17a hoja

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Eran las 6:27am cuando Lea es despertada de su plácido sueño por unos golpes en la puerta.

¿Acaso Asuma no está? fue lo primero que pensó.

Perezosamente caminó hacia la puerta principal, descubriendo que la esperaba un ANBU.

—Buenos días señorita Lea. Lamento despertarla, pero Hokage-sama la necesita en la entrada de la aldea.

—¿En la entrada? Normalmente suele ser en su oficina. —era temprano pero ya era capaz de razonar. Y aquello no gozaba de buena pinta.

—Esas fueron sus órdenes. Yo no puedo hacer nada, señorita.

—Está bien. No tardo. —afirmó y el ANBU se marchó.

«Recibir un aviso del Hokage tan temprano fue raro. Terminé yendo porque no quería causar más drama y problemas a mi padre de los que ya tenía.

Normalmente, cuando trabajaba, no solía salir de su oficina o edificio Hokage. ¿Qué le hizo cambiar de ubicación?

No fue nada más llegar a su destino que entendió la situación.

En lugar de Hiruzen, Danzō la esperaba acompañado de otros cinco miembros ANBU.

—Danzō.. —murmuró para sí misma. —Debí imaginarlo. Qué extraño que el Hokage me citara en las afueras de la aldea.. —esta vez expresó alto y claro.

—Sinceramente, pensé que no acudirías. Supongo que te esperé más de ti.

Apretó sus puños con la ira que recientemente le corría por su torrente sanguíneo. El simple hecho de escucharle hablar y más sobre ella, le enfurecía.

—¿Qué quieres, Danzō? —se acercó mostrándose agresiva, por lo que los ANBU se colocaron en posición para proteger al anciano.

—¡No te atrevas a llamar a Danzō-sama de esa manera! —uno de ellos exclamó.

—Tranquilos. Sólo te reuní aquí para avisarte. —comenzó a relatar con voz serena, tenía todo bajo control. —Tus actos dejan mucho que desear, Sarutobi. No pensé que tendría que ponerte entre la espada y la pared para que no supongas una molestia para el bien de Konoha.

—¿Con que una molestia? ¿Una molestia por conocer la auténtica verdad de lo que ocurre en la aldea? ¿Es eso? —era consciente de que recibía un ultimátum. Y se negaba a acatar sus condiciones.

—No me dejarás más opción que tener que amenazarte, Lea. —su mirada se clavó en ella, inquietante y severa. —¿No querrás salir perjudicada de esto, verdad? O peor, ¿que harías si fuera tu familia? O ese Uchiha con el que pasas tanto tiempo...

—No serás capaz.. —por dentro sentía de ardía, jamás dejaría que sus seres queridos fueran dañados por él. Menos sin haber luchado antes.

—Oh, Lea. Créeme que sí. —rió, de una forma oscura y que mandó escalofríos a la espina dorsal de la chica. —Y dime, ¿de qué lado estás? ¿a quienes protegerás?

Se detuvo unos segundos a pensar. ¿Por quién se decantaría? No podía elegir a una parte y dejar la otra; ambas eran su día a día. Sería cómo abandonar una parte suya.

Pero aquel anciando buscaba eso, saber de qué lado estaba y hasta dónde era capaz de llegar con su imparcialidad y buena fe.

Danzō me colocó en un aprieto, uno decisivo que marcaría mi camino ninja.

Por un lado, el Uchiha y lo que significaría elegirle eran muy importantes para mí. Shisui se había convertido en un pilar, inconscientemente siempre estuvo cuando lo necesité. Y cada vez me sorprendía más. Era una excepción que justificaba la regla. Los Uchiha no eran malos, Danzō era quién hacía verlos así.

Por el otro; mi familia es mi prioridad. Pero a pesar de eso, tenía que ser realista; ese vejestorio no se atrevería a atacar a los Sarutobi sin causar una rebelión contra él y su organización Raíz.

Por lo que mi decisión fue clara.

Ni se te ocurra arremeter contra los Uchiha. —esperaba no arrepentirse de lo que hizo.

Danzō sonrió mostrándose autosuficiente, consiguió demostrar lo que le convenía. Lea estaba del lado de aquel clan maldito.

—Espero que te atengas a las consecuencias, Lea Sarutobi. —su nombre en sus labios era veneno para sus oídos. —Si los Uchiha se rebelan contra Konoha, serás juzgada junto a ellos. Serás una traidora más de la aldea de la Hoja.

—Seguiré firme en cuanto mi decisión. Mientras tú, Danzō, sigas en la aldea, no me veré en la obligación de proteger un lugar que está condenado por darte cobijo. —estaría en problemas al decir eso, pero le daba igual.

Dije lo que sentía. No quería seguir actuando para no ocasionar problemas, si seguía así, los problemas me los ocasionaría a mí misma. Iría en contra de mi voluntad.

—Si Hiruzen supiera la clase de hija que tuvo..

—Ni siquiera lo menciones, viejo. —en un arrebato, se dispuso a lanzarse contra él. Pero sus ANBUs protectores la detuvieron de ello. —Mi padre estaría más decepcionado de ti si no tuviese los ojos vendados.

Detestaba a Danzō.

Lo detesto.

—Nos veremos pronto, Sarutobi Lea. —se despidió con una sonrisa cínica antes de desaparecer junto a sus respaldos.

Toda la trampa tenía un fin. Llevarme hacia el precipicio, delatarme. Danzō estudió mis movimientos precisamente para saber cómo contrarrestarme verbalmente.

Supo dónde acudir.

Su tranquilidad y soberbia me sobrepasaron, y eso jugó en mi contra. Ahora necesito un mejor plan. Ya que no tengo necesidad de ocultar mi posición respecto a los Uchiha, trataré protegerlos de todas las maneras posibles.

Todo comenzó por el ataque del Kyuubi, la excusa perfecta para Danzō de librarse de su clan preferido.

Y engañado o ciego mi padre por no descubrir de sus artimañas de manipulación. Hiruzen es una víctima más.

El solo pensamiento de que Raíz se salga con la suya me revuelve el estómago. Me da náuseas.

Por eso, lucharé. Papá solía decirme que actuara para conseguir mis deseos y para expresarme, pero ante todo; que me comportase como una kunoichi de Konoha. Y eso implica buscar el bien para la aldea al precio necesario.

¿Estoy dispuesta? Claro. ¿Tengo mis objetivos claro? Por supuesto.

Papá, Asuma-neesan, Shisui, Itachi, Kakashi, Uchiha... si no cumplo mi objetivo, no mereceré de vuestro agradecimiento. Defenderé lo nuestro cueste lo que cueste.»

—Esto no se quedará así, maldito. —se prometió.

Lo que nunca te dije ↠ u.shisuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora