Capítulo 3. Huída

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-Que buen trabajo he hecho antes –Comenta en un tono orgulloso mi ahora enemigo pasando el dedo por misheridas abiertas.

-No será muy buen trabajo si estoyvivo.

-La impaciencia te lleva al ladooscuro. ¿No te dijo eso Skywalker? ¿O tu mami? Oh, Leia... graciasa ti estoy consiguiendo mi objetivo, que pierda la esperanza y quecuando la mate muera sola.

-Leia tiene mucha más gente que laapoyará hasta el final, no como tú, que estás y morirás solo,como yo.

-Yo moriré con una galaxia enterarespetándome.

-¿Y de qué te quejas por haber matadoa Snoke? Si encima te he hecho un favor.

-Porque eso me pertenecía a mí –Tras decir eso su puño impactó en mi estómago, muy cerca de miscostillas rotas, porque estaba seguro de que estaban rotas, y evitéun gruñido.

-Si me matas los Caballeros de Rennombrarán a un nuevo Maestro y vengarán mi muerte.

-Hasta que lo hagan yo me voy adivertir. – Volvió a colocarse detrás de mí e introdujo uno desus dedos en la herida haciéndola sangrar de nuevo – Oh, vaya, ¿teduele? – Pregunta ironicamente moviendo el dedo. Al separarse lo oíandar, iba a por algo que había dejado al entrar en la puerta de lacelda. La voz de Rey se oía a lo lejos con gritos amortiguados porlas gruesas pareces de metal, mostrando que no estaba lejos – ¿Oyeseso? No creo que Rey aguante mucho, es más débil que tú, débilfísicamente, por supuesto – Tras decir eso noté otro golpe en miespalda, esta vez con algo elástico, que picaría en una piel sanapero que en la mía provocaba un fuerte escozor y en vez de continuarnoté como lo giro, en el otro extremo estaba áspero, entremo quepasó apretando por toda la espalda provocando que de todas lasheridas saliese sangre de nuevo, además del escozor la piel volvióa arderme, estaba seguro que me había levantado parte de lo queestaba sin dañar. En esa ocasión no esperó a que me desmayase ogritase. Cuando dos soldados volvieron a entrar en la celda con Reyinconsciente los tres se fueron dejándome colgado.

-¿Rey? – La llamé para comprobarque no estaba despierta. No podía soltarme, tenía el cuerpoagarrotado por el dolor y la postura y el corazón me latía fuertepor la ansiedad dificutándome respirar.

Pasó un rato desde que Hux se fuehasta que ocurrió algo que cambió el curso de todo, algo que elGeneral había pasado por alto. Los efectos de lo que hubiese usadopara inhabilitar mi unión con la Fuerza estaban pasando. Debíaaprovechar que la Fuerza volvía a correr por mi cuerpo, aunque fuerade forma leve, para usarla antes de que Hux cayera en esa cuenta yvolviera. Cerré los ojos y me concentré en mi alrededor. Sentí aRey, a la Fuerza volviendo a ella. Vi la celda y el exterior delpasillo, y entre medias vi los mecanismos de seguridad que manteníanla puerta cerrada y el interior protegido, vi a los dos soldados quecustodiaban la puerta, los sentía aburridos. El resto del pasilloestaba en calma. Volví a concentrarme en el interior de la celdacada vez aumentaba el poder. Traté de evitar el dolor de lasheridas, no lo eliminé pero si ayudó a que disminuyese y me fueramás fácil concentrarme, el objetivo era desenganchar los grilletesy buscar la forma de forzar la puerta y poder huir con Rey. Debíamosintentarlo. El metal de las esposas cedió y libraron mis manos de suprisión. Me acerqué todo lo rápido que pude a Rey paradespertarla, vi las marcas de los electrodos al intetarlo y desistí.Sabía que si se había quedado inconsciente por las descargaseléctricas tardaría en despertar. La pulsera que llevaba ella antesestaba en el suelo, la guardé y me acerqué a la puerta, junto a laque ella estaba y me concentré en los mecanismos de seguridad, loscuales cedieron a mis órdenes

-¿Aburridos? – Dije en tono irónicocuando los dos soldados se giraron y con un solo movimiento de mismanos y con ayuda de la Fuerza ambos cayeron incoscientes al suelo.Sacando energía de no sé donde, supongo que la euforia de haberloconseguido tomé a Rey en brazos y salí de la celda destruyendo conla Fuerza la cámaras de seguridad. Como ya he dicho me conocía esanave como la palma de mi mano, sabía por dónde había vigilancia,por donde no, todos los atajos que utilizaba el personal de limpiezapara limpiar cada día la nave, así como conductos utilizados parael mantenimiento que la recorrían. Fue así como conseguimos llegaral hangar secundario, el cual solía utilizarse para las revisionesde las naves de todo tipo. Con la Fuerza ya completa en mí povoquéun cortocircuito en uno de los cazas que despistó a los soldados ymecánicos lo suficiente para poder salir del escondite que unascajas de objetos mecánicos me ofrecía y correr hacia una nave losuficientemente grande para poder entrar los dos. Senté a Rey en elasiento del copiloto y me senté en el piloto despegando todo lorápido que pude. Los soldados que estaban allí comenzaron adisparar y nada mas salir nosotros comenzaron con los cañones,preparé la nave para la entrada al hiperespacio deseando que nofuera una de las averiadas y por suerte obedeció. Me fijé como lapulsera de Rey, en mi bolsillo vibraba y emitía luz. Algo se me pasópor la cabeza. ¿Sería la forma de encontrar dónde se encontraba laResistencia? Debía llevar a Rey con ellos, aunque me apresaran. Nosería peor que la tortura de Hux

Caminos entrelazados (Reylo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora