Aisha se separó de mí y me miró con dulzura, hacía mucho tiempo que nadie me había dejado llorar en su hombro.
- Kelly, ya no tienes que preocuparte más, aquí estás a salvo, comenzó a hablar Aisha, - Ya no necesitarás ocultar más tus sentimientos, cuando quieras llorar, llora, cuando quieras gritar, hazlo y si quieres sonreir... Hazlo, eres muy especial, fuerte y hermosa, no te pido que te olvides de todo lo que te ha pasado ya, porque es difícil, pero quiero que sepas que nos tienes aquí para lo que necesites, ya nadie te hará daño pequeña, dijo con lágrimas en los ojos mientras me rodeaba con sus brazos, me sentía tan a gusto... Hacía mucho tiempo que nadie me abrazaba de esa forma, entonces Aisha dijo algo que hizo que mi corazón se estremeciera de felicidad, - ahora nosotros somos tu familia, Luna. Me picó el ojo y me apretó más a su cuerpo, por fín, por fín alguien me había brindado lo que tanto necesitaba para sanar mis heridas, cariño y comprensión, y rompí a llorar.
***
Me encontraba con Aisha dando un paseo por el bosque que se encontraba detrás de la casa, me sentía incómoda ya que sentía muchos ojos vigilándonos, Aisha lo debió de notar porque se acercó, tomó mi mano y la apretó en señal de que no pasaba nada, asentí y me dejé llevar por ella.
Después de haber estado llorando durante horas, Aisha me había dado una pastilla que hizo que todos mis dolores desaparecieran, todavía no entiendo por qué me dolía el cuerpo de aquella forma así que lo atribuía al estrés acumulado. Después me había dado una ducha mientras que Aisha rebuscaba en mi armario, al final me eligió un precioso vestido rosa con corpiño que se ceñía hasta la cintura y después caía en vuelo hasta las rodillas, era hermoso.
Habíamos llegado a un descampado precioso, aquel paisaje me dejó sin palabras, ante mí se extendía un hermoso suelo verde, con rosales y todo tipo de plantas viviendo en armonía mientras que el canto de aquellos pájaros acompañaban a la melodía que formaban las ramas y las hojas de los árboles al ser movidas por el viento. Giré mi cabeza y me encontré con el rostro sonriente de Aisha, que se sentó sobre unos troncos que parecían estar colocados para que nos sentáramos nosotras, ella palmeó a su lado y yo asentí mientras me sentaba, pasamos horas mirando aquel hermoso paisaje mientras que Aisha me explicaba un par de cosas básicas que debía saber sobre los lobos, yo asentía entusiasmada al escucharla hablar, cada cosa que me contaba la convertía en hermosas anécdotas e historias que hacían que yo le prestara toda mi atención. A lo lejos se oyó un aullido y Aisha se levantó de golpe, parecía preocupada, pero enseguida me miró con una sonrisa tranquilizadora y serena, pero podía sentir como se sentía incómoda.
- ¿Nos vamos?, dije intentando que su nerviosismo se esfumase, ella asintió y me ayudó a levantar, comenzamos a caminar hacia la mansión pero por el camino noté como Aisha se revolvía incómoda y miraba hacia atrás, como temiendo que nos estuvieran siguiendo.
- ¿Dónde has estado? Dijo serio Nathan nada más verme entrar por la puerta.
- Con tu madre, dije de la misma forma, -¿algún problema? Dije retándole, frunció el seño y miró a su madre furioso.
- No puedes desaparecer sin decirme nada, y en cuanto a tí mamá, ya hablaremos, dijo dándose la vuelta, dispuesto a irse.
- ¿Disculpa? Y él se giró para mirarme, ¿quién te crees que eres para controlarme? Yo hago lo que quiera, dije molesta, miré a Aisha pero ella sólo bajó su mirada, la miré confundida.
- Aquí el alfa soy yo y harás lo que yo te diga, dijo muy seguro de sí mismo, ahora si que la había cagado, lo miré furiosa y me fui a mi habitación, no pensaba volver a dirigirle la palabra.
- Kelly, ¡Kelly!, ¡párate ahora mismo!, oí cómo gruñía pero yo solo le ignoré y seguí caminando.
Llegué a mi habitación y me tiré en la cama frustada, él no puede controlarme, repetía una y otra vez en mi cabeza, decidí darme una ducha de agua fría para poder despejar mi mente antes de bajar a cenar, al salir de la ducha noté que mi tatuaje ardía, rodé los ojos, Nathan debía estar ahí, al salir un exquisito olor a canela invadió mis fosas nasales confirmando que Nathan estaba allí. Como si nada salí y me dirigí al armario, todavía con la toalla enredada en mi cuerpo, bufé al notar como Nathan me comía con la mirada mientras caminaba por la habitación rumbo a mi armario, saqué un precioso vestido negro ceñido al cuerpo, y escogí unos tacones plateados no muy altos y volví a meterme en el baño, cuando estuve lista salí y observé cómo Nathan seguía allí sentado.
- ¿Estás lista? Preguntó mientras se acercaba a mí, no le contesté, salí de la habitación y me dirigí al comedor. ¿Enserio se cree que después de haberme hablado de aquella forma, ahora podía volver y hablarme cómo si nada?, estaba muy equivocado si pensaba así.
La cena pasó lenta, muy lenta, Nathan había llegado segundos después que yo, me dolía como una puñalada en el pecho cada vez que le ignoraba, pero debía dejarle claro que no debía tratarme así, al terminar la cena el pequeño pelirrojo se acercó a mi lado, yo lo alce y lo senté sobre mis piernas.
- Que guapa estás Kelly, me llamo Erick, dijo sonriendo de forma tímida, amaba a este pequeño pelirrojo pecoso.
- Que nombre más bonito tienes... Y por cierto, tú también estás muy guapo, dije picándole el ojo a lo que él se ruborizó y arrugó su nariz de forma tierna y adorable, to estaba muriendo de amor. Oí cómo Nathan gruñía en mi espalda, yo lo ignoré y seguí hablando con Erick.
- ¿Quieres jugar conmigo? Dijo de forma divertida, yo asentí y el saltó de mis piernas para luego cogerme de la mano y tirarme hacia fuera de la sala. - No te preocupes hermanito, te la devolveré, dijo de forma divertida mientras oía cómo Nathan gruñía, en ese momento mordí mi lengua para evitar reirme... ¡Qué espabilado el pequeño pelirrojo!, y sin más lo seguí a través de los pasillos.
Llegamos a una puerta color chocolate decorada con pegatinas, abrió la puerta y yo me quedé anodadada, su habitación era enorme y estaba llena de juguetes.
- Me encanta tu habitación, le dije sonriendo a lo que él dibujó en su cara una sonrisa de orgullo, me fijé en su cama y observé que en sus sábanas había chocolates dibujados, - amo tus sábanas, le dije riendo, - pero no podría dormir ahí porque me las acabaría comiendo, dije divertida a lo que él estalló a carcajadas. Nos pasamos como dos horas jugando a los superhéroes, donde yo era la damisela en apuros y después a los muñecos, extrañaba tener un hermano pequeño al que querer y con el que jugar, en mi mente apareció la imagen de Kim sonriendo de esa forma sádica que sólo ella sabe hacer, un escalofrio recorrió mi espalda.
- Kelly... Dijo Erick de forma tímida, le asentí, - te importaría... ¿Cantarme antes de dormir?, preguntó tapando sus preciosos ojos verdes, tuve que controlarme por no espachurrarlo en un abrazo y apretujarle sus mofletitos, era tan adorable.
- Claro que sí cariño, dije sonriéndole emocionada, - aunque te advierto, creo que mi voz no es... Muy bonita, dije riéndome.
- Seguro que tu voz es preciosa, al igual que tú, dijo levantándose para ir a lavarse los dientes, yo sonreí y tapé mis ojos cuando Erick iba a ponerse el pijama provocando que el pequeño riera a carcajadas. Me acerqué hasta su cama y me senté a su lado.
- ¿Qué canción quieres que te cante? Dije mirándole a los ojos, él me miró divertido y comenzó a pensar.
- Mm... Let her go, porfavor. Dijo sonriéndome.
- Buena elección, está bien, aclaré mi garganta y para mi sorpresa, mi voz salía dulce y angelical.
-Only know you've been high when you're feeling low
Only hate the road when you're missing home
Only know you love her when you let her go
And you let her go...
No la terminé de cantar ya que noté que Erick se había quedado dormido, me levanté y deje un tierno beso en su delicada cabezita, pero antes de salir oí la dulce voz de Erick.
- Te dije que cantabas bi... Pero no terminó porque cayó de nuevo rendido, Sonreí y salí de su habitación cerrando la puerta tras de mí, amo a este pequeño.
Al llegar a mi habitación me encontré a Nathan sentado en la cama esperándome, ignorándole, me dirigí al armario y comenzé a buscar algo cómodo para dormir, entonces noté su respiración en mi espalda, me puse nerviosa y por ello tres vestidos cayeron al suelo, mierda, me agaché a recogerlos pero antes de que los alcanzara Nathan los había cogido, y en su otra mano había un delicado camisón de algodón color crema con encajes y de asillas, era precioso, cogí los vestidos y los colgué.
- ¿Cuánto más vas a seguir ignorándome?, me preguntó agotado, yo solté un suspiro cansado e intenté salir pero me lo impedió. - Esto me está matando Kelly, no me gusta estar enfadado contigo, e hizo un puchero... "No un puchero no... ", había tocado mi fibra sensible asi que me lanzé a sus brazos y rodeé su cuello con brazos.
- Te amo, le susurré al oido, ay dios mio... ¿yo he dicho eso?, sentí como él se relajaba y sonreía.
- Yo también pequeña, dijo pegándome más a su cuerpo, y entonces ocurrió, acercó su rostro al mio y rozó mis labios con los suyos como pidiendo permiso, yo cerré mis ojos y el unió nuestros labios en un tierno beso cargado de amor, nuestras bocas comenzaron a danzar al ritmo de nuestra melodía mientras el beso se volvía más brusco y cargado de necesidad, lo necesitaba y él me necesitaba, yo lo seguía torpemente ya que era mi primer beso pero él parecía todo un profesional, nos separamos para poder coger aire y volvimos a juntar nuestros labios, descargas eléctricas recorrían mi piel y todos mis sentidos se pararon al notar como su lengua se introducía en mi boca sin pedir permiso, yo, torpemente le seguí el juego, algo dentro mí gemía al notar sus labios perfectos sobre los míos, jadeé cuando mordió mi labio inferior antes de separarse de mí. Lo miré ruborizada mientras el me dedicaba una mirada llena de amor, me sentía completa, y sin decir nada más nos acostamos en la cama, el me pasó el brazo por encima y me atrajo hacia él, depositó un beso en mi pelo para después acomodarse en él, cerré los ojos y analizé cómo mi vida había cambiado tanto en tan sólo tres días y así, pensando, me quedé dormida.
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Bueenas mis queridos lectores, no les quiero aturdir ya que este capítulo es muy denso, lo siento pero debía ser así.
- Cada vez amo más a Nathan aunque no se me olvida que sea tan posesivo... ¿por qué creéis que se enfadó tanto al saber que había estado en el bosque?
- Amo a Aisha también, ¿y por qué creéis que ella se veía tan arrepentida?
- Y qué me decís de Erick, amo a ese pequeñajo jeje, vosotr@s también... ¿Verdad?
- Si pudiérais tener un super poder...¿cuál sería? Yo creo que eligiría la invisibilidad, el poder volar y poder leer la mente de las personas, jeje, soy una cotilla XD
Bueno espero vuestros comentarios y vuestros votos, muchos kisseees de Hari jeje.
Os dejo a Erick en multimedia, morid de kawaidad, (sé que ese término no existe, soy consciente, pero me gusta inventar nuevas palabras :D).
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Bajo la luz de nuestra Luna #SinsajoAwards #EditoriaalAwards(Sin Corregir)
Hombres LoboKelly es una chica de 15 años que sueña con ser libre, a los 10 años de edad es obligada a convertirse en la sirvienta de su propia familia tras la muerte de su abuela, la única que la protegía y amaba sin condición. Sus padres se niegan a reconocer...