Los ojos de la niña permanecían mirando hacia el suelo, sus manitos pequeñas y delicadas se movían sin cesar torciendo las muñecas, sus hombros descubiertos temblaban hacia adelante y atrás, estaba atravesando un ataque en el que todos sus tics estaban expresándose, Flor lo sabía, la tristeza en esa pequeña podía verse a kilómetros de distancia y eso le destrozó el alma, sin embargo, ella permanecía sentada a su lado, observándola sin decir nada. De repente, la niña comenzó a emitir sonidos extraños con la boca, y sus ojos comenzaron a lagrimear, la desesperación de no saber cómo manejar su problema generaba que se altere y las lágrimas comenzaran a caer por sus mejillas. Un instinto hizo que Flor se acercara a ella y la abrace, fuerte, presionando su cabecita sobre su pecho, sus manos pequeñas rodearon el torso de Flor, quien pudo darse cuenta que lo único que necesitaba era un poco de contención, comenzó a notar que el cuerpo de la niña se relajaba y su respiración desaceleraba, de repente, se separó rápido de ella, se secó las lágrimas de sus ojos y permaneció sentada, en la misma posición en la que Flor la había encontrado, pero esta vez, sus tics ya habían desaparecido.
Florencia no dejaba de mirarla, la niña le recordaba mucho a ella, su pelo era muy oscuro, casi negro, el cual le llegaba arriba de los hombros acompañado de un flequillo prominente y rulitos en toda su pequeña cabeza, sus ojitos eran grandes y redondos también marrones, en ellos podía notarse la tristeza, sus pestañas eran larguísimas y rozaban sus pómulos, sus cachetes estaban colorados de tanto llorar y resaltaban en su tez blanquecina y su naricita era totalmente respingada, todo en ella a Flor le parecía hermoso y generaba en la mujer una intensa necesidad de no quererse separar de ella.
Mientras toda esa escena sucedía, ambas se encontraban sentadas en el suelo, parecía que solo estaban ellas en el lugar y nadie más, la niña no realizaba ningún tipo de expresión, solo se limitaba a mirar el suelo y mover sus piecitos. De repente, a Flor se le escapó un sonido de la boca, seguido de un carraspeo producto el tourette, eso hizo que una cascada de tics inundara el cuerpo de Flor generando que la mirada extrañada de la niña se centrara en ella. Cuando pudo controlarse y reprimir todo el tourette, sus ojos se desviaron hacia la pequeña quien la miraba con una sonrisa esbozada en su rostro, pudo notar como sus ojitos acompañaban la risa mostrando sus pequeños dientes de leche. Flor pudo notar como la pequeña niña se sintió mejor, sabiendo que no era la única que tenía ese problema.
- ¿Viste?, no sos la única loca acá- el chiste de Flor hizo sonreír de nuevo a la niña quien seguía mirando el suelo, la Estrella comenzó a sentirse bien de nuevo, el hecho de que ella era la causa de la sonrisa de esa pequeña hizo que su alma se reconfortara.- ¿Cómo te llamás? ¿Cuántos añitos tenés?
-hgggg - Alelí, tengo cuatro, casi cinco - la niña solo se limitó a decir su nombre y su edad, su timidez era entendible, por lo que Flor no insistió a seguir preguntándole cosas.
- ¡Alelí que hermoso nombre!, es como la canción, mi capullito de alelí- Flor comenzó a cantar una estrofa de la canción a la cual se refería, haciendo reír a la niña nuevamente- yo me llamo Flor, tenemos algo en común, somos dos Florcitas- no paraba de hacer pequeños chistes con el objetivo de hacer sonreír a la pequeña y alegrarle un poco el día.
Como Alelí no hablaba, Flor prosiguió, ya que ella amaba conversar.
- Mirá Ali, ¿te puedo decir Ali no?- la niña asintió con la cabeza- te cuento un secretito, cuando te pase de nuevo, eso que te pasa con los tics, intenta apretar bien las manitos, haciendo mucha fuerza y cerrá los ojitos bien fuerte, yo cuando era chiquita, así como vos, lo hacía y todas esas molestias desaparecían en un ratito, inténtalo eh...- Flor miraba a la nena quien la observaba detenidamente haciendo que sus ojitos se muestren un poco risueños.
- Ah... veo que ya se conocieron- Amelia llegaba a donde ellas estaban sentadas, con una gran sonrisa dibujada en su rostro- las iba a presentar, pero me ganaste de mano.
- Si, estábamos charlando con Ali, ¿no?- Flor quería escuchar nuevamente la vocecita dulce de Alelí pero ella no se inmutaba- bueno... se ve que no quiere charlar más, ¿te molesta Amelia si hablo un ratito con vos?.
- No, para nada, podemos ir a mi oficina si querés- dijo Amelia intrigada.
- Bueno, vamos- al decir esto, Flor pudo notar como Alelí se arrimó, pegando su cuerpo al de ella - mañana vuelvo a visitarte Ali, ¿qué te parece?- al decir esto, la niña se tranquilizó, podía notarse en su cuerpito, que dejó de estar tenso, seguido de esto, asintió con su cabeza y sus dientitos se vieron por segunda vez en la tarde.
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- Vení pasá- Amelia abría la puerta de su oficina haciéndole señas a Flor para que se sentara en la silla que estaba al frente de su escritorio- ¿qué querías preguntarme? Ya me puedo imaginar, es sobre Alelí, ¿verdad?- la mujer tenía mucha capacidad en leer los ojos de las personas, y podía ver en los de Florencia la duda y la preocupación, por lo cual supuso que era algo referido a la pequeña.
- Si, estás en lo cierto- dijo Flor- nada, que me da intriga su vida, qué la trajo acá, tan chiquita, teniendo este problema, igual que yo, me da cierta empatía, porque me siento reflejada en ella.
- Alelí llegó acá la semana pasada, ella estaba en otro hogar, pero los nenes de ahí se reían mucho de ella por lo que las monjitas del lugar decidieron que había que transferirla para que deje de sufrir.
Al escuchar esto, Flor sintió la enorme necesidad de ir hacia la niña y abrazarla fuerte, la entendía completamente, ya que ella había vivido algo similar con sus compañeros del colegio.
Amelia prosiguió.
- Su familia es muy humilde, su mamá tiene siete hijos más, y cuando nació Alelí, no podía cuidarla, por lo que la dejó en un hogar para que se encarguen de ella.
- ¿Y su papá? - Flor no podía creer lo que la mujer le contaba, no entendía por qué le pasaba eso a una niña tan dulce como lo era Alelí.
- Su papá no se hizo cargo de ella, dejó embarazada a su mujer y se fue de la casa apenas se enteró de la noticia, todos los hermanos de Alelí son de otro hombre quien tampoco se hace cargo de ellos.
Hace un tiempo, una mujer estuvo interesada en adoptarla, pero Alelí empezó a presentar estos tics los cuales empezaron a potenciarse cada vez más y la mujer desistió, sintió que no iba a ser capaz de cuidarla y tratar su síndrome así que empezó los trámites para adoptar a otro niño que fuera "normal"- Amelia reboleó los ojos, totalmente indignada por el relato.
Los ojos de Flor se tornaron vidriosos, y un carraspeo comenzó a aparecer en su garganta, su hombro comenzó a moverse sin cesar, pudo regularse, seguido de esto, se levantó de la silla, se despidió de Amelia y salió por la puerta de la oficina. Se fue del hogar triste, no podía entender, mejor dicho, no quería entender, por qué abandonan a los niños, no le entraba en la cabeza como esa mujer había rechazado a Alelí por tener tourette, lo sentía personal, ya que al padecerlo ella también, entendía completamente la situación. Estaba totalmente dolida y su corazón estaba estrujado.
El resto del día se la pasó caminando, sola, por las enormes calles de la Capital, pensando en la triste vida que esa niña tenía e ideando algo para que eso no le suceda.
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Holaaa!! Siento que predije el futuro, porque algo similar está pasando en la novela. Intenté cambiar la idea de la historia, porque les juro que era muy parecida a la real!
Espero que les guste, gracias por leer!

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Destinadas a ser
FanfictionFlorencia Estrella encuentra refugio en Jazmín del Río quien la cuida y acompaña todos los días. Esta historia refleja el amor genuino que hay entre ellas y ,que a pesar de ciertos obstáculos que se presentarán a lo largo del camino, ellas saben...