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Capítulo 34

MARTA

No podía creerme lo que estaba pasando, ¿De verdad Kelly iba a sacrificarse para que mis poderes saliesen a la luz? No quería creérmelo, no podía.

- Kelly... No... Por favor. – Pero ya se estaba yendo, cerró los ojos y su silueta comenzó a desdibujarse, como si de humo estuviese hecha. Estallé en llanto y caí de rodillas al suelo, no podría vivir con esta culpa en mí, ella se estaba sacrificando por mí, ¿Qué clase de amiga soy? Me sentía terriblemente culpable, de pronto, comencé a sentir como corrientes eléctricas recorrían mi cuerpo. – Kelly no lo hagas, por favor, no lo hagas... - Susurré mientras cada vez las corrientes eran más fuertes y frecuentes. - ¡Kelly no! – Chillé desgarrándome la garganta y abrí los ojos, ya no me encontraba en aquella sala, delante de mí, varios cuerpos de brujas y lobos se hallaban tendidos sin vida en el suelo. Sobre mí recayeron, de pronto, todas las miradas.

Visualicé a Mitch y a Nathan; Mitch, casi sin poder respirar mientras flotaba en el aire y Nathan tumbado en el suelo. Entonces caí en la cuenta de que yo también me hallaba flotando, descendí al suelo y comencé a caminar con decisión hacia ellos. Parecía que para todos, el tiempo se había detenido, habían parado de combatir para fijar su mirada sorprendida sobre mí. Avancé sin apartar mi vista de ellos, al ver cuál era mi objetivo, una bruja intentó atacarme. Sin detenerme, estiré una mano hacia ella quien quedó petrificada en el aire; cerré mi puño y su cuerpo se convirtió en ceniza, esfumándose en el aire.

Rabia, impotencia, dolor, tristeza... Todas esas emociones se mezclaban en mi interior provocando que me sintiera más fuerte. La bruja que mantenía a Nathan pegado al suelo, se lanzó contra mí; moví mis dedos rápidamente y la tierra comenzó a temblar, la bruja detuvo su movimiento y miró sus pies. De pronto, unas gordas, fuertes y enormes raíces salieron del suelo y rodearon el cuerpo de la bruja; apreté con fuerza el puño y las raíces se enredaron con más fuerza, asfixiándola, hasta que su cuerpo reventó y se esfumó como ceniza.

- Suéltalo. – Mi voz salió con fuerza y decisión, la bruja me obedeció y el cuerpo lobuno de Mitch cayó al suelo, poco a poco se transformó en humano mientras tosía con fuerza.

- No... No puede ser tú... - La miré llena de odio, ella era la culpable de que Kelly no estuviese aquí, ella era la culpable de que todo se fuera al traste. Centré toda mi rabia en ella y atrapé sus manos y piernas con las raíces.

- Tú, tú eres la culpable. – Dije sin apartar la mirada de ella, tragó un nudo y miró a las otras brujas en busca de ayuda, antes de que pudiesen hacer nada, las atrapé a todas con las raíces, tapándoles la boca para que no pudiesen conjurar nada. – Primero verás como todo tu séquito muere lentamente y, después, serás tú la que muera de la manera más dolorosa y lenta posible. – En sus ojos vi reflejado el temor, una a una fui asfixiando a las brujas, convirtiéndolas en ceniza. A todas excepto a una, me giré y la miré a los ojos. – Por tu culpa ella se ha ido y lo pagarás muy caro. – Chasqueé los dedos y su cuerpo estalló en llamas, sus chillidos de dolor eran música para mis oídos, ella era la culpable, ella y solo ella. Poco a poco sus gritos se fueron acallando hasta que su cuerpo se convirtió en ceniza; me giré hacia Mitch y Nathan y corrí hacia ellos.

- Mitch, Mitch, por favor, dime algo. – Poco me importaba el hecho de que estuviese desnudo, en su cuello había una gran marca roja que comenzaba a tornarse de morada. Acaricié su rostro lentamente y, de repente, su mano se posó sobre la mía y abrió sus preciosos ojos grises. Para mi sorpresa, me empujó con fuerza y se puso en pie, lo miré sorprendida y dolida, ¿Qué había sido eso? Sus ojos me observaron con dolor para después apartar la mirada con asco y corrió hacia Nathan. Sentí que mi corazón se partía en dos, ¿Por qué me miraba de aquella forma? Me levanté y sacudí mi vestido, fue entonces cuando caí en la cuenta de que llevaba el mismo vestido que cuando me encontraba con Kelly en aquella habitación...