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Capítulo 1.

California, Los Ángeles 2015

Chesna

El sonido de mi celular interrumpe mi sueño; que molesto, estaba tan cómoda. Extiendo mi brazo para tomarlo y solo logro que se caiga; genial. El brazo de Matthew no deja que mueva mi cuerpo un centímetro, suelto un bufido.

-Matt- lo llamo, él solo se queja y se tapa, entonces aprovecho para levantarme y contestar el celular.

- ¿Hola?

- Huérfana, debes contestarme rápido.

- ¿Qué quieres Kiara?

-Hay una importante cena en la casa de mis padres hoy, y tienes que estar.

-Ok.

-Te sorprenderé abandonada.

-Mira Kiara, no soy tu empleada, llevo el mismo apellido que tú y legalmente tengo los mismos derechos que Irina y tú sobre todo lo de nuestros padres, así que te ubicas o ejerceré todos esos derechos.

-Estúpida insolente, mis padres te dieron todo, solo eras una vagabunda sin hogar...

Antes de escuchar todo su patético discurso cuelgo.

Kiara es la hija menor de mis padres, tiene 23 años, es rubia con ojos iguales a los de mi madre, su figura es normal, no es gorda ni flaca. Odio su carácter, es la que más me hace la vida de cuadraditos.

- ¿Chesna? - la ronca voz de mi novio. Me giro y lo miro sentado al borde de la cama.

Matthew es alto con un cuerpo trabajado, el cabello negro, ojos celestes, un par de tatuajes, simplemente perfecto a mi vista. Son nueve meses que estamos de novios, y realmente lo quiero mucho. Es comprensivo, reservado, celoso y educado. Sabe respetar mis silencios y los momentos que deseo estar sola y también los momentos que necesito un abrazo, como ahora.

-Buen día Matt- sonrió débilmente y me lanzó a abrazarlo.

Kiara siempre logra herirme, aunque yo no se lo haga notar desde que salí de esa mansión. El pasado siempre duele se quiera o no.

-No me gusta verte mal- sonrió más tranquila en la calidez de sus brazos.

-Gracias Matt, gracias por ser algo bueno en mi vida -lo abrazo más fuerte con mi corazón martillando mi pecho; por lo general no soy muy sentimental, pero con él tengo confianza. Sé que él no me lastimaría tanto como lo hicieron las dos hijas de mis padres.

Antes de terminar el abrazo siento que se mueve incómodo, sus hombros están tensos.

-Chesna quiero hablar contigo- escuchar su tono de voz hace que un mal presentimiento se instale en mi pecho.

Termino el abrazo y él me toma de las manos, sus ojos están fijos en nuestras manos. Mi corazón empieza a latir con mayor velocidad.

Trago saliva - ¿Qué pasa Matthew? - preguntó sería sin poder evitarlo. Es automático, mis defensas se activan.

-Ches, no me digas Matthew, por favor- con sus pulgares masajea mis manos, pero eso no me tranquiliza en lo absoluto. Busco su mirada pero él no tiene planeado mirarme a la cara para decirlo lo que sea que me quiere decir.

-Ve al grano-ordeno.

-Te amo, en serio lo hago, pero creo que es mejor que nos separemos- quito mis manos bruscamente, como si su tacto quemara.

-Mírame a la cara Ross, ten algo de valentía y mírame – él toma aire antes de levantar su mirada.

-No quiero herirte Chesna, no es algo que yo haya planeado- toma unos segundos para pensar sus palabras- Lo nuestro no va a funcionar y es mi culpa, yo no puedo seguir con esto, yo no soy el hombre para tí- finaliza aún sin sostenerme la mirada.

La Adoptada | En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora