A Lea le gustaba saltar de árbol en árbol a gran velocidad. Se asemejaba a los brincos que una ardilla daría estando lo más cerca posible a volar. Se sentía libre y ligera, como si fuera llevada por el viento.
Ella y el que era su compañero, se movían ágiles entre tronco y tronco yendo de rama en rama.
A decir verdad, Shisui no esperó que Lea fuese tan rápida. Claro estaba que se equivocó, aunque no estaba a la altura de su Shunshin no Jutsu.
—Si seguimos a este ritmo llegaremos al país de la Lluvia en menos de un día. —aclaró. Les llevaría un día y medio de viaje, y según sus suposiciones, al inicio del tercero ya estarían en Konoha.
—¿Tratando de superar expectativas? —a ella le hacia algo de gracia que tratase de causar una mejor impresión a su padre, más de la que ya tenía.
El muchacho soltó una risita.
—Debe de ser duro ser la hija del Hokage.
Siempre que relacionaban a Lea con su padre, se formaban dos posiciones: los que aseguraban que por ello recibía privilegios y ventajas, y los que pensaban como Shisui. Ella estaba más que de acuerdo con los últimos, a pesar de que no podía quejarse.
—El Tercero espera mucho de Asuma y de mí, tanto que asusta no ser suficiente. Después de todo, eso es lo que pasa cuando eres un probable sucesor del Hokage ¿no? —con aquella pregunta retórica dejó volar el razocinio del azabache, quién rápidamente captó el mensaje oculto entre sus palabras.
—No te gustaría ser la próxima Hokage, ¿verdad? —una sonrisa amarga brotó de sus labios.
Ni siquiera sabía como de temas banales y coloquiales habían pasado a temas más personales. Lo curioso era que a Lea le surgieron las ganas de empezar a liberar lo que pensaba sobre el asunto.
Cosa que raramente hacía. Pero aquel chico, Uchiha Shisui, poseía un carisma que conseguía que abriese un poquito su cabeza.
—Ser Hokage no es tarea fácil, además de que expones a tus familiares aunque intentes evitarlo también no tienes tiempo para ellos. Después de la muerte de mamá, las cosas se volvieron claras para mí. —decidió hablar sobre la muerte de su madre, Sarutobi Biwoko, ya que toda la aldea fue notificada de la tragedia.
—Entiendo.
Él todos los días experimentaba algo parecido. El apellido Uchiha era razón más que válida para algunos de acusarlos de atrocidades, marginarlos, discriminarlos y mirarlos despectivamente a los de su clan. El pelinegro era un vivo testigo de cómo el Hokage depositaba confianza en su nombre. Eran pocos los Uchiha a los que les tenía afecto.
Y no era porque al Tercero no le agradase ese clan, sino porque la enemistad y desconfianza estaba tan sembrada entre Uchiha y la aldea, que los propios Uchiha no se fiaban de ponerse en manos de él.
Shisui sabía que el caos era producto del miedo que alguien decidió expandir y que arrastraba las consecuencias ahora.
En lo que transcurrieron varios milisegundos, pararon de golpe.
—Ninjas enemigos. —murmuró para sí Lea.
Bajaron sus niveles de chakra al mínimo para no ser percibidos, mientras, debatían si emboscar o no.
Lo que no esperaban era que kunais viajaran hacia ellos. No tuvieron más opción que esquivarlos y mostrarse. Sería hora de luchar.
—Parece que tenemos espías.
Cinco ninja de Amegakure amenazaban con atacar, Shisui y Lea se colocaron defensivamente.
El pelinegro de cabello revoltoso observó cuidadosamente a los enemigos, descubriendo que ninguno de ellos tenía lo que buscaban.
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Lo que nunca te dije ↠ u.shisui
FanfictionEn su intento por controlar esas lágrimas rebeldes, fracasó. Al igual que hizo con él. Ya era demasiado tarde. ***Todos los personajes excepto la protagonista, pertenecen al creador de la serie Naruto.***