La Adoptada | En Edición

°18°

Texas, San Antonio 2017

Omnisciente

Chesna camina con algo de nerviosismo por las calles de San Antonio, cuando subió al autobús le pareció que el conductor la miraba demasiado. Entra al supermercado, necesita comprar algunas cosas para camuflarse, además el dinero en efectivo no es demasiado, son apenas 3mil dólares y 30 euros. Ella sabe que tiene que empezar a trabajar de algo si desea irse a Madrid. Se corto el cabello, ahora usa cerquillo, parece que le da seguridad el hecho de llevarlo así.

Al entrar toma un carrito, agarra sopas de cinco minutos, unas camisetas, ropa interior, un jean negro, y maquillaje barato. Todo lo paga, pero mientras empacan sus compras dos policías entran al lugar, miran a todos con atención. Uno de ellos lleva la foto de Chesna en la mano y la de un muchacho de 13 años, que escapó de casa hace dos días, caminan por el lugar.

Chesna toma sus bolsas nerviosa, empieza a caminar hacía la salida, pero un bolsa se le cae, el policía la alza por ella. Chesna la toma con recelo.

-Gracias oficial- alza la mirada con cierto temor, ve al policía no más de 30 años, ojos celestes, cabello rubio. Sus miradas continúan por unos segundos.

-A su servicio señorita-habla amable.

-Creo que es ella-lo llama el otro oficial, este corre al alcance de su compañero.

Chesna suelta el aire retenido. Sale rumbo a su motel,  entra y deja las cosas sobre una mesa pequeña.

Su cabeza esta atareada pensando como salir del país, cómo conseguir dinero, cómo olvidar su vida de lujos y empezar de cero. Pasa sus manos por su cara. Está sola en esto, si pide ayuda la llevarían con los Gramont, y eso es lo que menos quiere ahora.

Tras dos horas contemplando la idea, decide que por la mañana comprara un boleto a Berlín, activará la alarma a sus padres adoptivos al comprar el boleto con su tarjeta de crédito, además sacará dos mi dólares más, así irá por tierra a Madrid. Luego volverá a Villaverde, su barrio de origen.

(...)

Son las 6 de la mañana, Chesna camina por el aeropuerto con el vestido que uso en la fiesta aniversario, es lo más caro que tiene por el momento, espera en la fila paciente, cada dos minutos mira el reloj. Cuando le toca compra el boleto para Berlín, nota que el cajero manda un mensaje cuando pasa su tarjeta de crédito. Pero ya sacó dinero, y tal parece sus padres la quiere de vuelta, ya que el cajero le mando un mesaje "Aproximese a banco más cercano de manera inmediata", y ahora el trabajador que dudoso le extiende el boleto.

-Gracias, pero me puede hacer un favor-él hombre asiente aún más dudoso.- Dele esto a los Gramont- le da su tarjeta de crédito.

-Pero-ella no deja que acabe de hablar y se apresura a abordar el avión.

California, Los Angeles 2017

Matthew a recibido la llamada de sus futuros suegros. Chesna esta rumbo a Alemania, Berlín. Después de varios días sin saber donde estaba, él está desesperado por encontrarla. Toma su sacón, las llaves de su deportivo y sale rumbo al aeropuerto.

Al llegar se encuentra con los Gramont embarcando en un avión privado, pronto se une a ellos. Todos están nerviosos.

-¿Cómo estará? - pregunta su madre mordiendo sus uñas.

-Está viva, eso importa querida-la abraza su padre.

-Los del banco ¿dijeron al más? - pregunta Richard.

-Qué ella dejó su tarjeta a un tipo que trabaja en el aeropuerto, además que lleva en cabello de manera distinta, tanto que le pidieron que muestre bien su cara para pasar los trámites- eso es información nueva para Matt.

-Dios...cuidala-ruega pasando su mano por su cabello.

(...)

Alemania, Berlín 2017

Chesna baja del avión, corre con su mochila al primer baño que encuentra. Se cambia con algo más sencillo, recoge su cerquillo y lo camufla con el resto de su cabello, quita el delineado de sus ojos. Sale directo a la estación de trenes. Ya compró un boleto por medio de un celular prestado.

Cuando Chesna llega a la estación, Matthew y sus padres llegan al aeropuerto en un intento desesperado de encontrarla. Se dividen y recorren el aeropuerto en un esfuerzo vano.

Ella sube al tren, a su lado se sienta una chica delgada, cabello negro y ojos verdes. Ambas se ignoran durante el viaje.

(...)

España, Madrid 2017

Un día y 7 horas después llegan a Madrid. Baja, toma aire, siente como su corazón golpea contra su pecho. Ella está en casa...

-Señorita ¿quiere probar? - una joven le ofrece un panque. Chesna le sonríe.

-No, gracias. Pero ¿podrías decirme de donde tomo un metro a Villaverde? - la chica se sobresalta, la vuelve a mirar.

-Señorita, ese barrio no es turístico, es bastante peligroso- habla temerosa.

-Lo sé, pero es de donde vengo- Chesna no borra su sonrisa.

-Puede tomar de la esquina norte de la plaza- señala una fila de personas.

-Gracias-Chesna se aleja mirando todo a su alrededor.

Llega a la fila, hay bastantes personas, alguien le choca. Mira al niño que le saca en teléfono, lo toma del brazo con el ceño fruncido.

-Niño, dame mi móvil - le pide, él hace caso y sale corriendo. Una señora mayor la mira.

-Son los niños callejeros, desde en cierre del olfanato de Villaverde hay más- un nudo se forma en la garganta de Chesna.

-¿Cuando se cerró? - pregunta inquieta.

-Hace 17 años, una familia...esta...los Gramont, son unos gringos que denunciaron al olfanato por abuso a los niños-el metro llega, todos suben. Chesna sigue a la señora y se para a su lado.

-¿Qué pasó con los niños? - pregunta.

-La mayoría escaparon antes de ser llevados a un reformatorio. Algunos se metieron en drogas y son ahora los que las venden en el barrio- Chesna derrama una lágrima. La señora la mira mejor- Me haces recuerdo a una niña del olfanato, una pequeña que corría junto a un niño, ella siempre alzaba una flor de mi jardín- la señora sonríe con melancolía.

Chesna llora en silencio, esa niña era ella y ese niño era Joel, su amigo del olfanato, los recuerdos la agobian durante el viaje, llora silenciosamente.