Capítulo 18 parte I

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–No me digas que...

–No Ann no me enamore de Joe, es apuesto y todo pero no me gusta.

– ¿Entonces por qué te molesto que le hubiera dicho que tú le darías tu número?

–Por qué no es lo correcto, no puedes andar por ahí diciéndole a cualquier persona que yo les daré mi número.

–Pero no fue cualquier persona. Nos invitó un café.

–Ann estás loca, ¿lo sabias cierto?

–Vamos Caterine ¿que no te diste cuenta de la manera en la que te miraba?

–No Ann, esas son alucinaciones tuyas y ya vámonos que se ve que ya no tarda en llover.

–Caterine no cambies de tema. Joe es un chico guapo. Maldición. –Ann se llevó la mano a la cabeza.

– ¿Qué? –Pregunto Caterine asustada.

–No nos dio su número.

–Por dios Ann, para mí que tú eres las que se enamoró de ese tipo.

–Bueno no negaras que era apuesto. Caterine.

–Ok si, era apuesto pero no me enamore de él...tú lo sabes muy bien.

–Caterine creo que ya es hora de que olvides al chico que conociste en California, estamos en N.Y y Matthew no está aquí.

Caterine la miro casi con ganas de reírse—. Ann tu sabes muy bien que Matthew está en NY.

–Ok si, lo olvide pero quiero decir que él no está en este centro comercial ¿o sí?

–Mmm, no lo sé.

–Claro que no Caterine, estoy siendo sarcástica contigo, él no está aquí y Caterine ya pasaron dos semanas desde la última llamada que le hizo a Louis, ¿no crees que él ya debía haberse ido?

Es decir que haría aquí si ya no tiene caso, si se dio cuenta de que te perdió.

Mierda esa palabras sí que le dolieron a Caterine, y si Matthew en verdad se había ido y ya se había olvidado de ella.

¿Caterine en verdad quería que Matthew ya no la buscara? ¿El sería capaz de olvidarla tan rápido? O peor aún ¿ella podría olvidarlo algún día?

–Caterine lo siento, no debí decirte eso–Le dijo la rubia cuando vio que su amiga se quedó paralizada.

–No Ann no te preocupes tienes toda la razón, tal vez él ya se olvidó de mi...debemos irnos–dijo cambiando de tema fríamente– ¿No quieres mojarte cierto?

–Claro que no.

Ambas salieron del centro comercial. Joe ya se había ido.

Caterine no quería que su amiga lo supiera pero ella aun no olvidaba a Matthew y le dolía que él ya no hiciera nada por tratar de hablar con ella.

Caterine no dejaba de cuestionarse sobre qué habría pasado si ella le hubiera dado una oportunidad y hubiera hablado con él, tal vez las cosas no eran como parecían.

Debía olvidarlo de una vez por todas.

–Tenías razón.

– ¿Qué? –Caterine despertó de sus pensamientos.

–Sí, digo que tenías razón ya está por llover y.... oh dios mío me cayó una gota de agua en la cabeza.

–Te lo dije.

No tardo mucho después de la primera gota de agua y comenzó a llover.

–Mierda Caterine compramos tantas cosas pero ninguna compro un paraguas.

–Debemos pensarlo para la próxima.

Ambas iban por la calle tratando de correr y de refugiarse en el lugar más cercano que encontraran.

–Apuesto a que si Joe estuviera con nosotras nos cubriría con su chaqueta.

Caterine no pudo evitar reír. –Lástima que no tenemos su número para llamarle.

–Sí, lastima, debiste preguntárselo–.Dijo Ann–Tal vez tenía un auto y nos levaría a casa.

–Ann deja de imaginar cosas y apúrate que si seguimos así llegaremos todas empapadas a casa.

La lluvia dejo de caerles sobre la cabeza. Alguien se interpuso entre las dos y puso su chaqueta sobre ellas impidiendo que la lluvia les callera directamente.

¿Quién era aquel chico?

**—**

– ¿Enserio? Eso te dijo.

–Si dijo que no está saliendo con nadie, pero no me dijo nada de ti. De hecho ni siquiera me quiso decir por qué vino aquí.

–Bien y ¿como esta? Esta feliz, triste, no se dime ¿Cómo la viste?

–No sé, creo que...feliz, la verdad no podría decírtelo.

–Mierda.

Pequeñas gotas se deslizaban sobre la venta del auto, una tras otra. Estaba lloviendo y Matthew quería estar con Caterine, sabía que ella y Ann probablemente se estarían mojando por que comenzó a llover pocos minutos después de que ellos subieron al auto.

Se dirigían hacia su departamento, fue un buen día para Matthew porque nunca se imaginó volver a verla y mucho menos que el destino haría que estuvieran en el mismo lugar a la misma hora aunque el no pudo hablar con ella y acariciar su linda piel tan siquiera por un rato, él estaba feliz por que la vio solo un momento y lo mejor de todo, cuando la vio sonreír.

– ¿Es ella? ¡Joe es ella!

Joe miro del lado de la ventana de Matthew y en definitiva era ella iba con su amiga cargando un par de bolsas y con...

– ¡¿Quién es ese estúpido?! –Espeto Matthew.

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EL GUARDAESPALDAS (Sin Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora