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California, Los Ángeles 2015

Chesna

Me rindo, subo a mi auto y arranco dejando que Samir hable lo que quiera, simplemente este día no puede ser peor para mí, y mañana no será mejor, de eso no tengo la menor duda. Tras 35 minutos de viaje llegó a mi casa en las afueras de Los Ángeles. Apenas entró con mi auto veo los autos de papá y sus hijas estacionados. Decido que ya no puedo más y vuelvo a partir hacia un bar, quiero beber y olvidarme hasta mi nombre.

Me dirijo hacia uno de los bares que más frecuentaba con Matthew o Richard o imbécil, a The Devil. Aunque, igual suelo ir con mi mejor amigo.

Entro y es clásico el olor a marihuana y cigarrillo del lugar, que llega de golpe a mis fosas nasales. No será el bar más caro, pero quienes quieren drogarse, en un ambiente decente, de las familias ricas suelen terminar aquí.

Tomo asiento en la barra esperando que el barman me atienda. Me conocen aquí por mi mejor amigo, Dylan Hans, un rubio platinado, alto, formido y blanco como él solo; este es su bar favorito, no sé porque realmente, si ni siquiera fuma, solo le encantan los brownies.

- ¿Señorita Chesna? Me sorprende verla sola aquí-es cierto es la primera vez que vengo sola, no me agrada beber sin compañía, pero hoy no me agrada nada si soy sincera.

-Lo sé, pero por ahora quiero lo más fuerte que tengas- él solo asintió, se dio la vuelta y fue por lo que pedí. Hago muecas de disgusto durante la espera.

Omnisciente

Samir llega junto a su amigo Niall al bar The Devil, está molesto aún por tener que pedir a su amigo que lo recoja, tiene el celular de Chesna en la mano. Ya no habló, ni respondió otra llamada. Y vaya que sus padres y los de ella seguían llamado como si sus vidas dependerán de ello.

Apenas hace su entrada, una mueca de desagrado se instala en su rostro. Mira a su alrededor, luces neón y carteles que combinan, perfecto para una sesión de fotos diría alguien. Mas no para Beyer, él que toda su vida vivió llena de lujos y caprichos.

- ¿Esto es un bar? - se queja a su amigo.

-Ay Sam, estás de mal hoy ¿verdad? - lo mira algo molesto por la actitud que tiene.

El rubio hace una mueca y continúa adentrándose en el lugar.

-Esa estúpida tipa me cago el día y confirmó que ser buena persona no es para mí- mira sus zapatos, alza la mirada y ve a Chesna de espaldas en la barra, se sobresalta.

-Oh, mira que linda esta esa chica de la barra. Ah, pero yo la vi primero, anda vamos a sentarnos a su lado - Niall camina apresurado al lado de Chesna, se sienta de un salto.

Ella se asusta por un momento, pero luego se limita a ignorar la presencia de Niall. Ahí parado donde lo dejo sigue Samir, no sabe qué hacer, si esconderse, o solo ir y reclamarle que lo haya abandonado en el puente. La frustración es algo que no experimenta seguido.

-Anda Sam, ven- su amigo señala el banco junto a él.

Chesna recibe la sexta ronda sonriendo, se sirve en la copa que le alcanzó el mozo ya hace un rato, toma de un solo trago las primeras sorprendiendo a Niall y a Samir. Ambos la ven con confusión.

-Señorita Chesna ¿quiere que llame a Dylan o al joven Matthew? - pregunta el mozo un tanto preocupado al ver que se balancea sigilosamente en el taburete.

-Ni me menciones a Matthew, es un auténtico imbécil, se puede ir muy a la mierda- el alcohol ya empieza a subirle, no ha comido nada desde la mañana lo que ayuda a que se apodere de ella.

La Adoptada | En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora