Mis días a tu lado

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Después de quedarse un rato más en el hotel, Flor y Jaz partieron a su departamento, a pedido de la morena ya que Jazmín estaba mas dormida que despierta y le había empezado a subir un poco la temperatura.

Se despidieron de todos y Jaz se disculpó por no quedarse más tiempo pero el cansancio que llevaba encima era impresionante.

Ya en el coche, Flor le acomodaba el cinturón de seguridad a una Jazmín adormilada. Flor le puso sobre sus hombros una campera que había dejado en el auto.

FLOR: -¿Cómo te sentís Jaz? (Mirando a la colorada mientras arrancaba el auto)

JAZ: -Mmm...Tengo frío (poniendo voz de bebé).

FLOR: -(Tocando su frente) Es que tenés un poco de fiebre linda- (besando su mejilla).

JAZ: -Vos sos linda. (Le empezó a picar la nariz, quizo aguantárse el estornudo pero no pudo) ¡AAACHIIIÍSSS!(estornudando en su antebrazo) Arrghh... lo que me faltaba (haciendo puchero).

FLOR: -¡Salud!- Ay pobrecita ella. (Aprovechando que el sémaforo estaba en rojo y agarró la mano de la colorada)

JAZ: -¿Falta mucho para llegar Flor?-

FLOR: -No Jaz, en un ratito llegamos- (besando su mano).

Cuando llegaron al departamento lo primero que hizo Flor fué acostar a la pelirroja.

FLOR: -No te duermas que voy a hacerte un té (mientras le acariciaba la mejilla).

JAZ: -(Negando con la cabeza) No quiero té Flor, quiero dormir con vos abrazadita (abrazándola)-

FLOR: -Yo también mi amor pero el té te va a hacer bien. Te lo preparo rápido y vengo. Pero vos no te duermas- (deshaciendo el abrazo y besando su frente).

JAZ: -(sonriendo ante el apodo cariñoso que usó la morena) No me duermo y vos no tardes porfis-

Y varias como éstas noche se fueron repitiendo.
Ya había pasado una semana de la llegada de Jaz, y también una semana del noviazgo de las chicas. Y lamentablemente una semana en la que la colorada tuvo que lidiar con su gripe. Flor estuvo a su lado en cada momento cuidándola y mimándola. Sabía que la colorada no se enfermaba casi nunca, pero cuando le agarraba le agarraba fuerte.
Lo que le preocupaba a la morena era que Jazmín no comía casi nada. Era raro en ella pero también lo entendía. Por eso siempre la presionaba a comer. Por suerte Flor habló con su papá y a pedido de su hija, dejó que la colorada se tome la semana y se reincorpore cuando ya estuviera al cien por ciento.
Lo bueno es que la fiebre iba desapareciendo al correr de los días. Flor odiaba ver a Jazmín en ese estado, tan pachucha, sin ganas de nada. Y la peor tortura era que Jaz había decidido no besarla en los labios hasta que no se recupere. Está demás decir que Flor estaba que caminaba por las paredes. Se moría de ganas por besar a Jazmín a cada segundo.

Esa mañana Flor se encontraba en la cocina preparándole el desayuno a Jaz que seguía durmiendo.
Le encantaba hacer esas cosas tan simples para Jaz, pero más la encantaba ver esa enorme sonrisa que siempre le dedicaba la colorada. Y en ese momento se dió cuenta que quería tener esos momentos todas las mañanas. Flor sonreía sola, era inevitable, estaba feliz.

No se dió cuenta que una colorada ya se había levantado y estaba en la cocina junto a ella. Se acercó muy sigilosamente y la abrazó por detrás.

JAZ: -Mhh... buen dia hermosa- (dejando un beso en su mejilla)

FLOR: - ¡Ay Jaz me asustaste! ¡RABA SILENCIOSA! ¿Cómo amaneció la enfermita hoy?-

JAZ: -Estás vos acá asi que excelente. (Besando su cuello).

Más que amigasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora