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Estaba nervioso por lo tensa que se ponía la situación, era tan, ¿Cómo decirlo? Complicado.

—¿No piensas decir algo? — Alzó una ceja mirándome, ¿Se vale gritar?

—Y-Yo no sé qué decir... — Susurré y me sorprendió que pudiera hablar tan siquiera.

—¿No? — Volvía a acercarse pero por inercia uno retrocede para no ser alcanzado.

En respuesta sólo pude negar con la cabeza, a estas alturas mi voz no existe, aunque creo y ya ni la tengo — ¿Por qué te alejas? — Caí al suelo, gracias zapatos que por alguna razón que ahora no le encuentro sentido, pero antes si — ¿Tienes miedo, Park? — Se agachó ahora si quedando algo cerca de mi rostro, casi gateaba hacia mí pero me detuve al sentir que no había más oportunidad para retroceder — Habla pequeña montaña — Rió por su propio chiste al cual no le vi mucha gracia.

Unos pasos se escucharon fuera del salon, ¿Chico de la máscara? Nop, el no traía botas.

—Mierda — Susurro Yoongi, gracias por darme otra oportunidad de vida Dios.

Intercambiamos miradas y quise darle a entender que gritaría a pesar de sufrir las consecuencias por la bonita posición en la que nos encontrábamos.

—Ni se te ocurra — Susurro mirándome — No eres capaz — Me estaba retando.

—¡Señor gu- — Me interrumpió poniendo su huesuda mano en mi boca.

—¡Mghmb! — Era inútil intentar hablar pero de alguna manera él tendría que quitar su mano.

—Maldito maricón cállate — Susurró y me calmé un poco sintiéndome enojado y algo decepcionado si soy sincero, ¿Una niñita?

Al ver que me quede callado retiró su mano pero yo seguía sin poder creerlo, esos malditos recuerdos vienen a mi mente, ¡Váyanse de aquí!

—Vete — Susurre, si no se iba seguiría recordando y recordando.

—¿Que? No — El también susurro, ¡Deja de gustarme maldita sea!

—¿No fui lo suficientemente claro? ¡Vete! — Me quede en el suelo intentando relajarme.

—Yo también soy muy claro al decirte que no me iré, aparte de que no puedo — Suspire, podía quedarse pero que no se acercara a mi como lo estaba haciendo ahora.

—Entonces has lo que quieras, pero aléjate de mi — Poco a poco me iba calmando, afortunadamente.

—Mm, no — Abrí lentamente mis ojos y lo encontré sentado a mi lado.

—Llama a tu amigo de la máscara y dile que abra la maldita puerta — Necesitaba un descanso.

—¿Y esa boca? — Rodé los ojos, no era algo nuevo para el.

—Cierto, los "maricones" no decimos groserías — Bufe dándole la espalda.

—¿De donde sacas eso? — ¿Como que de donde? Ese maldito — Ah ya — Lo escuché suspirar — ¿Perdón, si? Me desesperaba la idea de ser expulsado de acá.

—Está bien — Respondí secamente — Supongo y ya me acostumbre a recibir malos tratos de tu parte — Mi tono de voz iba bajando cada vez que hablaba.

¿Esta era su idea? ¿Encerrarme, herirme y luego que yo lo ignorara hasta que a él se le ocurra que podamos salir de acá?

Estaba mal, ¿Por qué me gustaba? ¿Acaso era masoquista? Tiene algo que no sé qué es que me vuelve loco por el. Será su voz grave cuando habla o susurra, será sus facciones que no se comparan con las de nadie más, será su actitud seria en la que crees que no tiene amigos pero cuando sonríe todos tus pensamientos son totalmente erróneos, su sonrisa, esa sonrisa podía hacer de su día el mejor y más si se le dedicaba como hace ya varios días.

❝¡Maldición, me gustas!❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora