XVI. Criaturas de la noche

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Los monstruos solo habitan en la oscuridad.

En donde te acechan, y esperan el momento justo...

Luego, solo atacan.


Tal y como yo pensaba, al contrario de lo que Tenshi suponía, Naomi estaba despierta. Pero no en su habitación.

—Normalmente se queda en la de Saria —dice Tenshi, había en su voz una nota de tristeza.

Fuimos a la habitación de la más pequeña de los Miyazaki, para encontrar a Naomi, sentada en una silla al lado de la cuna de la bebé. Apenas nos vio, palideció, toma a la criatura y se aleja hasta la esquina, como si temiera que fuéramos a hacerle algo.

—¡Aléjate de nosotras! —grita.

La pequeña había comenzado a levantarse y quejarse, pronto, comenzaría a llorar.

—Naomi, somos nosotros. Debo hablar contigo —digo, tratando de calmarla. No pensé que estuviera tan alterada.

—No te habla a ti —dice Tenshi. Y entonces lo entendí. Recordé porqué mi amigo no se acercó a la cueva cuando Naomi estaba ahí. Su hermana le temía por la matanza de su amante y que la entregaran a los hechiceros.

Me acerco aún más, mientras Tenshi se quedaba en la puerta de la habitación. Naomi me mira asustada, tratando de calmar a su hermana, que había comenzado a llorar por el brusco despertar.

De la vampiresa vanidosa, segura de sí misma y con ese fuerte carácter que yo conocía desde que tenía memoria y que había visto por última vez en la cueva, no quedaba nada. Ahora, en el suelo, me miraba una adolescente asustada, aferrándose a su hermana como si fuera lo único que le quedaba en la vida.

—¿Qué quieres, Alex? —Me pregunta. Ya había logrado calmar a la niña, la tenía sentada en su regazo.

—Solo hablar —respondo. Ella enarca una ceja y le lanza una mirada furibunda a su hermano mayor.

—Será mejor que yo salga —dice Tenshi. Sale y cierra la puerta de la habitación.

—¿Qué te pasó, Naomi? —Le pregunto colocándome en cuclillas frente a ella. La vampiresa suelta una risa, al parecer, volvía a ser como era.

—¿Qué crees, Alexander? ¿Qué quieres saber? Para eso es lo único que me buscas.

—Bueno. No puedo venir a verte si siempre me recibes de esa forma —Ella frunce el ceño y se levanta. Aun con su hermana en brazos, comienza a pasear por la habitación.

—Me altero cuando él está cerca —dice señalando a la puerta—. Él mató a Draco y provocó que mataran a mi bebé.

—¿Hay que repetirte el mismo discurso que te dio Angela ese día? —ella rueda los ojos soltando un gruñido.

—No. Tuve bastante de Angela en la estadía en su laboratorio.

—¿Ella tiene un laboratorio? —pregunto. Naomi asiente.

—Tiene un montón de cosas horribles, vi... —Sus ojos se oscurecieron aún más— Vi frascos con cosas espeluznantes adentro. Había cosas que no olían como los hechiceros, olían peor, pero no los veía —Niega con la cabeza—. No recuerdo mucho de eso, prácticamente me mantenían sedada para poder torturarme.

—¿Tú nunca viste cuando...? —comienzo a preguntar, pero me detengo. No sabía cómo formular la pregunta. Pero Naomi entiende.

—No. Pero ellos me dijeron cuándo lo hicieron. Además, si lo notas, no me veo embarazada —Desvía la mirada a la niña en sus brazos que jugaba con sus manos—. Eso es todo lo que puedo decirte. Ahora vete, debo dormir.

Príncipe de sangre [Los Traidores #1] «TERMINADA»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora