-¿Qué quieres que te cuente primero?- preguntó mientras terminaba de alistarse pera empezar nuestra travesía.
-Las visiones- él me miró atentamente- ¿todas se hacen realidad o solo algunas?
-Si son visiones significa que ocurrirán- dijo sonando obvio- ¿a qué te refieres exactamente?
-Tuve un sueño- comencé a contarle; tan solo espero que entienda- fue muy extraño, yo era la que estaba ahí pero me llamaban por otro nombre- sentí como se tensaba, no le di mucha importancia y seguí- en eso un símbolo que se me hizo familiar apareció, luego una persona que conozco también lo hizo sólo que le llamaban por otro nombre. Vi como...
-Moría- finalizó él, como si también lo hubiese visto.
-Así es, ¿qué fue eso?
-Eso no fue una visión, eso fue a lo que llaman "mirar al pasado"- ok, extraño- solo puede pasarte si eres la reencarnación de la persona del recuerdo. El que tuviste fue nada más y nada menos que el de la reina Natalie, tu tatara tatara abuela- me sorprendí con lo que dijo.
-¿Quieres decir que soy la reencarnación de una reina?- él asintió- está bien, entonces; ¿por qué apareció en él una persona que conozco?
-Quizás porque esa persona es la reencarnación de la que estuvo ahí- me miró, me está asustando. Regresó su vista al camino y se detuvo; al parecer mientras hablábamos íbamos caminando- aquí es, el Bosque Negro.
Contemplé el imponente bosque por unos minutos ya que mi abuelo se había adentrado en este, me apegué lo más que pude de él; al entrar no se podía ver mucho, ya se porque le dice Bosque Negro. Estuvimos caminando en silencio por un tiempo hasta que preguntó:
-¿Ya has descifrado las frases?
-¿De cuáles frases hablas?
-De las que se formaron por las palabras al azar de mi diario- dijo con total sutileza- yo trate de descifrarlas una vez; pero tu bisabuela las hizo especialmente para ti, dijo que tu sabrías que significan.
-Bueno, por ahora no se que significan pero me gustaría saber más acerca de...- no terminé de hablar ya que había oído algo extrañó.
-Isa, ¿qué ocurre?- me detuve, pasos se hicieron presentes y mi abuelo también los notó- corre- me dijo en un susurro y eso hice.
Corría y corría. No sabía de quién, ni por qué, pero aún así lo hacía hasta que quedé atrapada; genial. No tenía salida, los que nos perseguían, fueran quienes fueran, me atraparían. Se acercaban, lo sabía, ya que una luz cegadora se acercaba con ellos. Coloqué mis brazos al frente de mi cara, como si fueran un escudo, cerré mis ojos y sentí como esa poderosa luz se acercaba; la luz se disolvió y una mano tomó mi muñeca, sacándome de donde estaba. Me giré a verlo y era mi abuelo, él había empezado a correr nuevamente y yo imité su acción, a lo lejos se iban quedando las pisadas de los que nos seguían; al parecer, no eran nada sin su luz. Nos detuvimos una vez que no se oyeron pisadas, ni siquiera las nuestras. Me lancé al suelo para tomar un poco de aire, pero fue en vano; mi abuelo ya se estaba preparando para seguir con el viaje.
-Levántate Isabella, ya casi llegamos- dijo con seriedad.
-Solo... Cinco... Minutos más- dije entre jadeos, en serio estaba cansada.
-Está bien, pero solo cinco- subí mis pulgares en agradecimiento, no podía hablar. Saqué el termo de agua de mi bolso y lo bebí hasta que la sed se fue.
-Mujer precavida vale por dos- dije y él rió.
-Ese refrán es el favorito de tu madre- volvió a reír- aunque le gusta más el de "Guerra avisada no mata soldados..."
-"Y si lo mata es por descuidado"- completé y ambos reímos, con que esto se siente pasar tiempo con tu abuelo.
-Buen hay que seguir, al paso que vamos llegaremos antes de lo planeado- dijo, se puso de pie, me ayudó a levantarme y ambos continuamos nuestra travesía en el Bosque Negro...
Narra Thomas.
Salí de mi casa esta mañana sin muchos ánimos, soy un idiota por no haberle dicho la verdad a Isabella desde un principio. Soy un Grixphen de magia, solo puedo hacer hechizos y cosas así; mi madre me envió a mi para cuidar de Isabella, de todos los Drykers capacitados para cuidarla manda a un Grixphen que apenas si puede contralor sus poderes. Ella me dijo que no lo hacía porque yo estaba más capacitado o no, lo hacía por algo que no me quería explicar. Bufé, ya había llegado al colegio y no había señales de Isabella por ningún lado, seguro está evitándome; pensé. Me había encariñado mucho con ella, creo que se puede decir que me enamoré, y como no hacerlo; ella es simplemente perfecta. Sus amigos me dijeron a que Isabella no le gustaba que utilizaran ese término con ella, ya que decía que nadie es perfecto. Su humildad era una de sus cualidades... Un ruido me hizo salir de mis pensamientos, recibí un mensaje de mi madre.
"Thomas, necesito que vengas de inmediato al consejo; es una orden. Como tu madre y supervisora."
"Está bien, veré que puedo hacer."
Dejé hasta ahí la conversación y mientras todos entraban a clases yo aproveché a irme de allí, de todos modos, Isabella no me prestaría la más mínima atención; no después de como me trato ayer. Así que no tenía nada que perder. Después de unos minutos de viaje, ya que utilicé un hechizo de tele-transportación para llegar más rápido que por el Bosque Negro, me encontraba en la entrada del Consejo Mágico; Laura, la encargada en hacer a las personas pasar o no, me estaba escoltando a las sala de reuniones. Al entrar en ella, mi madre y Jake junto al resto del Consejo, me estaban esperando para iniciar con una reunión.
-Bueno señores, es hora de dar inicio a la reunión- empezó a decir mi madre como al inició de todas las reuniones- hoy vamos a hablar sobre como le está yendo a la princesa Isabella, ustedes se...
Mi madre fue interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose, cualquiera que supiese acerca de las leyes del Consejo sabía que no se interrumpía una reunión después de iniciada. Una vez que las puertas estuvieron completamente abiertas, un hombre e Isabella estaban entrando a la habitación... Espera, ¿Isabella?
Narra Isabella.
Después de media hora caminado llegamos a las famosas Tierras Neutras, todo era tan hermoso. Personas aparecían y desaparecían conforme a donde querían estar, chicos de todas las edades entrenaban artes marciales en un campo y los estallidos se hacían audibles por todo el lugar.
-Toma mi mano- dijo mi abuelo sacándome del asombro por el lugar.
-¿Disculpa?
-Toma mi mano, aún no estás capacitada para hacer tu primera tele-transportación, a demás, es la única manera para llegar más rápido- sin decir más, agarré su mano y en un dos por tres nos encontrábamos al frente de una gran puerta de madera.
Mi abuelo la abrió dando a ver a una habitación repleta de personas sentadas en gradas colocadas alrededor de un punto clave, en el centro del lugar había una mujer; la misma mujer de la visión con mi padre. A un lado se encontraban un chico que se me hacía familiar y Thomas... Espera, ¿Thomas? Ignorando al último mencionada hablé con voz fuerte y clara una vez que me hallaba en el medio de la habitación.
-Soy Isabella Bellerose y necesito respuestas- miré a todos de manera intimidante y ellos se veían entre sí muy confundidos, esto sin dudas se pondrá interesante.
ESTÁS LEYENDO
Un Destino
FantasyIsabella Bellerose, una chica de 14 a punto de cumplir los 15, se enterará de que tiene un increíble don y un propósito en esta vida. En el camino encontrará: amistades, odio, celos, traición, magia y amor... ¿Isabella será capaz de lo que se le pre...