Capítulo 16 | Dylan

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Tras bostezar y frotarme los ojos, me estiro un poco sobre mi cama.

No sé en que momento me quedé dormido ni como llegué hasta aquí, lo único que recuerdo fue el hecho de haber llamado a Aarón para hablar con él e intentar comprender con su ayuda el comportamiento de Daria.

Bebimos.

Vaya que lo hicimos.

Ni siquiera recuerdo que fue lo último que dije o hice, o si me despedí de mi amigo.

Mi celular suena en la mesita de noche así que me giro para tomarlo, no sin antes darle una mirada rápida al reloj que descansa sobre esta misma. Son casi las dos de la tarde.

—¿Bueno? —contesto sin fijarme quién es la persona que ha llamado.

—¡¿Por qué rayos has faltado a la Universidad?! —se escucha al otro lado de la línea. Es Nathan.

—No hables tan fuerte, mi cabeza va a explotar —me quejo.

—¿Qué demonios... bebiste anoche?

—Eso creo —respondo.

—¿Eso creés o es hiciste?

—¿Por qué tantas preguntas? —me incorporo sobre la cama lentamente, froto el lado izquierdo de mi cara y me dispongo a levantarme para ir al baño.

—¿Cómo que por qué? —cuestiona. —Tú nunca faltas y me preocupe por ti maldito malagradecido.

Ojalá Daria se preocupara así por mí.

—Lo siento hermano, supongo que me excedí anoche y hasta ahora he venido a despertar.

—Entiendo —dice —llego en treinta minutos, pasaré a comprar comida mexicana para almorzar.

—Eso suena grandioso, muero de hambre.

—Y yo muero por saber porqué demonios bebiste ayer.

—Te espero entonces —digo y finalizo la llamada.

Cepillo mis dientes durante varios minutos, no estoy seguro pero podría apostar que destilo alcohol por cada poro de mi piel, así que tomar una ducha es lo que me limito a hacer.

Quince minutos más tarde me encuentro limpio y fresco, busco unos boxers para ponerme y unos pans, no saldré por el momento así que es lo único que usaré.

Hago mi camino a la cocina para tomar un vaso de agua helada antes de volver sobre mis pasos y dejarme caer sobre el sofá.

Reviso mis mensajes esperando encontrar uno de la castaña pero ni sus luces.

A diferencia de ella, tengo otros de mis amigos preguntando si me encuentro bien, incluso Isabelle me ha escrito.

También tengo de mis padres, mi madre me ha enviado un texto pidiéndome de favor que pase por mi hermana a eso de las 8pm al aeropuerto, mi padre por su lado requiere de mi presencia en su oficina mañana saliendo de clases.

Los golpes en la puerta me hacen levantarme, seguro es Nate.

—¿Por qué tanta comida? —pregunto cuando lo veo con las manos llenas de bolsas. —Déjame ayudarte —digo tomando un par de ellas.

—No todo es para nosotros —ríe —vendrán Sierra y Serge también.

—¿No viene Mero?

—Isabelle no vendrá después de lo de ayer —dice —está sentida por lo que le dijiste —comenta.

—Pero si me ha mandado un mensaje por la mañana —rasco mi barbilla —además sólo dije la verdad.

—Eso no dice que te quiera ver —puntualiza —le importas mucho, claro está, pero si hubieras visto como se puso cuando fuiste detrás de Daria.

Perdiendote » Dylan O'brienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora