Capítulo 12

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19 de Marzo del 2014.
(Actualidad).

10 am.

–Mierda–seguía maldiciendo el castaño por el tráfico que había-. Contéstame Caterine.

Matthew ya había perdido la cuenta de las veces que había llamado a Cate sin ninguna respuesta. Dejó varios mensajes de voz en el teléfono de la casa y de su celular pero ella no contestaba.

–Por favor Caterine, no me hagas esto. TE AMO.

Ese fue uno de los tantos mensajes que le dejó, su voz era tan sincera él nunca quiso hacerle daño eso es algo de lo que nunca en su vida se atrevería a hacer.

Matthew estaba al borde de llorar, el tan solo pensar que perdería al amor de su vida y a sus dos hijos lo hacía sentirse el peor hombre del mundo, lo hacía sentirse un completo idiota.

Poco a poco los autos comenzaban a avanzar y luego todo el camino estaba despejado, Matt pisó el acelerador para llegar lo más rápido posible a su casa. Debía encontrarse con Caterine.

Su corazón latía muy rápido, las manos le sudaban cuando bajó rápidamente del auto y salió corriendo rumbo a la puerta de su casa. Estaba agitado.

Abrió la puerta de par en par.

– ¡Caterine, Caterine!–gritó.

Nadie respondió. Se quedó mirando a un punto fijo luego a todos lados y ella no estaba.

Revisó cada abitación del piso de abajo y luego de la planta alta, nadie estaba.

Entró al cuarto de Derek y Dustin, tal vez Caterine estaba ahí, dormida junto a sus hermosos angelitos. Pero nada, ellos no estaban. Matthew sintió una puñalada en el corazón cuando vio el armario vacío. Ella se había ido.

Regresó a la planta baja de la casa, contempló la sala.

Una luz roja parpadeaba encima de una pequeña mesa. Era el teléfono que indicaba los mensajes recibidos.

Se acercó con paso lento, estaba triste, realmente triste. Sabía que tenía la culpa y todo esto lo había causado, él y su magnífica idiotez. Tenía la cabeza gacha, deslizó su dedo sobre el botón del teléfono para poder escuchar los mensajes, la pantalla mostraba siete.

–Caterine, amor contéstame...no...nunca quise hacer esto, te necesito, por favor perdóname. Tu eres todo para mí, eres mi mundo y no puedo vivir sin ti, no quiero perderte por favor, contéstame...

El castaño calló, tomó sus rodillas entre sus brazos y con la cabeza gacha  comenzó a sollozar, su voz se escuchaba con tanto dolor, si tan solo Caterine pudiera escucharlo.

Pero ella ya no estaba allí, no pudo escuchar su voz, y él no estuvo a tiempo para pedirle disculpas, para aclararlo todo. Ahora estaba solo, escuchando sus propios mensajes de voz tan dolorosos como se sentía ahora.

Se daba cuenta del grave error que había cometido al no haber escuchado a Elena el día anterior, si tan solo le hubiera hecho caso, Caterine aún estaría a su lado.

Se levantó poco a poco y se sentó en el sofá en el que Caterine y Elena estuvieron hace un par de horas. A su lado el celular de su esposa, ella lo había dejado olvidado o simplemente no quiso llevárselo para que él no pudiera llamarla.

Matthew tomó  el celular, lo encendió y ahí estaban las llamadas que le había hecho, también estaban sus mensajes, comenzó a revisarlos hasta que se encontró con uno de Deborah enviado en la madrugada, que tonto había sido, si ella tenía su celular cómo no se le ocurrió pesar que Deborah haría eso.

–Que tonto fuiste Matthew Coleman, ¡cómo no se te ocurrió! Por eso se fue, por este estúpido mensaje.

El castaño tenía que hacer algo, debía hacer algo, no podía perderla.

Llamó a Elena, era el momento de enfrentar todos sus problemas y resolverlos. Sus actos le costaron muy caros y ahora estaba pagándolos.

– ¿Elena?

–Valla pero si es el hombre más idiota del mundo–dijo en tono de burla.

– ¿Sabes en donde esta Caterine?

–No, no lo sé. ¿Por qué no contestabas nuestras llamadas? Y esa foto... Matthew tú y Debor...

–Sé que soy un idiota, pero no estaba en mis cinco sentidos, ella me drogó –Elena escuchaba atentamente al otro lado de la línea–. Perdóname.

–Yo no soy a la que le debes pedir perdón es a Caterine.

–Claro que sí, si te hubiera hecho caso nada de esto habría pasado.

–Ayer cuando Cate vio la imagen se puso muy mal, ella te ama pero dijo que no te perdonaría porque ya era la segunda vez... ¿te das cuenta de lo que hiciste?

–Lo tengo muy claro y no sabes cómo me duele, siento que la estoy perdiendo y no quiero... ella es todo para mí, la amo tú lo sabes.

–Lo sé, creo en ti pero ahora ella es la que tiene la última decisión no yo. Búscala, habla con ella, no te quedes ahí sin hacer nada, ve y arregla todo.

–No se llevó el celular, lo dejó, no quiere verme.

–No sé a dónde fue, ayer después del mensaje me dijo que me fuera y comenzó a hacer sus maletas. No me dijo nada más.

–Gracias, gracias por haber estado con ella. Te prometo que la encontraré.

Matthew colgó y salió de la casa, ya no tenía caso estar ahí si Caterine no estaba.

Ahora sabía porque Deborah sonreía cuando le devolvía el celular, porque ya le había mandado el mensaje a la bella chica.

Había tomado una decisión pese al coraje que sentía por lo que Deborah había hecho, no iría a reclamarle nada, no iría a buscarla, lo le llamaría, no haría nada, eso era lo que ella quería que él fuera en su busqueda. Aahora debía enfocarse en Caterine, solo en ella y en nadie más.

No importaba si tenía que viajar al otro lado del mundo pero la encontraría, buscaría la forma de hablar con ella.

Solo había alguien tan cercano a Caterine desde que murieron sus padres.

Louis.

EL GUARDAESPALDAS (Sin Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora