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España, Madrid 2017

Chesna

Despertio adolorida. Pongo mis manos para ayudarme a sentarme, abro mis ojos lentamente, estoy en una habitación de colores claros, mediana, sigo con mi ropa...osea que no estoy donde mi padres, pero aún puedo estar donde Matthew...

Me levanto sin hacer bulla, salgo a un pasillo, oigo risas masculinas y una voz femenina, sigo caminado hasta el final del pasillo, ahí esta...Joel, una chica pelirroja en sus piernas, y un castaño de rulos de espaldas a mí. Suelto el aire contenido, agradezco estar aquí.

-Perdón... Buen día-hablo entrando. Sus miradas se posan en mi, la pelirroja me mira mal.

-Buen día Cheso- mi viejo apodo, sonrió recordando.

-Hola Joki- lo miro feliz.

-Buenos días, soy Sol, la novia de Joel-habla parándose.

Se acerca a mi, me extiende la mano- Soy Chesna, una vieja amiga de Joel-estrecho con firmeza su mano.

-Bueno, ya que no me presentais...Nicolas, pero decidme Nico-me sonríe amigablemente.

Joel se levanta, camina hasta estar delante mío, me sonríe y cambia su cara a seriedad en unos segundos- Toca hablar Cheso, vamos al estudio-me señala la segunda puerta del pasillo. Camino por delante y entro.

Él entra después y cierra con seguro, me indica que tome asiento y lo hago, él se sienta del otro lado del escritorio y cruza sus brazos.

-¿Qué hacías en Villaverde? - su mirada es imponente, como cuando eramos niños.

-Quizá oíste que escape de un psiquiatrico en Texas- sus ojos se abrieron más de lo normal- No estoy mal mentalmente, eso fue obra de un ex novio, pero escape, por eso decidí volver a mis raíces-me mira con confusión.

-¿Cómo? Explicate- ordena.

-Es una larga historia, solo necesitas saber que no quiero volver con los Gramont, quiero buscar a mis padres biológicos, quiero vivir por mi cuenta, por eso volví- me mira sin estar del todo convencido.

-Chesna...desde tú partida todo a cambiado, el olfanato fue cerrado, y el barrio empezó de mal en peor. Este no es lugar para una niña rica de California-me acaba de despreciar.

-¿Así? Y como es que tú vives en este departamento, nada humilde. Villaverde tampoco es para ti por eso- cuestionó molesta.

-Voy a ser franco Cheso, no quiero ofenderte. Pero vosotros los Gramont estáis muy lejos de ésta realidad- saca un cigarro- Me escape del olfanato antes de que me llevarán a un reformatorio. Nadie quiso ayudar, dormí en las calles durante semanas. Hasta que conocí a un señor, llegó con un sacón costoso en un auto blindado, él me propuso cuidarme si yo vendía sus drogas, reclutó a varios más...pero yo acabe siendo su mano derecha, por eso tengo esto - saco una pistola junto a un fajo de dinero-así llegue aquí, ensusiandome las manos-me puse nerviosa al ver el arma.

-Mi vida no fue rosas y lujos Joel. Los Gramont tenían hijas, hijas que me odian por llegar a su mansión. Esas que son mis verdugos, me golpearon, me humillaron, se hicieron cargo de recordarme cada estúpido día que yo solo era una Adoptada, era y soy la caridad de sus padres- hablo firme.

-De eso no dudo. Pero ya no perteneces al barrio, no podrías andar sola ahí-me dice sencillamente.

-Pero te encontré, y quiero que me enseñes porque no me voy a ir-advierto.

-Siempre terca...Cheso-suspira.

-Eres él único que tengo aquí, pero entiendo si prefieres que me vaya y no cause problemas-me miro mal por unos segundos.

-Obvio te ayudaré. Pero aún creo que no eres apta para el barrio-ruedo mis ojos.

-Pues enséñame a serlo-digo con obviedad.

-Lo haré Cheso-promete.

(...)

Pasaron dos semanas...ya no puedo más, no puedo vivir en esta habitación pequeña, llena de húmedad, ratas, bichos, los vidrios rotos. Todas las noches desde que llegue a este bloque han vuelto mis pesadillas, recuerdos del olfanato y no precisamente los felices. No puedo seguir trabajando en la limpieza del metro, soportando a drogadictos, a los cerdos que me quieren violar, no puedo ver los abusos y la decadencia un día más. No puedo, siento que voy a explotar. Joel tenía razón, ya no pertenezco aquí... Pero tampoco puedo irme, no tengo suficiente dinero, porque el tercer día di dinero a una embarazada que estaba escapando de su esposo, le di el dinero que tenía. Aún no me pagan, muero de hambre, me siento sucia. Joel me dejó aquí, me dijo que si lo necesitaba vaya los martes al callejón de la primera vez. Me muero de miedo, pero hoy iré, porque no puedo más.

Son las 7 de la tarde, faltan tres horas para ir. Me deslizó por la pared, me siento en la payasa (colchón de paja), es dura, nada cómoda.

(...)

Ya es hora, recogí lo poco que tenía y lo metí en un bolso viejo. Salgo, camino hasta la salida del bloque, ahí están dos chavos fumando, paso mirando al piso, camino rápido hasta llegar al pasillo, hay varios consumidores y otros vendedores de droga. Paso entre ellos, oigo sus pervertidos comentarios, siento la mano de uno en mi trasero, no digo nada y me paso. Llego a la montonera más grande, ahí esta Joel. Siento como varios me manosean mientras intento pasar, uno me apretá el culo, llego a mi límite.

-¡Cabron, cerdo! ¡Agarrarle el culo a tu puta madre! - le grito.

Él me agarra del brazo con fuerza, su puño tiene por objetivo mi cara, pero antes de sentir el impacto...

-Dejadla, o yo te mato- la amenaza de Joel calma el cabron.

Todos me dan paso, llego donde Joel, en un instinto le tomo la mano con firmeza y me apoyo en él. Tomo aire varias veces.

-Todo por hoy, agradecedle al puto de ahí-no miro más que su auto. Pero si oigo varias quejas.

Joel me jala, entro en su auto sin decir palabra, el hace lo mismo. Miro la ventana, esta vida no esta lejos de mi anterior vida...solo soy una zorra tal parece, todos me humillan.

-Cheso, quería hablar contigo-la voz de Joel interrumpe mis lamentos.

-Claro... Y gracias-no lo miro.

-Bote a Sol...porque...



Sorpresa!
Quiero decir que quizá el siguiente se postergue para el miércoles.

La Adoptada | En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora