi auto! —chilla ignorando mi comentario.

Yup, qué alegría. Estoy tan emocionada, es una buena noticia —digo irónica mientras alzó mis manos al aire mostrando mi "emoción".

—Guarda tu ironía para más tarde, Daisy.

— Agh, ¿tú también? Mi nombre es Dawn, no Daisy. Mataré a Calum por eso —lo señaló con el dedo índice y mi mellizo sonríe divertido.

Nos encontrábamos en una cafetería de la cuidad, Dan quería celebrar por qué papá le dará un auto. ¡Qué emoción! Y a mí idiota hermano se le ocurrió ir a un café para celebrar, que original de su parte.

Pero no me quejo, este lugar tiene aire de tranquilidad y eso me alivia en cierta forma.

—Tierra llamando a Dawn —Dan mueve su mano por mi rostro.

—¿Qué?

—Mientras tú pensabas en Calum —lo miro mal por su estupidez y él ríe—, papá me acaba de llamar y bueno...

—Ajá —asisto para que proceda.

—... quiero que me acompañes a buscar mi auto en la... casa de papá —finaliza sutil observando mi reacción.

No me agrada la idea de ir a la casa de papá con su otra familia y verle la cara de hipócrita a la nueva esposa de papá. Yo no le hablo y no le hablare, no pasa de una sonrisa fingida y de ahí nada más. Soportar a sus otros hijos tampoco es de mi agrado.

Vanessa, la otra hija de papá y por edén la mayor. La aventura que tubo mi progenitor con su madre fue realmente desagradable. Mientras mi madre estaba embarazada de Dan y de mi, el hombre que se hace llamar mi padre estaba cuidando de su otra hija.

Cabe recalcar que eso no terminó ahí. Después de haber nacido Dan y yo. Un año después llegó Roy, el hermano de Vanessa.

Simplemente fantástico.

Miro una vez más a mi hermano frente mío. Dan a estado para mí en todos los momentos que lo necesite y sería muy egoísta de mi parte no estar para él.

—Iré contigo —le dedico una mirada y él me sonríe.

—Gracias, Dawn —una sincera sonrisa aparece en sus labios y después él pone su vista en su móvil.

Muevo mi mirada hacia el vidrio del local que deja ver la gente caminando de un lado a otro y los autos pasar. Hoy sin duda era un día atareado para aquellas personas.

Al otro lado de la calle un chico está recostado en la pared de un edificio mientras mira jugar a unos niños, él ríe cuando sin querer un niño le pego en la cabeza a otro. El chico saco un paquete de su espalda y se los dio a ellos.

Ellos al ver que era, una sonrisa se dibujaron en su rostros inocentes. Él les había dado comida. Sin duda un acto muy humilde departe de él, me enfoco en ver al chico y se me hace conocido. Es rubio, pero tiene raíces castañas, tez blanca, lleva una playera sin mangas gris que hace que sus brazos salgan a la luz, no es muy musculoso pero tampoco muy debilucho y unos vaqueros roto los acompaña. Aunque no lo pueda apreciar bien su rostro se me hace conocido de alguna parte.

—Listo. Ya tenemos que irnos a casa de papá —Dan interrumpe mis pensamientos y se levanta con una sonrisa en su rostro—. Ya vamonos Dawn, llegaremos tarde —dice como un niño de cinco años exigiéndole a su madre que le compre un juguete.

—Esta bien —suspiro. Me levanto de la mesa y caminamos fuera del café. Al salir, Dan me toma de la mano ya que hay muchas personas y no sería nada divertido que me pierda entre ellas.

Nos subimos a un taxi y mi hermano da la dirección de la casa de papá.

La verdad visitar la casa de mi padre no era algo que me encantará. Odiaba esa casa. Odiaba como alguien jugo conmigo de la forma más cruel que haya podido.

Tenía doce cuando tuve mi primer ataque de pánico. Y a los catorce fue cuando empeoró y fue gracias a la inútil de Vanessa. Ella empeoró las cosas. Me jugó una broma cuando papá nos llevo a conocer su casa, Vanessa me dijo que en su habitación podíamos pasar el rato conociéndonos y acepte pasar un tiempo con ella. Al llegar a la habitación ella me dijo que me sentara en su cama mientras ella iba a buscar algo. Yo como la gran idiota que soy estaba tan feliz por qué iba hacer mi primera amiga y todo se fue a la mierda cuando ella apareció por la puerta con globos de diferentes colores.

Me asusté tanto que grite que alejara eso de mi, pero no me hizo caso y se acercó, yo me tire al suelo y comencé a golpear mi cabeza por que escuchaba susurro y voces diciéndome que él iba a venir por mí y matarme, de tantos golpes quede inconsciente y cuando abrí los ojos estaba en una habitación completamente en blanco.

—¿Mamá? ¿Dónde estoy? —pregunte cuándo ella se acercó corriendo a mi.

—Estas en el hospital, cariño —me acarició mi mejilla y vi cómo lagrimas salían de sus ojos grises.

Baje mi vista a mis brazos y ellos tenían moretones y algunas partes estaban vendadas.

Me asusté.

—Mamá, ¿qué pasó? —volví mi vista ella. Mamá rebusco algo en su bolso que descansaba a la par de la camilla y sacó un espejo de este.

Me lo extendió y lo tome confundida, me mire en el y casi grito del miedo al verme, mi cabeza estaba vendada y mi ceja derecha estaba con una bendita y alrededor sangre seca, mis labios rotos y mi rostro completamente pálido.

Estaba horrible.

—¿Qué me pasó? —la voz me sale temblorosa, dirijo la mirada a mi madre la cual me mira con lagrimas bajando por sus mejillas.

—Tuviste un ataque de pánico y tu cuerpo reaccionó de esa forma, te auto-lastimaste a ti misma, cariño —dejó escapar un sollozo.

Dejó caer una lágrima por mi mejilla al recordar el daño que me hice a mí misma.

Sin duda ese fue el día que las cosas empeoraron.

Night » horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora