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California, San Simeón 2017

Chesna

Estoy nerviosa, hoy vuelve Matthew, ya es más de una semana que estamos sin hablarnos. Además hoy anuncian su compromiso con Kiara frente a todo los socios, amigos y familia, todo este día será muy estresante, de eso no tengo duda.

Mi madre me ha indicado que vaya a su casa antes de partir a San Simeón, eso hice. Ahora estamos llegando a el Castillo Hearst que es un hermoso palacio encargado al magnate de prensa William Randolph Hearst que lo encargo a la arquitecta Julia Morgan, que casualmente es amiga de mi padre, pero esta belleza está situada cerca de San Simeón, California, por lo que el viaje en auto duró cerca a dos horas y media.

-Cariño, ya casi llegamos, no olvides que tu primo Leonard será tu acompañante durante todo el festejo- la miro confusa.

-Ma no me dijiste eso antes- la risa de mi madre se oye.

-Pero es tu primo, así que no le veo el inconveniente- me mira con una sonrisa burlona.

-Eso no lo discuto- me acomodo mejor en el asiento y miro por la ventana el hermoso castillo, es grande, las piscinas son hermosas, se ve tan bello, no parece tener los años que tiene, parece recién construido.

Bajamos de la hammer, en piso es de azulejo color ladrillo, plomo verdoso y algo de azul. El sol esta en su punto, lo que hace que haya elegido el atuendo perfecto, un bikini sencillo blanco, una bata transparente verde con estampados circulares, un collar grande de perlas doradas y una sandalias beis.

Abro mi bata, empiezo a recorrer el castillo hasta llegar a la habitación que me fue asignada para cambiarme, dejo mi bolso que contiene mi vestido de gala para la noche

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Abro mi bata, empiezo a recorrer el castillo hasta llegar a la habitación que me fue asignada para cambiarme, dejo mi bolso que contiene mi vestido de gala para la noche. Bajo a la plata baja, ahí observó la gran piscina interior, todo tiene una decoración rústica muy elegante.

-¡Hey! Belleza - un silbido hace que me de media vuelta y vea a un chico de cabello negro, tez blanca, alto, musculoso, con un Jean blanco y camisa de jean.

Se acerca a mí, lo miro mal

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Se acerca a mí, lo miro mal. Pero al estar frente a frente se me hace familiar, él igual me mira atento.

-¿Chesna? - pregunta tan confundido como yo.

-¿Leonard? - devuelvo la pregunta.

-Cinco años...Y wow, estas bellísima prima -me dice educadamente.

-Como has cambiado Leo, estas irreconocible- evito añadir algo más. Pero Leo está como quiere.

-Creo que seremos la pareja más irresistible de la velada- sonríe egocéntrico.

-Vaya que sí- Leo siempre me a tratado bien, es educado y caballeroso. Era mi refugio en cierta manera antes, pero había siempre el inconveniente que como me trata a mi, también trata a sus primas de sangre, además que siempre evita los problemas.

-Bueno Ches, dejame cambiarme y vamos a nadar-señala su mochila.

-Claro, te espero aquí - parece que no le he entendido, me mira incomodo.

-Creo que me he expresado mal... ¿Me muestras la habitación donde dejaste tus cosas- asiento algo incomoda.

Camino por delante, subimos al primer piso, una habitación al fondo de una pasillo que está tras la puerta de la sala de estar. Abro la puerta de madera, dejo que él pase delante mío.

Mi cabeza me juega una muy mala pasada, solo lo veo. Deja su mochila en la cama. Sin previo aviso de quita la camisa de jean, los músculos de su espalda están bien definidos, veo su perfecto abdomen. Vaya que cinco años pueden cambiar a una persona.Chesna basta, es tu primo. Me regaño mentalmente, pero tengo que reconocer que Matthew y Dylan también son cuadriculados. Tomo aire, suelto un suspiro.

-¿Ya agotada? - pregunta mirándome, yo no lo miro, solo veo la perilla de bronce, tiene detalles muy bonitos.

-Solo presciento que será un largo día- me apoyo en el marco de la puerta.

El celular de mi primo comienza a sonar.

-Hola tía...Genial, ya bajamos...sí, ya deje mis cosas-

Cuelga, alza las cejas.

-¿Qué pasó? - preguntó nerviosa.

-Dice que llegaron mis primas, tus hermanas, con sus prometidos. Hay que bajar- se levanta.

Me quedo estática, Matthew, Matthew esta ahí abajo con Kiara.

-Vamos Ches-me llama Leo ya saliendo del pasillo. Asiento y camino pensativa hasta abajo. Cuando estamos por salir del castillo tomo aire, nos abren las puertas. Ahí está, sonriendole a mi verdugo más querido, tomados de la mano.

-Buenos días Ches-me percató que Billy esta delante mío mostrándome la mejilla.

-Buenos días Billy- beso su mejilla.

La mirada de Irina no se hace esperar, ella se acerca y clava sus uñas en mis muñecas que siguen cicatrizando.

-Hermanita-ahogo un chillido, ella besa ambas mejillas mientras siento como se abren los puntos de mis heridas.

-Irina-hablo entre dientes.

Cuando parece haber acabado mi dolor Matthew esta delante mío sonriendo sinicamente.

-Buenos días Chesy-susurra en mi oído.

-Richard-habló sería.

Kiara no tarda en empujarlo para ella jalarme y hacer lo mismo que su hermana, una lagrima de dolor se escapa, siento que la sangre resbala por mi mano.

-Kiara-hablo rápido. Apenas me suelta corro al baño más cercano.

Entró y veo mis muñecas sangrando, no en grandes cantidades, pero si se infecta yo he cagado. El azote de una puerta de los cubículos hace que salte del susto.

-¿Qué hiciste ahora Chesna? - él es ¿Samir?

-Samir te pido que hagas de cuenta que no viste nada y te retires-lo veo por el espejo.

Su cara es un poema, esta pálido, sus ojos fijos en mis muñecas, parece que se va ha desmayar. En un momento se sostiene del lavado, parece que se va a caer. Parpadea repetidas veces.

-¿Te encuentras bien? - preguntó algo confusa.

No me responde solo sale del baño a toda prisa mientras camina tambaleándose. Eso es extraño, pero no lo conozco o al menos de recuerdo conocerlo, solo lo vi en el hospital el día del inscidente, Dylan no me comentó nada, pero se notaba que no le caía bien.

La puerta principal suena, Kiara es la que entra con una sonrisa simiestra en su rostro. Inconsciente empiezo a retroceder, mis manos tiemblan como gelatina.

-Revivamos viejos recuerdos hermanita...

La Adoptada | En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora