Ya había amanecido hacía un largo rato, eran alrededor de las diez de la mañana, las recién casadas se encontraban durmiendo plácidamente sobre su cama; luego del festejo, ambas habían vuelto a su hogar y se habían dado el gusto de la noche de bodas apasionada. Sus cuerpos parecían no tener vida, estaban totalmente desplomadas sobre el colchón, el pelo brilloso de Jazmín inundaba toda la cara de Florencia, quien tenía sus piernas entrecruzadas sobre las de su mujer, ninguna reaccionaba ante la incomodidad que parecían tener, hasta que de repente el sonido estruendoso del timbre hizo que se sobresaltaran quedando sentadas en la cama.
Luego de unos minutos, en los que el timbre seguía sonando incansablemente, Jazmín reaccionó y se levantó a abrir la puerta, totalmente somnolienta, con los ojos hinchados y su cabello despeinado, al abrir la puerta se encontró con una cadete que tenía en sus manos una gran caja de madera de color amarilla, la colorada recibió el paquete, firmó la planilla que el chico le solicitaba y, seguido de esto, cerró nuevamente la puerta. Se dirigió a la habitación junto con la gran caja, y la depositó sobre la cama, al abrirla, se encontraron un un gran desayuno, lleno de cosas ricas, junto a esto, una carta que decía: "Esperamos que hayan amanecido esplendidas y felices, les mandamos este gran desayuno para que no tengan que mover ni un dedo, las queremos mucho y felicitaciones". Fede y Miranda.
- Oh, son un amor, los quiero tanto- dijo Flor quien recién podía reincorporarse sentándose en la cama.
Se pasaron el resto de la mañana acostadas, deleitándose con las delicias que Miranda y su novio les habían mandado.
Durante un largo rato, ambas permanecieron calladas, estaban como en una nube en la cual no podían bajar. Los ojos oscuros de la morena se fijaron en los verdes y brillosos de Jazmín, una leve sonrisa despertaba en su rostro.
- No puedo creer que esto sea verdad, siento que estoy en un sueño y que en cualquier momento voy a despertarme, pellízcame por favor.- dijo Florencia.
Una pequeña risita salió de la boca de la pelirroja, quien no dejaba de mirar a su esposa.
- Te puedo jurar por lo que más quieras, que no estas soñando, quédate tranquila, estoy acá, soy de carne y hueso, y lo mejor de todo, es que vamos a estar juntas para toda la vida, y si te parece un sueño...mejor, un sueño hermoso que va a durar para siempre.- la mano de Jazmín se posó sobre la suave mejilla de Flor, quien al sentir el tacto de su mujer, sintió como su corazón comenzó a latir cada vez más fuerte, era como una especie de poder que la pelirroja tenía sobre ella, algo muy poderoso, que haciía estallar el interior de Florencia, su panza se revolvía cada vez que las yemas de los dedos suaves de Jazmín tocaban alguna porción de su cuerpo, su respiración se agitaba cada vez que la colorada la miraba con sus ojos intensos y llenos de amor, era una sensación hermosa que quería experimentar para el resto de su vida.
De repente, el teléfono de Flor sonó generando la explosión de la burbuja en la que se encontraban sumergidas. La morocha se abalanzó sobre la mesita de luz que se encontraba al lado izquierdo de su cama, al agarrar el celular, pudo notar que se trataba de Virginia, por lo que decidió contestarle.
- ¡Vir, hola, buen día!
- Hola Flor ¿Cómo amanecieron?- el tono de voz en su hermana se notaba desganado, parecía que esta pregunta la hacía por compromiso, algo en su forma de hablar hizo que Flor se preocupara.
- ¡Muy bien!, estamos muy felices, la que no suena feliz sos vos.- los ojos de Flor se fijaron en Jazmín quien la miraba con el ceño fruncido, en ella se veía una expresión de duda.
Un suspiro se escuchó del otro lado, Virginia no hablaba, se encontraba en silencio, dubitativa.
- Virginia me estás asustando, ¿pasó algo?- el tono de voz de Florencia comenzó a elevarse, los parpados de sus ojos pestañeaban fuerte y rápido, Jazmín, que se encontraba a su lado, se pegó al cuerpo de su mujer con el objetivo de intentar escuchar lo que su cuñada tenía para decirles.
- No se cómo decirles est-
- Dale Virgina, déjate de joder, decime ya de una vez lo que me tenés que decir, me estoy poniendo muy nerviosa- la Estrella comenzó a gritar, se había alterado por completo, el titubeo de Virginia la había sacado de sus cavales.
- Es sobre Alelí... no van a dársela a ustedes.
- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?¡
Los ojos de la morena se llenaron de lágrimas de inmediato, su pecho comenzó a ascender y descender velozmente, con la mano que tenía desocupada comenzó a golpear de manera violenta su pecho sin parar. Jazmín, quien había escuchado lo mismo que Flor, también lloraba desconsoladamente, a su vez, intentaba tomar del brazo a su mujer para detener el tic y dejara de hacerse daño.
- No sé- dijo Virginia- parece que encontraron a otra familia con más potencial.
- ¿Quién mierda va a tener más potencial que nosotras? Tenemos mucho amor para darle, nadie puede darle más amor que el que nosotras tenemos para brindarle, Vir por favor hacé algo, no puede terminar todo así como así, te lo suplico- La voz de Florencia estaba totalmente destrozada, sus ojos eran un mar de lágrimas que no dejaba de crecer, Jazmín quien se encontraba a su lado, lloraba sin parar, se mantenía en silencio, con la mirada desorbitada, mirando hacia el suelo, sólo se limitaba a acariciar la espalda de Flor de forma efusiva con una de sus manos, y con la otra, sostenía el brazo de la morocha para evitar que se siga golpeando.
- No puedo hacer nada Flor, la jueza ya tomó la decisión, ya no puedo intervenir en esto, es una cuestión legal que hay que resp-
Florencia no quería escuchar mas así que cortó el teléfono, seguido de esto, lo tiró de forma agresiva contra la pared, todos los tics habidos y por haber inundaban su cuerpo, no podía parar, estaba totalmente descontrolada. Para evitar que se siga lastimando, Jazmín intentó calmarla, abrazándola fuerte.
Permanecieron abrazadas durante un largo tiempo, ambas derramaban lagrimas sin parar, sentían que todo lo lindo que les había pasado en ese último tiempo había desaparecido, sentían que ya la vida no tenía sentido, se preguntaban por qué les pasaba a ellas, quienes querían ser madres más que nada en el mundo y el destino no se los permitía.
Inservibles, así se sentían.

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Destinadas a ser
FanfictionFlorencia Estrella encuentra refugio en Jazmín del Río quien la cuida y acompaña todos los días. Esta historia refleja el amor genuino que hay entre ellas y ,que a pesar de ciertos obstáculos que se presentarán a lo largo del camino, ellas saben...