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España, Madrid 2017

Chesna

-Bote a Sol...porque-lo miro, parece nervioso-bueno no sé como explicar bien esto, pero Sol es la sobrina del señor máximo, el jefe. Solo estábamos juntos porque ella me ayudó a tomar el liderazgo aquí en España...es complicado el sistema de la droga, pero el punto es que ya logre cierta independencia del jefe- se rasca la nuca sin despegar la mirada del camino-Verais, yo no salí bachiller, con suerte curse hasta cuarto básico, y por otro lado tú teneis bastantes conocimientos, además que quereis salir del barrio sin volver con los gringos caga plata...por eso te propongo una alianza-acaba, la idea no suena mal en mi cabeza.

-Está bien, tienes razón, yo estoy acostumbrada a llevar otro nivel de vida, y tú necesitas una mano con tus negocios-nos detenemos.

Miro por la ventana, estamos cerca a la Plaza principal de Madrid, frente a un edificio antiguo bastante grande. Bajo del auto imitando a Joel. Definitivamente esto es distinto a Villaverde.

-Vamos adentro, ahí lo hablaremos mejor- asiento cruzando la calle. Entramos al edificio, se ve caro, todo está bien conservado, hay ascensor, portero, es un bello Hol.

Subimos al 4to piso. Caminamos hasta el apartamento del fondo. Entramos, recién algo se me hace familiar, es amplio, agradable, más que el barrio,pero no tanto como mi casona. Suspiro ante el recuerdo.

-Creo que conoceis el baño, ahora te paso algo de ropa que dejo Sol- hago una mueca-mañana iremos a comprarte ropa con la carga que recogeremos a las 4- ¿4 am? Abro mis ojos grande-Sí, en la madrugada, porque sino nos cogen con las manos sucias-afirma divertido.

(...)

Fue un largo día, largo y raro...pero mejor que ayer. Fuimos por la carga, casi muero de miedo con los tipos que la trajeron, eran gorilas con cicatrices, armados, si no fuese por Joel yo me desmayaba...resulta además que mi nuevo nombre es
Syra, que significa queso sin la a en sueco, mantengo mi apellido original, Carlson.

Cambie de look, ahora mi ropa es más atrevida, en su mayoría negra, igual mi maquillaje. Y todo el dinero salió de esa tonta carga. 5,000 euros fue lo que me tocó, es increíble.

-Syra-me llama Joel. Aún no me acostumbro, pero tengo qué.

Camino hasta el estudio, él está ahí viendo algo en el monitor. Toco la puerta y entró.

-¿Qué pasa? - preguntó en tono amigable.

Él me mira y extiende una invitación, la tomo. Luce cara, esta en cartulina con textura en cada letra cursiva.

-Falta casi un mes- comento viendo la fecha

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-Falta casi un mes- comento viendo la fecha.

-Ahí estará el jefe, además de otros cabecillas. Iremos ambos- mira el monitor.

-Bueno, supongo que es de gala, así que iré buscando un vestido-me levanto dejando la invitación.

-Mañana necesito que hagais una entrega al hijo de un ministro- lo miro algo extrañada- no es difícil, iras en la moto hasta su residencia, le darais el paquete y vuelves- lo miro incrédula.

-Mira, yo puedo hacer las cuentas y ver la parte de documentos, pero soy malísima badgirl- su mirada es burlona.

-Si vas a quedarte en el negocio, tendras que ser una chica ruda-alza una ceja.

-No lo soy, nunca lo fui-hago un puchero.

-Pues te enseñaré-la miro incrédula- pronto sabrás como ser la Syra que imparte respeto- asiento rendida.

(...)

Hoy amaneció helando. Me cambie con un abrigo negro, unos jeans azul marino, y una remera negra. Estoy bastante nerviosa por la entrega.

-Hey, Syra-llama Joel desde el marco de la puerta.

-Ya estoy cambiada, pero tú tienes que indicarme-señalo el arma que me dio ayer. Es un pistola pequeña, pero no quita que sea un arma.

-Teneis que cambiar tu acento de nuevo, pareceis una latina. Y por el arma no te preocupes, esta tarde iremos a un complejo, ahí practicaras tiro, combate y parkour- suspiro.

Quizá siempre debí ser una micronarco, quizá ahora retome mi destino. Por fin encajare en un lugar en este enfermo mundo.

-Esta bien- sonrió levemente guardando el arma en mi espalda.

Él me observa por unos segundos estando parado delante mío. Es extraño verme aquí con un arma, viviendo por el dinero sucio, creer que quizá mate a alguien en Dustin, que no me importa la moral, toda yo cambie, la idea más probable es que yo ahora es la que siempre debí ser. Extraño mucho a los Gramont, me gustaría pedir perdón por irme así, me gustaría revelar el teatro de Matthew ante ellos, incluso me gustaría tener de nuevo mi casona, ir a la prestigiosa universidad de California y acabar mi carrera...mas nada de eso me es posible, hoy no puedo volver más allá.

-Hey chaval, atendedme-la voz de Joel llega a mis oídos como un eco.

-Perdón, me perdí en mis pensamientos- dije sincera.

-Vamos- río dedicando una pequeña sonrisa.

(...)

Después de muchos nervios, de miedo y cobardía, estoy en una moto esperando que me abran la reja de la revidencia. El guardia me mira con cinismo de pies a cabeza. La reja de abre, aceleró por los jardines hasta una casona rústica. Es grande y hermosa debo admitir, los colores crema, junto al tallado neogotico hacen que parezca un castillo en miniatura. Bajo de la moto sin quitarme el casco, eso me indico Joel. Toco el timbre, miro los jardines bien cuidados...yo solía estar siempre en lugares así, caros, lujosos y exclusivos.

El sonido de la puerta roba mi atención, giro y veo a una persona que no esperaba ver... Mi corazón se detiene, mis manos empiezan a sudar, tengo ganas de llorar y salir corriendo.

¡Ya me encontraron! Grita mi cabeza.

La Adoptada | En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora