¿A cuántos serías capaz de asesinar por poder?
Puede que las leyes de los clanes no se basen en ello...
Pero eso no quita que puedan hacerlo.
No sabes cuántos desearían ponerte las manos encima, sólo para obtener el puesto que posees.
Y sólo, porque tu destino estuvo escrito desde tu nacimiento.
No supe cuánto tiempo más me quedé ahí de pie, con la mano en la mejilla que ya no dolía para nada. Mi cabeza latía, como si tuviese un corazón ahí, y pensé que podría darme un ataque debido a que ésta se había dedicado a palpitar cada vez que algo pasaba.
No cacé, decidí que lo mejor sería regresar a casa. El rostro de Opal, su mirada suplicante por querer quedarse en el bosque... Toda ella me intrigaba y... Diablos, nunca antes me había pasado esto.
Si se lo contara a Tenshi se burlaría y me hablaría de dos probabilidades: o me estaba enamorando, lo cual era ridículo, puesto que apenas conocía a esa chica. O era algo más simple y sentía empatía por ella: su dolor me dolía.
Sí, la mejor opción era la segunda. Estaba sintiendo empatía como cualquier humano, y no era precisamente agradable sentir el dolor de otra persona.
Camino hacia mi casa, con el oído alerta a los sonidos del bosque. Podía escuchar el aullido de un lobo, notar la presencia de un oso, podía escuchar a los peces chapotear en alguno de los cuerpos de agua que había en el lugar. Tanta paz, tanta tranquilidad.
Nada podría derrumbar la paz que se vivía. Pensar algo así era estúpido.
Excepto cuando llego a mi casa y enseguida pude sentir el olor de mis padres en el comedor. No había escapatoria...
—Alex, ven —Escucho la voz de mi padre, llamándome. Suspiro y me dirijo hacía donde estaban. Ambos estaban sentados en la mesa con cara de preocupación, Anna escondida en la puerta que dirigía al patio.
—Siéntate, cariño —dice mi madre. Obedezco, pero de paso enciendo un cigarrillo tratando demostrar indiferencia.
—Conozco este protocolo —digo antes de darle una calada al vicio—. No he tenido un lío con una chica, no hay nada de qué acusarme. No quiero otro discurso del tipo "es suficiente pecado que existamos, como para que sumerjas a alguien más".
—No es eso, Alexander —suspira mi madre, y yo gruña ante mi nombre completo. A veces sentía sus pensamientos en mi cabeza, diciéndome frases como: ¿por qué eres así, Alex?, tratándome de hacerme sentir culpable.
Pero no funcionaba.
—Anna nos contó lo que pasó esta mañana —confiesa mi madre. Sabía que era sobre eso. Miro a la puerta y mi hermana se escondió.
—Entra y da la cara, enana —digo. No estaba molesto, no podía culparla porque estuviese preocupada por mí, era algo típico de ella.
Anna permaneció afuera, su olor alejándose mientras corría.
—Alex, nos preocupan tus sueños.
—Son solo sueños, mamá. Nada del otro mundo. Incluso investigué sobre esto en la casa de Tenshi y dice que uno de cada veinte vampiros...
—Eso es mentira —interviene mi padre—. Esos libros no son originales, créeme, el estilo de escritura es muy actual. Esos libros fueron claramente falsificados.
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Príncipe de sangre [Los Traidores #1] «TERMINADA»
Vampire«Una corona de huesos adornando sus cabellos. Tus colmillos brillando, mostrando que acabas de alimentarte. La sangre fresca, humana, caliente y deliciosa corriendo en tu interior. La traición, aquella por la que fueron juzgados y condenados... ¿Qué...