El medallón perdido

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Desperté gracias a los bellos cantos de las aves que se posaban en mi ventana, mentira. Desperté gracias al escándalo de la planta de abajo, ¿pero que demonios pasa? Música rock-pop se escuchaba desde mi habitación, agarré el suéter que tenía cerca ya que hacía frío y después de que me lo puse me di cuenta que era de Dan; salí de mi habitación un poco molesta por el ruido.

-Pueden por el amor a Dios bajarle a esa música, hay gente que quiere dormir y ese escándalo no deja...- venía gritando desde el piso de arriba y me callé al ver a las personas que estaban en la sala de mi casa, los miré perpleja y luego le pregunte a mi hermano- ¿qué hora es?

-Las 11:36am- puse una mano sobre mi cara- mis papás pensaron que no despertarías hasta mañana así que los muchachos y yo nos propusimos a despertarte.

-Y lo logramos- dijo Arán en tono de victoria desde el sofá. Los amigos de toda la vida de mi hermano estaban aquí, Sebastián y Arán; había veces en los que los consideraba mis propios hermanos.

-Isa querida, ¿cómo has estado?- dijo Sebastián abrazándome, él me consideraba una hermana menor y me trataba como una, él era sumamente cortés y se podría decir que un chico ejemplar; pero una vez que lo conoces, es un loco y súper celoso hermano postizo, así como Dan.

-Suéltala Sebas, es mía- dijo Arán poniéndose a mi lado y alejando a Sebastián de mi- ¿cómo has estado preciosa?- reí, Arán era el propio rebelde sin causa, él me consideraba una prima; Sebas y Dan decían que él tiene una especie de "crush" hacia mi pero a los chicos les gusta inventar cosas.

-Estoy bien, aunque preferiría estar durmiendo- los vi a los tres para que se sintieran culpables- y, ¿qué hacen aquí tan temprano?

-Es sábado de chicos primor.

-Arán- le dijo Damián fulminándolo con la mirada- cuidado con lo que dices- se acerco a nosotros y me alejó de él. Las risas de Sebastián y mías se hicieron presentes.

-Estamos jugando play- dijo Dan sentándose al frente del televisor junto a Arán.

-Con música de mal gusto a todo volumen- les dije, los chicos rieron; yo tenía un gusto particular por las canciones, aunque se podría llamar más una obsesión. No solo la melodía tenía que gustarme sino la letra también, si hablaba de cosas vulgares o repetía lo mismo una y otra vez o llevaba en ella palabras que ni siquiera existen (se han visto casos) e inmediatamente clasificaba esa abominación como un insulto a la música.

-Si quieres cámbiala- dijo Sebastián más concentrado en el juego de la pantalla que en lo que decía- de todos modos son mejores las que tu oyes.

Sonreí, él era como yo, nosotros veíamos la música como lo que realmente era; un arte. Me acerqué al teléfono que se hallaba conectado a la corneta reproductora y cambie a mi playlist, la puse en aleatorio y me acerqué a los chicos para jugar con ellos. Después de un tiempo había convencido chicos para jugar Mario Kart Wii en vez del FiFa que estaban jugando, yo soy la reina del Wii. Jugamos una 7 u 8 partidas y en todas había ganado, íbamos a empezar la novena pero el timbre evito que empezáramos.

-Ve tú- masculló Dan, bufé y me dirigí a la puerta; al abrirla Thomas estaba ahí.

-Hola Tommy, ¿cómo estás?- le pregunté pero él me miraba confundido, observé mi ropa y me di cuenta de que seguía en pijama. Le dediqué una sonrisa nerviosa.

-Preciosa, ¿quién es?- preguntó Arán desde la sala.

-¿Preciosa?- me preguntó Thomas más confundido.

-Emmm...- pensé lo que iba a decir, no quería entrar en una disputa; sabía que si decía algo equivocado Arán iba a empezar una pelea y sabía que Thomas no era la clase de chico que rechazaría una- Dan, ya vengo; voy con las chicas a un lugar- le grité para que me oyera- tú quédate aquí, ya vengo- le susurré a Thomas, cerré la puerta y subí lo más rápido que pude. Cambie mi pijama por unos jeans manchados, una camisa que me llegaba a la cintura blanca que decía "All you need is love" y una chaqueta multicolor.

-¿Por qué te arreglas tanto?- me asusté.

-Arán, Dios, no me hagas eso- le dije, me volví a ver en el espejo para ver si había quedado bien- ¿cómo me veo?- él sonrió de lado y se separo del umbral de la puerta para acercarse a mi.

-Estás bellísima, pero aún no respondes mi pregunta- levantó una de sus cejas dejándome ver más sus ojos, estos son de un color gris de película.

-Voy a salir con las chicas.

-¿Segura?- asentí con la cabeza- y ese chico fuera de la casa no tiene nada que ver, ¿verdad?

-Si, sobre eso, él es Thomas- dije.

-Sólo Thomas- asentí con la cabeza- no es tu novio ni nada- ahí quedé perpleja, ¿en serio creía que él era mi novio?

-No, bueno, no exactamente. Quiero decir, no, no lo hes pero, no se es algo complicado, creo- dije muy rápido, un tanto nerviosa.

-¡Hey! Tranquila linda, todo esta bien- le sonreí, abracé y me fui de ahí dejándolo en mi habitación.

-Perdón por haber tardado, se me olvido lo del entrenamiento- Thomas me veía con culpabilidad y tristeza.

-¿Quién era él?- me preguntó con voz ronca, lo miré un tanto confundida- ¿Por qué te dijo preciosa? ¿Acaso es tu novio?

-¡Wow, wow! Detente ahí. Uno, es uno de los mejores amigos de mi hermano y lo considero uno. Dos, él tiene la manía de decirme así desde pequeños y tres, no soy y nunca seré su novia; por favor es el mejor amigo de mi hermano- hice una mueca de asco, la verdad es que Arán es muy lindo, es todo un Don Juan pero no es mi tipo. Thomas rió ante lo que dije y yo hice lo mismo- ¿Por qué preguntas? ¿Celoso, De Oliveira?

-¿Qué? No, claro que no- le alcé una ceja- ya deja tu drama- dijo en un tono al que quería hacer pasar por mío y reímos hasta que Thomas percibió algo malo- Bella, cuidado- ya era tarde, una flecha casi invisible me rosó el brazo consiguiendo una leve cortada, me giré hacia el lugar de donde esta había venido. Una persona se hallaba ahí, no la diferencie pero no me dio tiempo, en su cuello traía el mismo símbolo que el rey usaba en el recuerdo de la reina. Empecé a correr hacia esa persona y cuando llegue a donde se encontraba ya no estaba, miré a Thomas confundida pero él dirigió su vista al suelo y yo hice lo mismo; estaba el medallón con ese símbolo, al fin sabre que significas. Lo iba a agarrar pero Thomas me lo impidió.

-¿Qué pasa?

-No es bueno que toques eso- dijo y saco de su chaqueta un pañuelo y con eso agarró el medallón- hay que darse lo a tu abuelo, él sabrá que es- asentí con la cabeza y apresuramos nuestros pasos, quería saber que significaba ese símbolo, tengo que saber que significa...

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