°23°

18K 1K 69
                                    

California, Los Angeles 2017

Dylan

Casi se cumple un año, es casi un año que estoy en prisión...quién creería tal idiotez. Todo por una puta mujer, una a la que amaba como a mi vida, pero aprendí que ella era todo lo malo en mi vida, no era lo bueno como quería creer. Es por esa que caí aquí, por ayudarla, por defenderla, por amarla, por todo eso mi familia esta en quiebra e yo aquí pudriendome y ella en algún lugar siendo feliz.

-¡3457! - grita el guardia, lo veo sin ganas- Tú novia esta esperándote- algo bueno en mi vida, ella...Summer, la mujer que me ayudo cuando nadie más lo hizo.

Me levanto arreglando el estúpido uniforme naranja. Peino mi cabello con mis manos.

-Apresurate- habla fastidiado el guardia.

-Ya voy- digo con simpleza.

Me toma del brazo con brusquedad. Pasamos por los pasillos que son mi casa desde el día que me apresaron. Tras unos minutos llegamos a la puerta de metal negra, aquella que lleva a la sala de visitas, una sala solo para personas que pueden pagar por no solo hablar y ver al preso, sino, por tener contacto, mas siempre con vigilancia. La verdad es que yo no la puedo pagar, menos mi familia. La que lo hace es Summer...cada que nos vemos muero de la vergüenza, es algo inevitable, pero lo aprendí a sobrellegar.

La puerta se abre, el guardia me saca las esposas. Entro con una tonta sonrisa, ahí esta ella, una pelirroja de ojos verdes que me tienen loco. Está hermosa con ese vestido azul pálido. Apenas nota que la miro corre. Me abraza de un salto, le correspondió con gusto. Su perfume floral me encanta.

-¡Dy! Te he estrañado un montón-besa mi mejilla.

-Yo a ti bella-nos separamos un poco.

-Te tengo una gran noticia-me regala una sonrisa.

-¿Cuál? - preguntó intrigado.

-Conseguí que salgas-la miro sin palabras que decir, parpadeo varias veces, aún no creo haber escuchado eso.

-¿Qué? - preguntó mirándola con atención, ella ríe, luego me mira, toma mis manos.

-Conseguí que salgas-repite. La alzó en un abrazo.

-Te amo-le susurro.

Una vez que la suelto me sonríe algo nerviosa-Pero...hay unas condiciones-dice nerviosa.

-Sabía que las habría, pero no importa, haré lo que sea-le sonrió. Ella me sonríe igual, saca unos papeles de su cartera, me los extiende, son varios.

-Les queda 2 minutos- habla un guardia.

Veo por encima las hojas, son seis, no alcanzo a leer todo, pero estoy seguro que Summer las leyó por mí.

-¿A grandes rasgos, cuáles son las condiciones? - preguntó.

-Tú libertad condicional, tendrás un chip de rastreo, hay una fianza que yo te ayudaré a pagar y eso...es lo más relevante- habla tranquila.

-Gracias, te lo voy a pagar todo, todo el dinero y la ayuda Bella-beso su mano.

-No te preocupes, solo firma- me pasa un bolígrafo. Lo tomo, firmo, se lo devuelvo, la abrazo.

-Se acabó el tiempo-me toma del brazo uno de los guardias.

(...)

Samir

No sé de qué estoy harto, de Summer o de Matthew o quizá...del puto mundo.

El timbre suena, con fastidio me levanto de mi silla, atravieso el pasillo de la sala y el comedor, llego a la puerta, la abro. Un cuerpo con olor a trago cae sobre mi, lo sostengo apenas. Es otra vez, o mejor dicho como cada día prácticamente...Matthew.

-Chesna, Chesna-susurra ebrio.

-Mero puto chingado-gruño.

Lo dejo caer al piso. Que llegue Summer y lo alce, ella sabrá que hacer con su inútil mejor amigo. Aunque me dan ganas de llamar a Kiara como la anterior vez, fue épico su empute, le grito a la zorra de mi prometida, aunque luego ella me vino a gritar a mí. Pero igual sería gracioso que venga a recoger a su futuro esposo que añora a la loca desaparecida.

El teléfono me saca de mis pensamientos. Cierro la puerta sin pisar al borracho del piso, tomo el teléfono.

-Buenas tardes, ¿Summer? - una vos masculina.

-Ella no se encuentra.

-¿Puede decirle que llame para recoger el encargo a nombre de Dy?

-Me dijo que yo lo recogeria- miento.

-Eso no será posible hasta que tenga una autorización de la señorita Peterson.

-A ella no le gustará escuchar que la desobedecieron y no me dieron el encargo Dy.

-Mm...está bien. La dirección es: Florencia 13. Hoy a las 12 am.

-Hasta luego.

Cuelgo.

Esto está muy raro, ¿para que iría una niña rica a uno los lugares más peligrosos de Los Angeles a las 12am? ¿Qué carajos era ese paquete Dy?

España, Madrid 2017

Chesna

No puedo articular palabra. Joel acaba de golpear a Nico de la nada. Nico lo mira confundido. Acto seguido Joel me mira, me da algo de miedo así que decido bajar mi mirada.

-¡Quiero que ambos salgan de mi puto apartamento ahora! - grita furioso.

No quiero enfrentarlo, y es cierto el apartamento es suyo. Me levanto tomando mi abrigo y billetera. Nico ya a salido del apartamento. Antes de acabar de salir oigo como algo de vidrio se hace añicos en un golpe. Mi mente debate entre quedarme y ayudar a calamarse a Joel o salir corriendo.

El ruido de un mueble cayéndose hace que de un salto involuntario.

-¡Largo Chesna! - grita cerca.

-¡No! ¿dime que pasa? - hablo en un arranque de valor. Los pasos se oyen. Joel llega delante mío, sus nudillos están ensangrentados, todos sus músculos están tensos. Su mirada está clavada en la mía, trago con algo de dificultad, pero le sostengo la mirada.

-¡¿Qué carajos más quereis?! - me grita.

-Calmate-hablo despacio.

Sus puños están amenazando con golpear algo. Cierra sus ojos con fuerza.

-Chesna sal de aquí ahora- suena a una amenaza.

-No hasta que vea que no te lastimaras- aguanto mis nervios.

-No te preocupes por mí y ya-advierte a un paso de mi.

-Eres mi amigo...y lo único que me queda, no me pidas eso-no entiendo sus emociónes. Solo lo veo suspirar. Acaba con el espacio entre nosotros y me abraza con fuerza.

Por un segundo creí que me golpearia.

-Cheso, no sabes la mierda que soy-habla cerca a mi oido.

Nos separamos un poco, me mira a los ojos, le sonrió levemente- ya somos dos- me en ojo de hombros.

-¿puedo besarte?

La Adoptada | En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora