Capítulo 21 | Daria

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—¿Estás segura de qué quieres asistir?

—No, pero ha estado rogando mucho y le daré el gusto para que deje de joder —digo sin más. —Además podré beber gratis —le regalo un guiño al chico frente a mí antes de volver a mirarme en el espejo.

Llevo casi semana y media quedándome con Aarón desde que me fui de la casa de Daniel.

No diré que era la única persona a la que pude pedirle ayuda, pero era la única que se me vino a la mente en el momento en el que el taxista me pregunto.

Emma vino a buscarme y tuvimos una fuerte discusión, ha cumplido su palabra de golpearme y dejar de hablarme puesto que me ha visto consumir de nuevo. Ni Aarón ni mucho menos yo la esperábamos, ni siquiera tenía idea de como había conseguido la dirección de Aarón, pero podía apostar lo que sea a que fue su novio Jhona era el que se la había dado.

No dejaba de gritarme que era una jodida perra sin sentimientos, una egoísta, una mala persona por jugar con los sentimientos de Dylan, una mala hija por hacerle pasar a mi madre un mal momento, que iba a arruinar mi vida, y sobre todo, no dejo de gritarme infinitas veces que yo era una drogadicta.

Y honestamente me hubiera dolido todo, pero estaba tan malditamente drogada y tomada, que lo único que pude hacer fue reírme en su cara, fue entonces que su puño conectó contra mi nariz provocando que ésta sangrara. Mi vista se nubló, pero eso no me detuvo, así que tomé la lámpara que tenía Aarón en la sala y se la lancé de manera que cruzara a su lado hasta hacerse pedazos contra la pared, no quería lastimarla, sólo quería asustarla y que se largara, para mi mala o buena suerte, lo conseguí.

—¿Quieres? —pregunta Aarón a mi lado.

No ha dejado de inhalar desde hace horas, incluso ha bebido un poco y yo le he hecho compañía tomando dos cervezas con él para que no se sintiera solo y yo fuera de lugar.

—No, estoy bien así —y es verdad, no quiero joderlo con mi madre.

A pesar de que le he dicho a Aarón que iré para que deje de joder, he mentido, iré porque quiero disculparme con ella, también porque Daniel me rogó que vaya, dijo que eso haría feliz a mi mamá. Por eso y porque mis hermanos me extrañan, y yo aunque no quiera admitirlo, lo hago de igual manera.

—Bien —dice —de todos modos toma —me extiende una diminuta bolsa con el contenido que ya conozco a la perfección —por si te aburres y quieres ponerle algo de diversión al asunto.

Dudo unos instantes pero lo tomo y lo guardo en un pequeño cierre de mi bolso.

—Ahora me voy, quedé en verles afuera del lugar para entrar todos juntos —me acercó y le doy un beso en la mejilla para despedirme. —Volveré más tarde, no me esperes despierto, descansa por favor y ya deja de inhalar.

Él ríe y niega.

—Cuida a mi bebé.

—Debería ser: "Cuídate mucho Daria, así mi bebé estará bien al igual que tú".

—Ya lárgate —dice para después soltar una carcajada.

Conduzco alrededor de media hora. Una vez que llego al lugar, dudo en si inhalar o no tantito, al final no lo hago, mi madre me manda un texto diciendo que ya llegaron y están en recepción esperando.

Perdiendote » Dylan O'brienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora