Los pasos de Florencia sobre el asfalto era interminables, sus pies se arrastraban por el calor que emanaba el suelo, en su cabeza no podía dejar de aparecerse la imagen de la niña, la carita de Alelí, sabiendo que su alma estaba desamparada y que nadie la veía, que nadie valoraba a la pequeña como se lo merecía, no podía creer que alguien tan chiquito sufra tanto, no dejaba de cuestionarse la idea de que un niño llega al mundo para dar alegría y amor, no problemas, tampoco soportaba el hecho de pensar en esa mujer, quien rechazó a la niña por tener síndrome de Tourette, no era capaz de aceptarlo.
Mientras caminaba por las calles de Buenos Aires, sin destino, Flor llegó a una gran plaza, se sentó en un banco y seguido de esto, todos los recuerdos de su infancia comenzaron a inundar su mente, recordaba el día en el que su mamá le dijo que tenía un hermana que había nacido el mismo día que ella y en el mismo año, al escuchar esto, la pequeña Flor comenzó a realizar sonidos con la boca, los cuales no tenían explicación. Recordaba a su madre, retándola por el hecho de hacer sonidos molestos, de su hermana intentándola calmar, acariciándole el pelo. En sus recuerdos aparecieron también los años escolares de Florencia, en donde se veía a ella sola, sentada en la escalera de su escuela, sus hombros moviéndose hacia adelante y atrás, su brazo levantado por los aires, las miradas de sus compañeritos fijadas en ella, el sonido de fondo, en el que solo se escuchaban risas, risas dirigidas a ella, la imagen de niños imitándola, haciéndole burla. Recordaba sus lágrimas caer, recordaba el sabor de las mismas, rememoraba su dolor, un dolor en el pecho que correspondía a la angustia, alguien tan chiquito teniendo ese tipo de sentimiento, destrozaba por completo a la Flor de siete años de edad.
La burbuja de recuerdos en la que estaba sumergida Flor se explotó a causa del sonido estruendoso que generó el timbre del celular en sus oídos. Sin ver quien figuraba en la pantalla, atendió, seguido de esto un hilo de voz salió de su boca, totalmente desganada.
- ¿Hola?
- Flor, hola, soy yo Jazmín, ¿estás bien gorda? Te noto rara.
Jazmín podía notar el estado de ánimo de Flor a kilómetros de distancia, no necesitaba verla para saber qué es lo que le pasaba, en la voz de Flor pudo sentir cierto desgano.
- No, no, estoy bien -mintió- ¿vos estás en casa?
La pelirroja notaba que Flor le estaba ocultando lo que le pasaba, le ponía mal que haga eso, que lo haga con ella, pero sabía que no debía presionarla, estaba segura que cuando Flor esté preparada para contar lo que tenga que contar , iba a hacerlo.
- Si, recién llego, ¿vas a venir?
- Si, si, ya estoy yendo para allá.
Seguido de esta conversación totalmente entrecortada y concreta, cortó el teléfono sin acotar nada más, se levantó del banco, se secó las lágrimas que habían dejado los recuerdos oscuros de su infancia y comenzó a caminar hacia una dirección en la que se suponía que la conduciría a su casa.
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-Llegué.- no obtuvo respuestas.
El sonido del cierre de la puerta irrumpió el silencio que inundaba el lugar, Flor comenzó a caminar en dirección a la cocina en búsqueda de su novia, pero no estaba. Prosiguió a dirigirse a la habitación, cuando llegó, pudo notar que la cama estaba totalmente tendida, la puerta del baño estaba abierta, por lo que tampoco encontró a Jazmín ahí, al salir del cuarto, pudo escuchar música que provenía del fondo del pasillo, al atravesarlo, se encontró con la puerta del estudio cerrada, la abrió, al hacerlo, se topó con Jazmín, quien le daba la espalda, sentada en una silla frente a un atril, se encontraba ella, dando pinceladas con temperas sobre el lienzo, sus manos iban al compás de la música, y la voz acompañaba la canción que sonaba con un tarareo, no había notado la llegada de Florencia, era tal el trance en el que ingresaba con la música y la pintura que era difícil sacarla de él.
Al ver esa hermosa imagen, que hacía que el amor que Flor sentía hacía Jazmín creciera, todos los problemas y los horribles pensamientos que atravesaban su mente desaparecieron por unos minuto, amaba ver a su novia en su máxima expresión, haciendo lo que más le gustaba con esa enorme pasión que tenía al hacerlo, cada vez que veía a Jazmín pintar, quedaba embelesada con sus manos, de cómo llevaban el pincel acentuándolo sobre el lienzo, tan delicada y prolijamente, le enamoraba la dedicación y el amor que le brindaba a todo lo que hacía. Se quedó parada unos minutos, apoyada sobre el marco de la puerta, observando a la pelirroja quien aún no se percataba de su presencia. De repente, un sonido involuntario la delató, generando que el trance en el que se encontraba Jazmín fuese interrumpido manifestándose con un pequeño salto realizado con su cuerpo sobre la silla. Se tornó a mirar, encontrándose con la mirada de Florencia y una leve sonrisa dibujada en sus labios, al verla, se acercó lentamente a ella depositándole un suave beso en la comisura de sus labios.
- ¿Estás bien?- Jazmín notó la tensión de Flor en su cuerpo, posándole sus manos sobre las mejillas, haciendo que sus ojos se enfrenten a los de ella, pudo ver la tristeza en ellos, pudo ver que brillaban, pero ese brillo no era el de felicidad, era capaz de notarlo y diferenciarlo.
Flor dudó en contarle lo que había vivido esa mañana, ya que su intención era manifestarle que quería quedarse con Alelí pero no estaba segura de cómo se iba a tomar la propuesta Jazmín.
- No, la verdad es que no estoy del todo bien- Flor se sinceró, mientras decía estas palabras sus pasos avanzaban hacia la silla en la que se encontraba Jazmín hacía unos minutos, se sentó en ella quedando Jazmín enfrentada, parada con los brazos cruzados esperando una respuesta.
Flor prosiguió.
- Hmmm- resulta que, ¿viste que hoy fui al taller de Norma?
- Si... ¿qué pasó?
- Bueno, emmm - ña- fuimos a un hogar de niños, y yo... conocí a una nena, Alelí se llama.
La cara de Jazmín comenzó a transformarse, en sus ojos dejó de aparecer la duda, sino más bien el hartazgo, sabía a lo que Flor se dirigía.
- Resulta que Alelí tiene tourette igual que yo, y la mujer del lugar me contó cosas horribles sobre su vida, una mujer no quiso adoptarla por tener el síndrome, y estaba pensando... de que estaría bueno que la adoptemos- dijo Flor sin rodeos. Su mirada no hacía contacto con la de Jazmín, la verdad es que temía de la reacción que iba a tener su novia ya que habían vivido muchas cosas feas referidas a la idea de tener un hijo, por lo que no sabía si estaba aún preparada para volver a hablar del tema.
- Flor, pará ahí- la seriedad de Jazmín era pronunciada, con su manos hacia señas de freno.
- Pero Jaz, siento que el destino la puso en mi camino, te juro, no puede ser casualidad- interrumpió Florencia, en quien su volumen de voz iba aumentando y acelerando sus palabras.
- Me parece re lindo la idea de adoptar, pero yo no me siento preparada para tener un hijo.
- Ah, ¿pero hace unos meses si?, no te entiendo, te estoy contando que esta nena fue rechazada de todos lados por su problema, el MISMO problema que tengo yo, que está sufriendo con solo cinco años y a vos no se te mueve un pelo- los ojos de Flor estaban inundados de lágrimas que pedían a gritos salir.
- Flor, no es eso, obvio que me da pena la nena, pero no es el momento.
- Y cuándo es el momento, ninguna de las dos puede quedar embarazada, llega esta nena a mi vida, a la nuestra de cierta forma, que está sufriendo, mi corazón se estrujó al verla porque me vi reflejada en ella, porque la entiendo más que nadie, y vos sólo pensas en vos misma, sos una egoísta.
Todas estas palabras salieron de la boca de Flor expulsadas, sin ser medidas, no tomó conciencia de lo que acababa de decir, pero ya no había vuelta atrás, sabia lo duro que había sido para ambas el proceso que habían vivido, lo entendía más que nadie, pero no fue capaz de medir sus actos. Seguido de esto, sin esperar una respuesta por parte de su novia, se levantó de la silla, y se dirigió hacia la puerta de la casa, saliendo de ella, y dejando a Jazmín sola, con las palabras aun en la boca.

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Destinadas a ser
FanfictionFlorencia Estrella encuentra refugio en Jazmín del Río quien la cuida y acompaña todos los días. Esta historia refleja el amor genuino que hay entre ellas y ,que a pesar de ciertos obstáculos que se presentarán a lo largo del camino, ellas saben...