Cap 18

159 13 3
                                    

Tras minutos eternos corriendo, dejé atrás el bosque y visualizé el jardín trasero de la mansión, me dirigí hacia allí y me escondí tras unos arbustos. Olisqueé mi al rededor en busca de algún olor que me indicara que alguien me seguía o que alguien estuviera aquí, por suerte, no percibí nada asi que me convertí y respiré hondo para recuperar el aliento. Me levanté con sumo cuidado tapando con unas hojas mi desnudez, ¿estúpido? Sí, pero al menos conseguí tapar mis pezones y mi "intimidad", ahora mismo parecía una diosa de la naturaleza, reí un poco al imaginarme lo estúpida que me veía con tres hojas tapando mi desnudez, pero era mejor que nada... Caminando con cuidado me acerqué a la puerta y la abrí con delicadeza, metí mi cabeza y, al comprobar que no había nadie, entré cerrándola tras de mí. Si alguien me veía estaba perdida asi que comenzé a correr como alma que lleva al diablo y no paré hasta llegar a mi habitación, un par de veces oía voces acercándose por lo que corría más rápido. Entré bruscamente en la habitación, cerré la puerta y me recosté sobre ella, cogí una bocanada de aire para relajar mi cuerpo que estaba a cien. Cuando me relajé me dirigí al baño y me metí en la ducha, me fijé en que las hojas habían desaparecido en algún momento, suspiré aliviada... Menos mal que nadie me había visto, abrí la llave y dejé que el agua caliente recorriera cada centímetro de mi piel. Tras unos minutos bajo el agua por mi mente paseó el recuerdo de aquel hermoso lugar, y con ello, el extraño suceso de la voz en mi cabeza. ¿Quién era aquella voz?, ¿Por qué me había llamado pequeña?, ¿Cómo sabía que me estaban siguiendo?, ¿Quién me seguía?... Miles de preguntas colapsaron mi mente, creo que estoy demente y todo esto es producto de mi imaginación... Frustrada por no responder aquellas preguntas, salí de la ducha y enrrollé la toalla en mi cuerpo. Me dirigí al armario y me coloqué un delicado vestido de asillas  blanco con estampado floral y unos tacones blancos a juego, me seque el pelo y coloqué la corona, que al parecer, Nathan había llevado allí.
Miré mi reflejo en el espejo y sonreí satisfecha, salí de la habitación para dirigirme a la cocina cuando mi vista se comenzó a nublar, rápidamente apoye una mano en la pared mientras el mundo daba vueltas a mi al rededor, me tambaleé sobre mis tacones y caí al suelo de rodillas al tiempo que mi espalda comenzaba a arderme. Ahogué un gemido de dolor al notar puñaladas de dolor en el tatuaje, todo mi cuerpo ardía como si lo estuvieran quemando en una hoguera, mi loba aullaba de dolor mientras notaba cómo se iba debilitando, lágrimas de dolor recorrían mi rostro mientras intentaba, en vano, ponerme de pie.
Al tercer intento conseguí ponerme de cuclillas ignorando el horrible dolor que se producía cada vez que movía una articulación, apoyada en la pared conseguí ponerme de pie y comenzar a andar hacia alguna parte. Mi loba no paraba de aullar y gemir de dolor, esto era una tortura despiadada, seguí avanzando hasta que topé con una puerta conocida, sin darme cuenta había llegado al despacho de Nathan, el dolor en el tatuaje se intensificó al estar allí, lo necesitaba, necesitaba su calor y su consuelo, no sabía lo que me estaba pasando... Con ese pensamiento elevé la mano al pomo de la puerta y lo giré ahogando un grito de dolor, levanté la vista y lo que ví hizo que cayera de nuevo de rodillas y por mi estúpida cara cayeran inútiles lágrimas de dolor.
Allí estaba, mi Nathan, sentado sin camisa con una rubia en su regazo sin más ropa que la interior, la rabia se apoderó de mí y me apoye en la pared, conseguí ponerme de pié y aunque el dolor me estaba matando les dirigí una mirada fulminante, sólo quería salir de aquí. Me dí la vuelta, dispuesta a salir, cuando una mano me sujetó con brusquedad, me giré al sentir corrientes de dolor recorrer mi cuerpo.
- No te acerques, no me toques... ¡Imbécil de mierda!, chillé, no sé de dónde saqué la fuerza, pero mi voz sonó tan autoritaria que me miró asustado y soltó su agarre, la estúpida rubia me miraba con...¿una sonrisa? Dios le borraré su estúpida sonrisa de zorra.
- Kelly... Lo siento... Yo..., no lo dejé terminar, ignorando el dolor, las lágrimas y todo, elevé mi mano y la estampe contra su cara lo más fuerte que pude.
- ¡Púdrete Nathan!, escupí con asco y con la poca dignidad que me queda, me dí la vuelta y salí de la habitación tambaleándome, no paré de caminar hasta llegar a mi habitación, me encerré con llave y me tiré en la cama, lloré y lloré hasta que mis ojos se secaron y me quedé dormida.

Bajo la luz de nuestra Luna  #SinsajoAwards #EditoriaalAwards(Sin Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora