Capítulo 25. Tratado de Bespin

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La reunión para la creación del Tratado de Paz comenzó en la sala de reuniones de la mina. A un lado de la mesa Amilyn, Poe y un teniente togruta, algo que me hizo recordar a Miara. Al otro lado, acompañándome, dos oficiales. Tomando nota de la reunión se encontraba un secretario de la instalación. Se suponía que debíamos llegar a unos acuerdos consensuados pero los 3 miembros de la Resistencia que se encontraban frente a mí sabían que tampoco estaban en disposición de pedir mucho, aunque yo estaba a su favor todo un ejército no lo estaba y no íbamos a conseguir mucho si ese ejército se ponía en mi contra.

-Nosotros pedimos solo una cosa. Libertad. Queremos un Senado activo.

-¿A qué os referís con activo? – Preguntó uno de los oficiales que me acompañaban.

-A poder tomar decisiones y que se tengan en cuenta.

-Con eso ya contaba – Afirmé – Necesito a alguien con experiencia alrededor.

-Un Senado activo y la liberación de los esclavos. Parte de mi familia fue forzada a trabajar para la Primera Orden. Mi mujer y mi hermana en las granjas que suministran de alimento, mi sobrino en las minas de Onoam y su hermana como juguetito vuestro, y ahora mismo estando eso en mi mano quiero que estén bien. – Su sobrina uno de nuestros juguetitos, no había muchas togrutas con nosotros, y menos aún con edad para poder ser la sobrina de un joven Teniente sin hijos.

-Miara estará bien, de ella me encargaré yo mismo – Respondí sin dudas de que era ella. En alguna ocasión me comentó sobre su familia.

-¿Cómo sabes quién es? – Su tono de voz sonaba entre sorprendido y confundido. Confirmándome mis sospechas.

-Lo sé y punto, no es un punto relevante en esta reunión. Nuestros puntos ya los conocéis, así que creo que no es necesario repetirlos.

-No obstante habrá que matizar la constitución del nuevo imperio con vuestras peticiones y con la formulación del Senado. – Explicó uno de mis acompañantes, más conocedor de legislación que yo. Los dos oficiales habían sido elegidos por motivos concretos, por sus conocimientos en diferentes materias que iban a serme útiles, así como su tendencia a la imparcialidad de quien liderara.

-Hay que hacerlo, – Afirmé – pero esta reunión es para acordar el fin de la guerra, no para constituir el nuevo gobierno definitivo. Además no tendría la cabeza para esas cosas ahora mismo. Con vuestro permiso y si no hay más peticiones ni comentarios por hacer que se quieran que queden en acta pido la lectura del documento para su firma – El secretario tomó el datapad con el documento que teníamos que firmar y lo leyó despacio, haciendo énfasis en los puntos importante. Como ya he mencionado iba claramente a nuestro favor, con puntos como el desarme de la Resistencia, pero no podíamos hacer más, ni quería. Amilyn y sus compañeros firmaron su conformidad y posteriormente mis oficiales y yo. – Pues con esto se da por finalizada la guerra. Se levanta la reunión – Me sentí raro diciendo esa frase que en los últimos meses tanto había oído a mi madre. Me levanté de la silla y salí del lugar.

-¿Porqué sabías quien es mi sobrina? – El togruta salió detrás de mí.

-¿Qué mas da de qué la conozca?

-Era tuya, ¿verdad? Por eso has puesto esa cara cuando he mencionado lo de mi sobrina. – Su tono mostraba enfado.

-Miara era mi asistenta, no... ¿como lo has llamado tú? Ah, sí,juguetito.

-Las de los otros oficialmente también se supone que son asistentas y se sabe que no lo son.

-Pues para mí sí. En el tiempo que estuvo conmigo podría haberse ido cuando hubiese querido, y no lo hizo. Sería por algo. Y no quiero más preguntas – Aceleré el pasó dirigiéndome hacia la zona médica. Quería preguntar por mi madre, y, con un poco de suerte, entrar a verla. Salí del pasillo y quedé mirando la pequeña habitación dónde se encontraba mi madre rodeada de aparatos que le medían las constantes vitales. – ¿Cómo está? – Pregunté al droide que se encargaba del funcionamiento de dichas máquinas.

-Tengo notificado casos peores, señor. Se recuperará, el peligro ya ha pasado.

-¿Podría entrar a verla?

-Nadie puede entrar, lo siento.

-Dejalo pasar – La voz del médico cereano se oía detrás de mí – A Leia le sentará bien sentir a su hijo cerca. – El droide, tras las palabras del médico se echó a un lado – Toma, ponte esto – Me dio una bata para colocarla encima de mi ropa. Abrió la puerta y entró conmigo – Tu madre está bien, Ben. Solo hazte la cuenta de que está durmiendo. La herida está cicatrizando sin problema, fue más superficial de lo que parecía al principio y de lo que pudo haber sido.

-Tengo que irme pero no quiero dejarla sola, no quiero que piense que me he ido por otras cosas... No la volvería a abandonar, me arrepiento de haberlo hecho años atrás – Tomé la mano de mi madre inconscientemente mientras hablaba. El dicho de que los lugares en los que eres mássincero son junto a las camas de los hospitales es cierto.

-No creo que lo hagas. Te quedo aquí con ella.

Caminos entrelazados (Reylo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora