Un pasado doloroso

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Me encontraba en mi habitación recordando el beso de Thomas y yo hace unas horas, no lo podía creer; ¡Nos hemos besado! Me asomé en mi ventana mientras veía las estrellas y suspiraba como una completa enamorada. 

-Espera ¿qué? ¿enamorada? 
+Sí, enamorada.
-¿Cómo?
+Pues, verás, al ser la reencarnación de la reina y él de Arturo pueden llegar a sentir lo mismo que ellos sentían el uno por el otro.
-¿No entiendo? ¿Thomas es la reencarnación de ese Arturo?
+Sí querida, así es.
-¿Y que les pasó?
+Bueno, Arturo era el protector de la reina y su amor no era posible, cuando él murió frente a sus ojos toda la clase de poderes nunca antes vistos fueron desatados por la ella; vengando a su amado. Trato de resucitar lo pero ninguna magia puede hacer eso.
-¿Y tú como sabes eso?
+Lo se porque yo llegué a ser su subconsciente también.
-¡Wow!
+Lo se, estás impactada. Sólo espero que no les pase lo mismo que a ellos, eso sería realmente triste. No se si lo soportaré nuevamente...

Ahí se acabó nuestra conversación. Que seamos sus reencarnaciones no significa que seremos como ellos, ¿verdad? No tenía respuesta para eso, otra más al montón. Sin muchas ganas de seguir pensando me acosté a dormir, mañana volvería a entrenar así que necesitaba estar preparada físicamente. 

Estaba de nuevo en esa sala contemplando el cuerpo de Thomas o Arturo, como sea, en frente de mi. La chica, o mejor dicho, reina Natalie, estaba llorando desconsoladamente en el suelo del lugar.

-¿Por qué?- murmuraba- ¿Por qué él? ¿Por qué no yo?- lloraba y lloraba hasta que sus sollozos poco a poco desaparecieron, se reincorporó y estaba unos centímetros sobre el suelo, levantó su vista y sus ojos eran negros, tan negros como la oscuridad. 

Con un movimiento de manos más de 10 personas flotaban en el aire mientras chocaban una y otra vez con el suelo y el techo. Los guardias que quedaban se acercaban con intenciones de acabar con ella pero no pudieron ni acercarse le a un metro porque ya se hallaban pulverizados. Todo habitante de ese castillos se hallaba muerto, destruido o desaparecido. Sus ojos regresaron a la normalidad y a su vez, a su posición anterior. Se encontraba nuevamente  al lado de su amado llorando como si su vida dependiera de ello.

-Si tan solo hubiera un hechizo, algo, yo te juro que no dudaría de hacerlo- le decía la reina al cuerpo de Arturo- te amo- una lágrima cayó sobre él- y siempre lo haré- ella siguió llorando y pude ver a una persona que se encontraba igual que yo observando todo. No sabía si era Thomas o el alma de ese chico Arturo, solo sabía que estaba tan desconcertado como yo y que no podía creer lo que veía. Nuestras miradas se conectaron y regresaron a la escena de la chica llorando...

Narra Thomas

Aún no podía creer que Isabella y yo nos habíamos besado, eso me meterá en problemas; soy su protector, se supone que no debo involucrarme con ella pero era imposible; en fin, me fui a mi cama para dormir, mañana regresaríamos a entrenar con el abuelo de Isabella y necesitábamos estar bien preparados. Poco a poco me fui quedando dormido.

Estaba montando un caballo y menos de lo esperado yacía en el umbral de una puerta que daba a un gran salón.

-Arturo, llévala a la torre- se escuchó, provenía del gran salón y no sabía por qué yo iba hacia allá. Vi a Isabella en el suelo y le hice una seña de que hiciera silencio y ella asintió con la cabeza. Unos guardias nos escoltaban a ambos a una torre, al llegar ahí, la dejamos en una habitación y después de cerrar la puerta, estaba peleando con ellos para poder sacar a Bella de ahí.

-Lo lamento princesa, debí sacarla antes de aquí- ¿por qué diablos dije eso? ¿Y por qué la llamé princesa?

-Arturo, descuida; no fue tu culpa fue mía. A demás, ¿cuántas veces te he dicho que me llames Natie?- dijo ella, ¿Natie? ¿Quién es Natie?

-Natie yo...- no pude decir más nada porque nos estábamos besando, sinceramente estoy confundido- tengo que sacarte de aquí- dije una vez que el beso se acabó.

La agarré de la muñeca y empezamos a correr, corrimos por todo el lugar hasta me que tropecé, ahí me percaté de que la persona que había dicho todo lo anterior no era yo; sino un muchacho igual a mi, ok, ¿qué pasa? . Estábamos cerca de la salida cuando los guardias bloquearon el paso, estábamos rodeados, no había escapatoria alguna. Los guardias se acercaron a nosotros y nos atraparon, se llevaron a Isabella a un lado y a mi a otro, bueno, al chico idéntico a mi.

-Arturo- gritaba Isabella. Al perecer este chico se llama así, pensé.

-Natie, no te preocupes todo va a estar bien...- no terminó porque la espada de un guardia lo había atravesado, me asusté y me alejé lo más que pude de la escena.

-¡NOOOOO!-se escucho, era obvio que provenía de esta chica igual a Isabella. Ella contemplaba el cuerpo del chico mientras lloraba desconsoladamente en el suelo del lugar.

-¿Por qué?- murmuraba- ¿Por qué él? ¿Por qué no yo?- mientras decía eso una parte de mi se quebraba, poco a poco sus sollozos pararon y ella se encontraba a centímetros sobre el piso. 

Levantó su vista y sus ojos eran negros, tan negros como la oscuridad; ¡Ay no! Con un de manos más de 10 personas flotaban en el aire mientras chocaban con el suelo y el techo, los guardias sobrantes se acercaban con intenciones de acabar con ella pero no pudieron acercarse le a un metro porque ya se hallaban pulverizados. Todo habitante en ese castillo se encontraba muerto; destruido o desaparecido, sus ojos regresaron a la normalidad y a su vez, ella regresó a su posición anterior. Se encontraba nuevamente al lado de su amado llorando como si su vida dependiera de ello.

-Si tan solo hubiera un hechizo, algo, yo te juro que no dudaría en hacerlo- decía ella entre sollozos- te amo- una lágrima cayo sobre el cuerpo del muchacho- y siempre lo haré- ella siguió llorando y pude ver a una persona que se encontraba viendo la escena al igual que yo, era Isabella, pero no estaba tan seguro, solo sabía que ella se hallaba tan desconcertada como yo y que no podía creer lo que veía. Nuestra miradas se conectaron y regresaron a la escena de la chica llorando...

Narrador omnisciente 

Ambos jóvenes despertaron agitados por lo que habían visto hace unos minutos, no era ningún sueño; ella ya lo sabía y él lo presentía. Estaban alarmados de lo que habían visto, ¿cómo eso era posible? se preguntaban ambos, intentaron volver a dormir pero era imposible conciliar el sueño después de haber sido testigos de algo tan cruel; él se sentó en su cama, ella se dirigió hacia su ventana y admiraba el cielo estrellado pensando "que pasado tan doloroso". Pero algo no podía negarse, y era que ambos internamente se preguntaban si la persona que amaban se encontraba bien en estos momentos. Con la duda en sus mentes ambos agarraron sus teléfonos con intenciones de escribirse, pero no querían despertar al otro; decidieron conformarse y regresar a dormir con la incesante pregunta recorriendo sus mentes...

Un DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora