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Capítulo 36

Había llegado el día de la guerra, todos estábamos nerviosos, pero estábamos preparados. Nos habíamos preparado para esto durante meses, la batalla tendría lugar en el lugar donde aquella reina había dado su vida con la esperanza de volver a ver a su amado. Kelly no había abandonado nuestro pensamiento en ningún momento, algún día la encontraría, de eso estaba seguro. Marta hacía lo que podía, se había entrenado muy duro y había mejorado muchísimo con sus poderes; sin embargo, su relación con Mitch había quedado en un segundo plano, él todavía no aceptaba el hecho de que ella fuese una bruja, a pesar de que le había demostrado que era diferente y nos había salvado la vida a todos.

Me despedí de mis padres y de Erick, quienes se quedarían a cuidar a los otros niños la manada. Tal y como Kelly había marcado, las mujeres fueron entrenadas al igual que los hombres e irían hacia la batalla. Miré por última vez a los miembros de mi manada que dejábamos atrás, todo lo que había vivido en aquella mansión. Cerré los ojos y me di la vuelta, estaba listo para la batalla; vengaría a Kelly, a su familia, a los miembros de mi manada que habían perecido ante los secuaces de aquella malvada mujer. Hoy moriría entre mis fauces, de eso estaba seguro.

EN OTRO LUGAR

Cheril derramaba las últimas gotas del veneno que llevaba meses depositando en las bebidas de su marido. Era un veneno muy lento y doloroso, te iba carcomiendo por dentro hasta que tus órganos ya no lo soportaban más. Con movimientos lentos y elegantes, alcanzó la copa a su marido quien, desvalido en su cama, sudaba en abundancia.

- Cheril me encuentro muy mal, ¿Qué me estás dando? – Esta sonrió de manera delicada.

- Bebe querido, te sentirás mejor. – El hombre apuró hasta la última gota, sin embargo, lejos de sentirse mejor, comenzó a sentirse mareado. – Así me gusta, por fin dejarás de ser un lastre. – Su estómago se revolvió y su temperatura comenzó a aumentar. – Así aprenderás a no atacar cuando yo no te lo permito, esto te ocurre por codicioso, querido.

- Por... qué, ¿Es que ya no me amas? – La boca comenzó a secársele, tenía mucha sed, pero no tenía la fuerza suficiente para beber.

- ¿Amar? Ese sentimiento murió hace mucho tiempo querido. – Torció la cabeza al ver que su marido chasqueaba la lengua. - ¿Acaso tienes sed querido? – Él asintió y ella sonrió, agarró el vaso de agua que estaba sobre la mesa de noche y se lo acercó. Sin embargo, antes de que este lo cogiera, Cheril se la llevó hacia los labios y se bebió hasta la última gota, bajo la dolorosa mirada de su marido. Cerró los ojos y de su boca comenzó a salir espuma blanca, sus ojos se fueron hacia atrás y su cuerpo empezó a convulsionar.

Con movimientos lentos y con una sonrisa triunfante, se levantó del colchón y no apartó la vista hasta que el cuerpo del hombre dejó de convulsionar.

- Espero que te pudras en el infierno, querido. – Dijo ella sobre el pálido rostro del hombre, entonces se dio la vuelta y salió de la habitación.

Por fin había llegado el día en el que podría recuperar sus poderes, estaba lista y no pararía hasta alcanzar su objetivo.

NATHAN

Por el camino, nos habíamos reunido con nuestros aliados. Poco a poco nuestro número fue aumentando y con ello nuestra confianza. Estaba hablando con el alfa de la otra manada cuando nos dimos cuenta de que ya habíamos llegado, tragué un nudo y di un paso al frente cundo al otro lado del lago apareció la silueta de una mujer seguida de muchas más. Sus aromas a vinagre y hojas secas provocaron que arrugara la nariz, a pesar de que me había acostumbrado al olor de Marta, el suyo me revolvía las tripas.