7a hoja

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Pasó algo de tiempo desde que salió de su casa hecha una furia. Aunque ahora la ira había dado paso a la impotencia. Se sentía incapaz de transmitirle a su padre y hermano sus pensamientos, como se sentía al respecto.

Cada objeto, cada casa, cada persona que veía le recordaba a la discusión reciente. Apostaba que cada una de las personas que veía habían pensado y actuado como Hiruzen, y eso le quitaba las ganas de seguir en la aldea.

Un viaje fuera de esta le vendría bien.

Quizás fue las emociones de la situación las que le impidieron que reflexionase sobre su decisión, pero ya era tarde para arrepentirse cuando cruzó la puerta de salida de Konoha.

La noche ya había caído. Lea buscó lugar donde poder descansar ya que todavía se encontraba lejos de alguna otra aldea. Estableciéndose en lo alto de un gran árbol de largas ramas, perfecto para recostarse sobre una el tiempo suficiente para recuperar fuerzas.

En Konoha su marcha comenzaba a tener consecuencias. El Tercero, luego de que Danzō se fuera, se planteó hablar con Lea desde su verdadero punto de opinión. Pero cayó la noche y no había vuelto, preocupándole.

Se repetía una y otra vez que la había fastidiado, los Uchiha inconscientemente siempre le causaban algún problema.

—Asuma, ¿encontraste alguna pista sobre Lea? —pronunció cuando su hijo ingresó en la casa.

—No, pero avisé a unos amigos para que nos avisen si la ven.

El Hokage llamó a un grupo de ANBU que buscarían por las afueras de la aldea mientras ellos dos lo harían por el núcleo.

—Padre...¿crees que Lea tenía razón?

—Asuma, sabes cuan tensas están las cosas con los Uchiha. No podemos permitirnos cometer ningún error.

—Ya, porque que Lea se relacione con ellos es un error.. —terminó murmurando, en un tono sarcástico.

Asuma comenzaba a replantearse los lados de la balanza, comenzaba a entender el punto de vista de su hermana. O eso era lo que pensaba.

Seguían sin dar con un rastro. Vagaban por las vacías y nocturnas calles de la aldea sin resultado y sin saber donde ir.

Sin embargo, un azabache, quién después de un duro día de entrenamiento regresaba a casa a descansar, se cruzó en sus caminos. Inmediatamente Hiruzen vio una luz, quizá él sabría donde ella se encontraba. A pesar de todo, él era su amigo.

—Shisui.

—Hokage-sama. —saludó haciendo una reverencia. —No es típico verle en la calle, y menos a tan altas horas. ¿Ocurre algo?

—¿Has visto a Lea? —Asuma dijo, pues Hiruzen si quiera se atrevió a pronunciar palabra.

—¿A Lea..? —quedó confuso, si ellos eran su familia deberían verla todos los días. —No recientemente. ¿Le ha ocurrido algo? No quiero indagar donde no me pertenece, pero se supone que si todo fuera normal no estaríamos teniendo esta conversación, ¿verdad?

Shisui era inteligente y hábil con los detalles. Con un simple tono de voz ya podía detectar si algo se torcía. Esta no iba a ser la excepción, y menos con aquella compañera que despertaba tanta curiosidad en él.

—Si te confesamos esto, es porque necesitamos de tu ayuda. —Hiruzen por fin se pronunció. —Lea salió de casa esta mañana y todavía no ha vuelto. Además, llevamos buscándola por la aldea y ni ANBU consigue encontrarla.

—Ha debido salir de Konoha.

—Lea... —el Uchiha procesó todo y rápidamente sacó conclusiones; una discusión y una huida. —Está bien, ayudaré con su búsqueda.

Lo que nunca te dije ↠ u.shisuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora