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El rubio no sabía si era por otra cosa pero definitivamente aquella sonrisa había sido lo mejor que le había pasado en la vida, después del abrazo.

Dejando a un lado ese hermoso tema, ¿Qué había sido ese consejo que le había dado Jungkook a Taehyung? ¿Por qué de manera tan repentina había actuado amable? Ni idea.

Se dio la vuelta y decidió buscar alguna clase de distracción, su mente solo pensaba en Yoongi y en toda clase de atractivos que tenía, en definitiva los Min eran totalmente guapos; no lo iba a negar, Jungkook en un principio le llamo la atención pero se inclinó más a Yoongi.

Se dirigió a su locker y para su sorpresa se encontró una nota, dejo pendiente su distracción pues había al parecer encontrado una y le llamaba mucho la atención.

[ j i m i n - p o v ]

¿Era enserio? Toda clase de curiosidad que existía en mi cuerpo y mente se había ido al ver solo una simple nota con una simple nota con una flecha.

Bufé, para eso mejor hago yo una flecha y la meto en mi casillero. Cerré este algo decepcionado, yo quería acción y era todo menos eso.

El peso de una mano en mi hombro me hizo cambiar de opinión.

Me volteé y me encontré con un tipo con máscara, ¿Tendría calor?

—¿Hola? — No respondió, al menos no me interrumpió y solamente me entregó una nota; al parecer no tendría acción, si no misterio.

—Sigue la flecha — Asentí con algo duda viendo como el tipo de máscara salía corriendo y abrí la nota, otra flecha. Esto se volvió muy raro porque otra nota estaba pegada en los casilleros al igual que varias.

Mientras las seguía, pensé en recoger o no las flechas que había despegado, pero decidí no hacerlo, al menos que también tengan una estricta higiene con los garabatos. Quien sea que haya hecho esto se había esforzado bastante, ya me estaba dirigiendo en él área de talleres y ahí fue cuando las flechas terminaron.

La última estaba en una puerta, ¿A donde me llevaría esa puerta? Es mejor que lo investigue.

Abrí lentamente la puerta con los ojos cerrados por miedo a encontrarme algo que me traume o cosas así, luego de unos segundos abrí la puerta y no vi nada, solo un área vacía, como esas salones en los que se va a practicar coreografías y así.

El baile, hace mucho que no bailaba y si deje de hacerlo fue por las constantes burlas que recibía, me acobarde y deje que eso me afectara, al igual que deje de luchar por mis sueños. Había una grabadora, ¿Debería?

Deje mis cosas en una esquina y me acerqué a esta cuidadosamente procurando no hacer mucho ruido, por si acaso. Encendí esta y tenía al parecer ya una lista de reproducción y tenía buenas canciones, ¡Como las que bailaba antes! Eran exactamente las mismas, me pregunté a mí mismo de nuevo, ¿Debería?

Al carajo todo, era ahora o nunca y nadie me veía así que no me importa mucho por ahora que digan de mí.

La música empezó a sonar y en ese momento no era yo quien me controlaba, me sentía tan bien por dentro que la música ahora tenía el control de mi cuerpo, no importaba la clase de movimientos que diera, las notas o pasos siguientes se encargarían de arreglarlo mientras que yo me dejaba hacer. La música era movida pero tenía su toque, hace años que no me sentía así, tan libre, sin que nadie pueda juzgarme porque nadie me ve, aquí puedo ser yo.

La música se detuvo y ahora mi cuerpo había regresado a mi, solo podía escuchar mi respiración agitada, estaba sudando así que decidí descansar tirándome al suelo, eso fue asombroso. Fue cuando reflexione, ¿Por qué no puedo sentirme así todos los días? Era tan difícil.

❝¡Maldición, me gustas!❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora