29a hoja y final

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Una tímida luz proveniente de la ventana consiguió que abriera perezosamente los ojos. Su cuerpo estaba postrado en una blanca cama y dolía debido a las heridas y moratones de su espalda. Aunque no era algo imposible de soportar.

Le sorprendió un malestar en su interior, una opresión en el pecho. Era cierto que llevaba varios minutos ya despierta, pero su cerebro aún no había reproducido loa últimos acontecimientos.

Su sentido sensorial estaba activado, presentía que algo grande estaba por ocurrir. Inmediatamente lo relacionó con aquel vejestorio que la abandonó malherida en las afueras de la aldea. El solo hecho de ese nudo en el estómago removió su bilis, causando arcadas desde su garganta. En breves vomitaría su última comida.

Desde la puerta, su hermano acude a ella para comprobar su estado.

—Lea, ¿estás bien? —le preguntó, ayudándola a bajar de la camilla.

Se bloqueó a sí misma la salida de aquel líquido asqueroso, no sería higiénico.

—Sí, tan solo un poco mareada.

—No debiste levantarte de la camilla. Los ninja médico dijeron que necesitabas reposo. —la medio regañó por su insensatez. —Esos ninja extranjeros te dañaron los puntos de chakra de la espalda, es normal que sientas mareos y desequilibrios.

Apretó sus dientes, consciente de su mentira. Ojalá pudiera decirle a Asuma que nadie de fuera quiso dañarla, que el culpable fue Danzō. Siempre él sería el problema.

—No entiendes, Asuma. No es una cuestión física, una mala sensación...

—Quizá puede ser por exceso de horas de sueño.

—¿Exceso? —¿cuánto había dormido?

—Sí, has dormido 24 horas desde que te encontré. —la chica abrió su boca en sorpresa.

Algo en la ventana consiguió captar su atención. Shinobi iban de aquí para allá, la gente en la aldea se veía alterada ante tanta movilización ninja.

Ambos hermanos parecieron percatarse de que algo había ocurrido. Algo importante.

—¿Sabes qué está pasando? —le preguntó a Asuma.

—No. Durante el día de ayer apenas salí del hospital y estuve revisando que estuvieses bien. —le pareció adorable por su parte, pero el momento no la dejaba expresarlo.

Volvió a bajar de la superficie blanda ante la mirada incrédula de su hermano mayor.

—Sarutobi Lea, ¿a dónde crees que vas?

—No me voy a quedar aquí sin saber que está sucediendo. —espetó con confianza.

—Oh no, sí lo vas a hacer. Y espero que cuando vuelva de informarme, te encuentre tumbada donde deberías.

Ella rodó los ojos mientras que Asuma abandonaba la habitación.

Lo cierto era que gracias a los medicamentos su cuerpo no encontraba molestias físicas, y ante el aburrimiento de esperar, decidió desobedecer a su hermano y salir. Lo hizo con cuidado de no ser vista ni escuchada.

Ya fuera, comprobó como todos los ninja que andaban por los tejados de las casas se dirigían a un mismo punto. Eran ANBU y supuso que iban a la oficina de su padre.

Sus pies se movieron solos hacia allí. No tuvo problema en entrar a la torre, su cara era reconocida y la atravesaba sin problema alguno.

Por ese mismo hecho, por donde pasaba atraía las miradas. Cosa que no le agradaba. ¿Tan mal se encontraba de la pelea?

Lo que nunca te dije ↠ u.shisuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora