¿Me creerías si te dijera que todo nuestro destino está escrito?
¿Que en algún lugar fuera de este mundo cosieron hilo a hilo nuestras vidas?
Pero es nuestra decisión seguir esos hilos que nos unen, o tan sólo crear unos nuevos.
Era difícil resignarse a un destino que ya estaba escrito, pero yo ya me había acostumbrado a todo eso. Sin embargo, Opal no, y le costó al menos tres días, en los que leyó las cartas de su madre minuciosamente, para poder entender lo que pasaba.
Nos habíamos encontrado esa tarde en la frontera, aunque más de mi lado y casi llegando a Virginia, para no estar siempre en los mismos lados y así levantar sospechas.
Ambos estábamos recostados en el pasto cubierto completamente de nieve, mi brazo rodeando sus hombros.
Habíamos permanecido callados todo el rato que llevábamos juntos, de esa misma forma, ni siquiera nos habíamos besado.
—Con razón demostró tanta alegría al encontrarme —Me dice pasando las hojas de las cartas con sus dedos. No me miraba, sino que su vista permanecía en las hojas amarillentas—. Lo que no comprendo es qué tiene que ver mi verdadero padre en todo esto ¿Por qué un humano tendría un papel tan fundamental en mi poder?
—¿Y si tu padre no es humano? —digo tamborileando los dedos en su hombro, ella me mira de reojo—. ¿Qué tal si tu padre es uno de nosotros?
—Soy una híbrida, Alex. De eso no hay duda.
—Sí. Lo sé. Pero los hechiceros asumieron que eras una híbrida de sirena y humana porque es lo más común... ¿Pero y si tu otra mitad no es humana? —Ella se levanta hasta quedar sentada y me lanza una mirada extrañada.
—¿Hablas en serio? —Asiento tomándola de la camisa y logrando que volviese a acostarse.
—Es lo que me parece más lógico. Incluso en la carta que tu padre me dirige a mí dice que no deben saber quién es él porque sería más fácil sacar tu verdadero poder. Aunque sería muy difícil saber de cual otra especie eres, debido a que tienes algo de poder de todos —La escucho suspirar—. ¿Hay algo en particular que te lastime? —Me mira.
—No, ¿por qué? —Me encojo de hombros.
—Intento buscar pistas. Nosotros podemos ser lastimados por cualquier cosa sagrada o bendita, los hombres lobo son frágiles a la plata, las hadas al hierro y los dragones a algunas piedras preciosas —Ella niega con la cabeza.
—Soy alérgica a algunos metales, pero solo es eso, alergia. Tal vez... ¿Ya terminaste el diario? —Niego con la cabeza—. Creo que ahí podría estar la respuesta. La verdad, el asunto de mi verdadero padre me deja muy intrigada... Michael... ¿Sabes cuántas personas tienen ese nombre? Si al menos tuviera más pistas.
—El profesor Jackson debe saber quién es —digo imaginando quien debió haber entregado la última carta. Opal vuelve a levantarse para quedarse sentada, y me mira, había una súplica en su mirar. Algo que entendí enseguida—. ¿Quieres que te acompañe?
—Por favor... —Me toma de la mano—. No me atrevo a ir a verlo yo sola. Desde que me separaron de él me he sentido tan mal que apenas puedo mirarlo en clase. Él me sigue protegiendo como si fuese su hija, pero... No lo soy —Había tristeza en su mirar. Me levanto sentándome también.
—Él siente un odio hacia mí que no comprendo —digo—. Pero está bien, te acompañaré —Opal me sonríe, y sin que yo lo esperara, se me lanza encima dándome un rápido beso en la boca. Luego se levanta y se sacude la nieve del jean, yo hago lo mismo—. Ve hasta la carretera, iré a buscar mi auto —Le explico y ella asiente. Vuelve a mirarme con aquellos ojos brillantes, así que simplemente la tomo de la cintura y la beso.
ESTÁS LEYENDO
Príncipe de sangre [Los Traidores #1] «TERMINADA»
Vampire«Una corona de huesos adornando sus cabellos. Tus colmillos brillando, mostrando que acabas de alimentarte. La sangre fresca, humana, caliente y deliciosa corriendo en tu interior. La traición, aquella por la que fueron juzgados y condenados... ¿Qué...