30. Gritos.

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Había una vez...

Una niña de tan solo diez años, de un largo cabello castaño, muy bonito, de tez blanca, un poco oscura por pasar ratos jugando en el jardín de la casa con su hermano. Usaba vestidos rosas con estampados de flores. Tenía en su rostro unas pestañas pequeñas pero abundantes las cuales protegían unos ojos grises, casi transparentes.

Era una linda y adorable niña.

Una vez fue con su hermano mellizo y su madre a la casa de su abuela para celebrar su cumpleaños. Hubo un fiestón. Su tía y tío estaban ahí. Y eso implicaba que sus primos también, la casa parecía una guardería ya que había niños por doquier. Corriendo por los corredores, jugando con muñecas de trapo en la sala y gritando en el jardín de la casa.

Jugaron, comieron, felicitaron y celebraron el cumpleaños de la abuela. Al terminar la celebración en la noche, los niños se reunieron en la sala, un grupo de niñas que conformaban cuatro, estaban sentadas en la alfombra de la sala, con la mirada clavada en la televisión. Detrás de esas niñas se encontraban otros cinco niños, los cuales se hallaban en una pelea improvisada.

Lo que las niñas miraban a través del cristal de la televisión, era un anuncio de publicidad sobre un reconocido circo.

El circo Magic visitaba la cuidad.

Las niñas chillaron de alegría porque querían ir, hicieron berrinches, mohines y pucheros a sus padres para que los llevaran, pero sus progenitores se negaban a llevarlos.

La abuela Stella. Una señora de edad avanzada con cabellos blancos debido al pasar de los años, de baja estatura y unos grandes ojos de color miel se ocultaban detrás de sus lentes. La mujer siempre tenía una sonrisa plasmada en el rostro, era amable y humilde.

La abuela Stella calló el griterío y lloriqueos de los niños haciendo presencia en la sala, los nueve niños le tenía respeto a la mujer. Ella preguntó por qué tal escándalo, y Nathaly, su hija menor le respondió que era por qué el circo venía a la cuidad y ellos querían ir.

La mujer miro con amor a esos nueve niños y les dijo que ella los llevaría. Los tres hijos de la mujer se negaron a que ella gastará dinero en eso, pera la mujer los calló y decreto que ella los llevaría.

Un domingo por la noche, la familia de aquella niña de ojos grises y vestidos coloridos iban en el auto dirigiéndose a ese famoso circo. La niña iba fascinada con su hermano mellizo observando por la ventana del auto las luces de colores que salían del circo.

Al bajar del auto se reunieron con sus primos, tíos y la abuela Stella. Hicieron fila para comparar las entradas, había mucha gente. La madre de la niña compro un cartón de palomitas y se las extendió a la niña y las compartió con su hermano.

Al entrar a la carpa que cubría el circo la recibieron muchos colores. Tomaron una banca para ver el espectáculo y segundos después comenzó el show.

Pasó aproximadamente una hora viendo el espectáculo, esa niña estaba fascinada con los malabaristas, los magos, los payasos y entre otras cosas más.

Se termino el show.

Esa niña iba saliendo del circo cuando le dio ganas de hacer sus necesidades. Se detuvo en seco y miro a su alrededor, su hermano la vio, pero no le tomó importancia y siguió caminado con sus primos. La niña a lo lejos miro un baño público y se encaminó ahí, cuando iba a tomar la jaladera de la puerta sus pequeños dedos nunca hicieron contacto con el metal.

Alguien se la llevó.

La familia de la niña al llegar al auto la madre le preguntó a su hijo donde estaba su hermana, él le respondió que se había quedado parada viendo algo. La madre se preocupó y fue en busca de su hija. No la encontró. Pasaron las horas y no la encontraron. Llamaron a al policía y tampoco hubo rastro.

Night » horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora